
“El mercado logístico argentino está en los primeros pasos, pero ya se ven avances”, afirma Fabián. A partir de su amplia experiencia en logística, tanto nacional como internacional, analiza el panorama local: nuevas tecnologías aplicadas a los procesos operativos, comparativas con países vecinos, oportunidades de mejora y posicionamiento dentro del comercio internacional.
¿Cómo describirías las particularidades de Argentina desde una mirada logística?
La palabra que mejor lo describe es complejidad. Es un modelo complejo, con muchas restricciones, aún con carencias de infraestructura. Pero también con mucho por desarrollar. Necesitamos ampliar esa mirada, hacerla más liviana, para estar en estándares internacionales.
¿Qué lugar ocupa la especialización logística en tu trayectoria?
Yo inicié como despachante de aduana en el año 93. Después me transformé en una empresa de logística internacional: aéreo, marítimo y terrestre. A partir de la crisis de 2001 nos expandimos en América. Llegamos a tener 17 oficinas en diferentes países. A cada una le fuimos sumando logística doméstica, y eso armó un esquema complejo, porque cada segmento tiene su propia especialización.
El transporte internacional tiene sus particularidades, sus temporadas, su forma de operar. El doméstico se acopla, pero también tiene sus características. En Latinoamérica eso se acentúa por las restricciones. En 2014 vendí esa compañía, pero me quedé con la división doméstica. Por temas sindicales, muchas empresas internacionales prefieren no tomar esa parte. Nosotros, como somos locales, lo entendemos y lo gestionamos. Así se armó el grupo de empresas que hoy lidero: almacenamiento, transporte, última milla, primera milla. Cada una con su complejidad.
¿Cómo fue la experiencia de automatizar el centro de distribución?
Respondió a la necesidad de mayor productividad. Escalamos a un sistema moderno, con gestión automatizada y visión 360 del almacén. Fue un proyecto amplio: armamos equipos interdisciplinarios, con asesores, estudiamos los mejores layouts, los productos que más rotaban. El resultado fue un éxito. La productividad del centro aumentó casi un 200%, con procesos automatizados de lectura, rutas inteligentes, preparación de pedidos, rotación, vencimientos.
Ahora estamos en otro proyecto de automatización para logística de última milla. Es bastante novedoso para el mercado. La idea es escalar más volumen, mejorar tiempos, y aunque requiere personal calificado, te eleva los ratios de lo que podés producir. Automatizar procesos y gestión nos da mejores resultados.
¿Se calcula un repago de la inversión?
Las tasas de repago en este tipo de inversiones son menores a las de construir un depósito, que hoy están entre 7 y 8 años. Acá estamos hablando de 4 o 5 años, pero la decisión no está tan vinculada a eso, sino a la capacidad productiva que te aporta. Te posiciona mejor ante la competencia. Eso no tiene un valor calculable. Te permite acceder a más cuentas, a más volumen, a negocios más grandes. La máquina puede repagarse en 4 o 5 años, pero el otro valor es difícil de medir.
¿La automatización también mejora la recolección de datos?
Totalmente. Hoy estamos muy enfocados en inteligencia artificial y lo que pueda aportar. La recolección de datos se está simplificando mucho. En nuestros mercados ya existen soluciones de automatización total. El mercado logístico argentino está en los primeros pasos, pero ya se ven avances. Interfaces de datos, procesos que simplifican la operación, incluso para el usuario final. Vemos mejoras en los canales de última milla y ahora viene la parte puertas adentro: simplificar y automatizar.
La simplificación que se está viendo ayuda a estar más integrados, con procesos más simples. Pero todavía es muy incipiente. Hay camino por recorrer. Argentina necesita una integración más grande con la logística y el comercio internacional. Estamos en los primeros pasos.
¿Qué aprendizajes te dejaron estas experiencias?
Todo. Yo tengo una filosofía: aprender siempre del error. De los errores y también de los aciertos. Eso te permite calibrar, mejorar. El aprendizaje es seguir aprendiendo. Seguir siendo un entusiasta, con pasión. Trato de sacar siempre una experiencia. El aprendizaje es ese: no dejar de aprender nunca.
¿Cómo ves el nivel de desarrollo logístico de Argentina en relación con la región?
Muy bueno. Comparado con la región, muy bueno. Hay muchas soluciones disponibles, y no tan concentradas como en otros países. En algunos lugares hay pocas opciones. Brasil tiene muchas soluciones, jugadores fuertes por zonas, y un mercado desarrollado. Creo que Argentina está bien posicionada. Detrás de Brasil, sí, pero muy bien.

Tenés experiencia en logística internacional de vinos. ¿Qué particularidades tiene?
Es muy interesante. Tiene ciertas características: requiere cuidado especial, es sensible a las temperaturas. Hay mucha diversidad. Tenés vino a granel en contenedores de 26.000 litros, vinos embotellados, vinos de colección que viajan con certificados. También hay consolidación de productos de distintas regiones o productores hacia un mismo comprador.
Y no es solo el producto final: también los insumos, como barricas, corchos, etiquetas, maquinaria para la industria. Todo eso tiene sus propias características. Es un nicho dentro de la logística internacional, con pocos especialistas.
¿Las exportaciones de vino salen principalmente por Chile?
En mi experiencia, está casi 50 y 50. Buenos Aires también tiene un peso importante. Y ahora aparece Rosario como una alternativa interesante, aunque en menor proporción. Eso se da más por las conexiones marítimas que por la cuestión portuaria. Los tiempos de tránsito internacionales definen la elección, más allá de que salir por Buenos Aires sea un poco más caro.
¿Qué rol creés que tiene el comercio exterior en el desarrollo del país?
Es fundamental. El comercio exterior tiene que ser una política y hasta una marca país. Argentina tiene productos buenos y competitivos. Tenemos que ganar competitividad para que lleguen al mundo. Y el comercio exterior no es solo vender: también es comprar. Comprar lo mejor que necesitemos, vender lo mejor que tengamos. La integración del Comex es clave. Argentina tiene un potencial enorme. Tenemos que ser más competitivos, eficientes, modernos. Nos debemos ese debate.
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