
Este último año, el mercado argentino fue mejorando su atractivo para los agentes internacionales. Según Elena, “hay interés desde afuera, sobre todo en sectores como energía, minería y también en logística”. Pero para que ese interés se convierta en inversiones, es necesario que las empresas nacionales empiecen a pensar sus finanzas de formas más estratégicas.
¿Qué te motivó a comunicar las finanzas de forma accesible y clara?
Creo que en las finanzas y la economía muchas veces sentimos que, si bien sabemos a cuánto está la inflación o el dólar, no entendemos cómo nos impacta directamente. Empecé a notar una brecha muy grande entre lo que se comunica y lo que la gente realmente comprende. Incluso quienes querían invertir, primero tenían que resolver sus finanzas personales.
Vi que había un nicho de personas que se sentían identificadas con una forma más sencilla de explicar las cosas, sin tecnicismos, de igual a igual. Yo también tengo que manejar finanzas, buscar herramientas para mi empresa. Entonces, hacerlo fácil, hablar en llano y dar herramientas del día a día fue lo que me impulsó.
¿Cuáles son los errores más comunes al momento de invertir?
Uno de los errores principales es invertir sin saber para qué. No se define el objetivo ni cuánto tiempo se va a dejar el dinero. Tampoco se calcula bien qué se puede ahorrar. Entonces se termina sacando la inversión antes de tiempo, o ganando poco.
Otro punto clave es la falta de educación financiera. No es algo que tengamos la culpa, simplemente no la recibimos desde chicos. Hay que hacerse cargo de las finanzas, mirar los números, establecer objetivos, saber qué riesgo se puede asumir. Son cosas básicas, pero cuando te sentás a hablar con alguien, muchas veces no lo tienen claro. Incluso en empresas grandes.
¿Cómo suelen invertir las empresas y qué papel cumple el mercado de capitales?
Las pymes en Argentina suelen ser conservadoras. El financiamiento muchas veces viene del capital propio o del sistema bancario. Pero hay otras opciones: emitir títulos de deuda, descontar cheques en el mercado de capitales. Son herramientas complementarias que optimizan el uso del dinero.
Algunas empresas dicen: “yo no me endeudo, uso mi plata y estoy tranquilo”. Pero a veces tomar deuda a una tasa baja y poner ese dinero a rendir puede ser más rentable. Lo financiero tiene que ser una palanca para el negocio real. Si hay una oportunidad, como financiarse barato y colocar esa plata con una tasa mejor, eso ayuda a sortear momentos de baja rentabilidad.
Lo importante es tener asesoramiento. El dueño no puede estar en todo: vender, resolver la logística, atender al cliente. Tenés que buscar aliados en cada sector.
¿Qué obstáculos enfrentan las empresas que quieren atraer inversión del exterior?
En este tiempo, las inversiones externas estuvieron bastante frenadas. Lo que se vio generalmente fue el propio empresario invirtiendo más en su negocio. Pero creo que eso va a cambiar. Hay interés desde afuera, sobre todo en sectores como energía, minería y también en logística.
Argentina empieza a posicionarse distinto, y eso genera oportunidades. Pero para que una empresa reciba inversión tiene que tener sus números ordenados. Y ahí surge un problema: los balances muchas veces no reflejan la realidad del negocio.
Entonces hay que hacer una estrategia. Aunque la carga impositiva sea alta, hay que pensar cómo mostrar que la empresa es atractiva para un inversor: desde traer un socio hasta financiarse o incluso planear una salida. Eso todavía no arrancó fuerte, pero puede pasar de 2026 en adelante.

¿Cómo impacta la infraestructura y la logística en esas oportunidades?
Es una de las patas que no se puede subestimar. Así como hay que mirar las finanzas, hay que mirar muy bien la logística. Si vendés un producto y subestimás los costos logísticos, podés perder dinero o quedar fuera del negocio.
A veces no se evalúan alternativas y se sigue con lo clásico. Pero hay zonas donde no tenés las mismas opciones logísticas que en otras provincias. Y si viene un desarrollo minero, energético o de alguna industria en particular, tenés que estar preparado. La logística no es un tema menor. Puede hacer que crezcas o que pierdas una oportunidad. Si no llega el producto a tiempo, en forma y con costos razonables, se cae todo.
¿Qué debería tener en cuenta una pyme que empieza a exportar para protegerse financieramente?
Durante años, el dólar alto o la inflación tapaban muchos problemas. Ahora ese margen ya no está. Entonces hay que pensar en escenarios: ¿qué pasa si el tipo de cambio se mantiene? ¿Si los costos suben más?
Muchas empresas empezaron a ajustar: limpiar costos, elegir mejor a los clientes, focalizarse en ese 20% que genera el 80% de los ingresos. También analizar qué hacer con los excedentes. Y algo fundamental: saber cuánto está subiendo tu estructura todos los meses. Muchas veces no se tiene claro cuál es la “inflación” interna de la empresa.
También trabajo con equipos financieros para mejorar esa gestión: colocar mejor los fondos, tener un mapa de financiamiento, reducir el costo financiero total. Saber hasta cuánto endeudarse. Son datos accesibles, pero que se pierden en la vorágine del día a día. Y ahí está la diferencia entre subsistir o no.
¿Qué experiencia tenés con empresas de logística o comercio exterior?
Trabajo con varias. En los últimos años fue un mercado muy volátil para ellas. Las que mejor se adaptaron fueron las que supieron manejar sus finanzas, cubrirse cuando había excedentes, evaluar bien el riesgo al vender en el mercado interno o externo, y usar las herramientas disponibles. El mercado de capitales como complemento, los bancos, evitar el descubierto, todo eso cuenta.
Además, muchas nacieron para atender a una sola industria y hoy están diversificándose. Porque no se diversifica solo la inversión, también se diversifica el tipo de cliente. Si estás solo en alimentos, o solo en energía, corrés mucho riesgo. Entonces muchas empezaron a ofrecer servicios a distintas industrias. Como en las finanzas: no podés tener todo en un solo lugar.
En finanzas siempre hay algo que se puede mejorar. Si no querés o no podés ocuparte, buscá a alguien que lo haga bien. Te va a hacer ganar plata y también evitar pérdidas.
Así como se presta atención a la parte impositiva, hay que hacerlo con la parte financiera. Armate un mapa, planteate objetivos. No para especular, sino para cuidar el bolsillo, pagar sueldos a tiempo y abrir la persiana todos los días. Para mí, las finanzas no son una opción. Tienen que estar sí o sí en cada persona y en cada empresa.
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