Visibilidad y movilidad: cómo funciona la logística en el día internacional del orgullo

La celebración del 28 de junio moviliza a millones de personas en todo el mundo, y también a un sistema logístico que debe adaptarse para garantizar abastecimiento, seguridad y conectividad durante las marchas

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En algunas ciudades, el uso
En algunas ciudades, el uso de camiones decorados dentro de la marcha ha dado lugar a una práctica común: la contratación de unidades tipo “party truck” (Ilustración: Movant Connection)

Cada 28 de junio, las principales ciudades del mundo se tiñen de colores y se convierten en epicentro de movilizaciones multitudinarias por el Día Internacional del Orgullo LGBT. Detrás de cada bandera, escenario o desfile, existe una estructura logística compleja que se pone en marcha semanas antes, y que impacta directamente en la movilidad, el comercio y el abastecimiento urbano.

Aunque pocas veces se visibiliza, la logística cumple un rol clave para que estas movilizaciones masivas sean posibles. Desde la provisión de infraestructura temporal, como baños químicos, escenarios móviles y equipos de sonido, hasta el abastecimiento de agua, alimentos y merchandising, los proveedores logísticos deben satisfacer una demanda atípica y altamente concentrada.

Sin embargo, no todos los países realizan su marcha principal el 28 de junio. Aunque esa fecha concentra actos conmemorativos a nivel internacional, en países como Argentina el evento central suele desarrollarse en noviembre, lo que responde a cuestiones climáticas, históricas y organizativas. Esta diferencia también influye en la planificación logística, que debe adaptarse a calendarios propios y a contextos locales diversos.

Un evento global con impacto logístico local

Ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México, Madrid, São Paulo y Nueva York encabezan los rankings de convocatoria, movilizando a cientos de miles de personas en un solo día. Solo en Buenos Aires, en 2024, se estimó una asistencia de más de 300 mil personas durante la marcha principal, lo que implicó rediseñar rutas de transporte, coordinar cortes de calle y establecer zonas seguras de carga y descarga en el microcentro porteño.

En Madrid, el “Orgullo Estatal” reúne año a año a más de un millón de personas y se extiende durante varios días, lo que implica coordinar la instalación y desmontaje de decenas de escenarios móviles, pantallas LED, sistemas de sonido y estructuras desmontables. São Paulo, por su parte, concentra uno de los desfiles más grandes del mundo, con carrozas temáticas que recorren la Avenida Paulista durante más de 12 horas seguidas. Esta logística requiere no solo transporte especializado, sino también sistemas de refrigeración móvil, provisión de alimentos, bebidas y acceso sanitario para miles de personas.

En Nueva York, el despliegue incluye múltiples eventos simultáneos en distintos distritos. La necesidad de movilidad segura para los participantes y la coordinación entre equipos de montaje, limpieza, seguridad y emergencia obliga a un trabajo interagencial sincronizado, con apoyos logísticos desde días previos y operativos de limpieza y restitución de mobiliario urbano inmediatamente después del evento.

En este contexto, los servicios logísticos deben reinventarse para operar bajo condiciones excepcionales: tránsito cerrado, concentración de personas, ruido ambiental y la necesidad de respetar la temporalidad del evento. Muchos prestadores se preparan específicamente para el Orgullo con rutas alternativas, equipos de apoyo y flotas adaptadas.

Transporte y visibilidad: una logística “en escena”

En algunas ciudades, especialmente en Latinoamérica, el uso de camiones decorados dentro de la marcha ha dado lugar a una práctica común: la contratación de unidades tipo “party truck”, que permiten a colectivos de personas, organizaciones o artistas participar activamente del recorrido. Estos camiones requieren permisos especiales, coordinación con seguridad local y una planificación precisa para ingresar y salir del recorrido sin inconvenientes.

Además, se requiere transporte específico para materiales visuales y técnicos: estructuras, pantallas LED, generadores eléctricos y plataformas móviles. Todo esto no solo se transporta, sino que se instala y desmonta en tiempos récord, lo que implica una cadena de trabajo intensa y bien sincronizada.

Detrás de cada bandera, escenario
Detrás de cada bandera, escenario o desfile, existe una estructura logística compleja que se pone en marcha semanas antes (Foto: Shutterstock)

Abastecimiento y planificación para zonas clave

Los barrios cercanos a los puntos neurálgicos de las movilizaciones también deben prepararse. Comercios, restaurantes y kioscos suelen reforzar su inventario de bebidas, alimentos rápidos y productos de primera necesidad, ante la expectativa de mayor afluencia. Esto genera una demanda inusual y temporal que obliga a los proveedores a anticiparse.

En algunos casos, se implementan centros logísticos temporales para el aprovisionamiento rápido en zonas de difícil acceso por los cortes viales. Las aplicaciones de entrega ajustan sus zonas de cobertura o modifican horarios, y los sistemas de recolección de residuos se adaptan al cronograma del evento.

Más allá de un día

Si bien el 28 de junio es el epicentro de la celebración, el impacto logístico se extiende durante varios días antes y después. La preparación puede iniciar una semana antes, mientras que la limpieza, recolección y desmontaje suelen continuar al menos 24 horas después del evento.

A nivel global, este tipo de eventos también sirve como indicador para evaluar la capacidad de adaptación del sistema logístico frente a situaciones excepcionales, reforzando la necesidad de una planificación flexible y sensible a los contextos culturales y sociales.