Del plan al imprevisto: cómo mantenerse flexible sin perder de vista al cliente

Nazareno Columba, supervisor en comercio exterior de una empresa automotriz japonesa, comparte cómo, en un entorno global cambiante, la capacidad de adaptación se vuelve tan clave como la planificación

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Nazareno Columba es supervisor en comercio exterior de una empresa automotriz japonesa (Foto: Movant Connection)

La gestión del comercio exterior implica mucho más que seguir un plan: exige interpretar señales, anticiparse a lo inesperado y actuar con rapidez. En diálogo con Movant Connection, Nazareno explora cómo la flexibilidad operativa y el foco en el cliente final se convierten en ejes clave para tomar decisiones estratégicas.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentás habitualmente en tu trabajo?

Los desafíos son diversos y aparecen todos los días. Trabajo con mucha planificación, pero también con contextos que cambian todo el tiempo: globales, locales, económicos, logísticos. Hay que estar al tanto de lo que pasa en la economía, en una ruta, en el mercado de commodities. Tener un pantallazo general te permite generar alertas y ser flexible para tomar decisiones que ayuden tanto al equipo como a la organización.

¿Cómo describirías tu responsabilidad dentro del área de comercio exterior?

Estoy a cargo de la gestión de importaciones y exportaciones, aunque mi foco está en la importación de insumos productivos. Coordinamos toda la logística necesaria para abastecer la producción en masa, y también para la entrega de productos terminados. Trabajo en contacto con las áreas de finanzas, producción y ventas para cumplir los objetivos y lograr que los productos lleguen al usuario final en tiempo y forma.

¿Quiénes son los actores clave en una buena gestión de comercio exterior?

Los proveedores y los equipos de trabajo. Tener variedad de proveedores, de distintas características, permite encontrar soluciones más flexibles o creativas. Algunos son más estructurados, otros más ágiles, y eso enriquece la toma de decisiones. También es clave contar con equipos capacitados, curiosos, que cuestionen y compartan información. Para mí, la curiosidad es fundamental: no dar nada por sentado te obliga a pensar mejor y adaptarte rápido cuando cambia algo.

Para Nazareno, frente a un
Para Nazareno, frente a un contexto desafiante y dinámico, "es clave contar con equipos capacitados, curiosos, que cuestionen y compartan información" (Foto: Shutterstock)

¿Con qué tipo de proveedores te vinculás actualmente?

Con proveedores logísticos, tanto internacionales como locales, despachantes, estudios aduaneros, agentes de carga, empresas de monitoreo, y también con terceros organismos con los que tenemos vínculos importantes para nuestra operación.

¿Qué rol tiene hoy la tecnología en tu área?

La tecnología está avanzando mucho. Hay herramientas que ofrecen los proveedores para rastrear embarques, conocer fechas clave, mejorar la trazabilidad. Hay que conocerlas, preguntar, ver si las podés usar. A veces, podés plantear una necesidad concreta y ellos adaptan sus herramientas. También se está empezando a ver mucho sobre inteligencia artificial. Pero ahí hay que tener cuidado: proteger la confidencialidad de los datos y ser prudentes en cómo se usa la información.

¿Cómo combinás planificación con flexibilidad operativa?

La planificación es el inicio y el final. Desde ahí arrancás, delegás, tomás decisiones. Cada área tiene su expertise, y es clave que todos compartamos la información para aportar desde distintos ángulos. Pero después, cuando una operación se concreta, ahí ves el resultado. Y eso te vuelve a abrir el camino para una nueva planificación. Porque siempre puede pasar algo inesperado. El año pasado, por ejemplo, hubo una situación en el Canal de Suez que retrasó operaciones 20 o 30 días. Eso cambió todo. Entonces, la flexibilidad es fundamental. Todo cambia: las regulaciones, el clima, el escenario mundial. Hay que saber adaptarse rápido.

¿Cómo ves hoy la conectividad de Argentina con el mundo?

Creo que estamos un poco más conectados, pero siempre hay que estar atentos. A nivel global hubo cambios importantes en la logística. Hay tensiones comerciales que generan nuevas dinámicas económicas. Por ejemplo, si sube el petróleo, suben los costos de transporte. Eso impacta directamente en nuestros costos, y hay que prever cómo va a influir en el precio final del producto. Entender ese panorama es clave para anticiparse y buscar oportunidades.

¿Cómo describirías la gestión aduanera y documental en el país?

Es fundamental apoyarse en expertos. Si vas a importar algo, tenés que saber qué regulaciones aplican, qué documentos necesitás, a qué organismo hay que notificar. A veces dejás de traer un producto, pero esa información la tenés que guardar. Cada producto es un mundo. Entonces, armar una biblioteca interna, un backup de conocimiento, es clave. Y siempre estar atento a los cambios, aunque no estés operando con ese producto. Porque si algo se flexibiliza, puede abrir una nueva oportunidad.

¿Te gustaría destacar algo sobre el rol del profesional en comercio exterior?

A veces pensamos que nuestro trabajo es solo traer un contenedor, pero no es así. Hay que buscar tarifas, servicios, mejoras en tiempos y costos. Conocer al usuario y al producto es clave. En mi caso, el usuario de motos es muy pasional. Espera algo que le genera una sensación. Si no lo entendés, te perdés de mucho. Y si no existiera ese usuario, no existiría el gestor de comercio exterior, ni el vendedor, ni el equipo de finanzas. Por eso, no tenerlo en cuenta sería un gran error.