
El puerto de Los Ángeles, considerado el mayor centro de operaciones marítimas de Estados Unidos, acaba de registrar su volumen de carga más bajo en los últimos 24 meses. Con una contracción superior al 20% respecto del mismo período del año anterior, la situación no solo pone en alerta al sistema logístico estadounidense, sino también al comercio exterior que depende de este eje estratégico para conectar Asia con América.
Si bien se esperaba una leve desaceleración estacional, los datos correspondientes a mayo superaron todas las proyecciones. La caída en el movimiento de contenedores, tanto de importación como de exportación, refleja tensiones acumuladas en las cadenas de suministro y un escenario comercial global atravesado por la incertidumbre.
Una referencia para el comercio transpacífico
El puerto de Los Ángeles no es simplemente una terminal portuaria. Se trata del principal punto de ingreso de mercancías asiáticas a Estados Unidos, y cumple un rol clave como bisagra entre los flujos comerciales del Pacífico y los principales centros de consumo e industria de América del Norte. Por lo tanto, cada fluctuación en su actividad tiene un efecto inmediato en los precios, la disponibilidad de productos y la planificación logística de miles de empresas.
Con más de 9 millones de TEUs (contenedores de 20 pies) gestionados anualmente, su infraestructura actúa como un termómetro del dinamismo económico internacional. El declive registrado en mayo no solo preocupa a operadores logísticos y exportadores norteamericanos, sino también a sus socios en Asia y América Latina.
Factores que explican la contracción
Entre las causas identificadas, se pueden encontrar una combinación de factores coyunturales y estructurales. Por un lado, la desaceleración del consumo estadounidense, especialmente en bienes durables, ha reducido la necesidad de importaciones. Por otro lado, se mantienen los efectos de la reorganización global de las cadenas de suministro iniciada durante la pandemia, profundizada ahora por conflictos geopolíticos y nuevas medidas comerciales.
En ese marco, los aranceles aplicados por EEUU a productos con componentes de inteligencia artificial provenientes de Asia también influyeron en la caída del volumen de carga en mayo.
Además, el incremento de los costos logísticos, sumado al desvío de rutas marítimas por la crisis en el mar Rojo, provoca que muchas empresas tiendan a rediseñar sus itinerarios, incluso si eso implica mayores plazos y nuevas escalas.
Otro factor clave es la crisis hídrica en el canal de Panamá, que complica la logística intermodal entre costas y afecta directamente a las cargas que solían integrarse a los circuitos operativos del puerto de Los Ángeles. Frente a este escenario, varios operadores están optando por puertos alternativos en México y Canadá para reducir riesgos.

Impactos regionales y globales
La disminución del volumen de carga ya tiene efectos en distintos niveles. En lo operativo, empresas de transporte terrestre, ferroviario y almacenaje tendrán que replantear estrategias ante la menor rotación de mercancías. En lo financiero, la baja en la demanda genera presión sobre ingresos de terminales, operadores logísticos y transportistas, afectando toda la cadena.
En América Latina, la situación también genera preocupación. Países como México, Chile, Perú y Colombia utilizan los puertos de la costa oeste estadounidense como plataformas logísticas para distribuir productos hacia el interior del continente. Una ralentización en Los Ángeles puede traducirse en demoras, sobrecostos y problemas de coordinación.
Asimismo, importadores latinoamericanos que dependen de insumos asiáticos podrían enfrentar una menor frecuencia de arribos y un encarecimiento de los fletes internacionales.
Un freno que reconfigura el escenario logístico
La disminución del volumen de carga en el principal puerto de Estados Unidos refleja una serie de factores estructurales y coyunturales que afectan el comercio internacional. La combinación de nuevas medidas arancelarias, crisis en rutas estratégicas y reconfiguración de cadenas de suministro genera impactos concretos en la planificación logística, los costos operativos y la disponibilidad de bienes. En un sistema global altamente integrado, situaciones de este tipo en nodos logísticos centrales alteran el funcionamiento de toda la red comercial.
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