Tras el Día del Medioambiente, la logística se enfrenta al desafío de contaminar menos y moverse mejor

El transporte de carga genera el 16% de las emisiones globales. Mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental es clave para garantizar salud, abastecimiento y precios estables

Guardar
La actividad logística impacta directamente
La actividad logística impacta directamente en la calidad del aire, el costo de vida y la salud pública. Optimizar rutas y renovar flotas son desafíos urgentes para reducir su huella (Ilustración: Movant Connection)

Con la reciente conmemoración del Día Mundial del Medioambiente, se renueva la atención sobre el impacto ambiental del sistema logístico. El transporte de productos desempeña un rol central en la dinámica económica global y en las condiciones de vida, ya que influye directamente en la economía, la salud pública y la sostenibilidad.

Cada producto que llega al consumidor final —desde alimentos y medicamentos hasta indumentaria o dispositivos electrónicos— atraviesa múltiples etapas. Este entramado de transporte y distribución es fundamental para el abastecimiento cotidiano, pero también constituye una de las principales fuentes de emisiones contaminantes a nivel mundial.

De acuerdo con datos de la International Road Transport Union (IRU), el transporte de carga por carretera representa aproximadamente el 16% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esta proporción posiciona al sector como uno de los que requiere transformaciones urgentes. Si bien en los últimos años se han implementado medidas orientadas a la sostenibilidad, los desafíos estructurales persisten.

¿Cuál es la relación entre el cambio climático y la logística?

La logística es uno de los sectores que más contribuye al impacto ambiental global. Las rutas colapsadas, el consumo sostenido de combustibles fósiles, los modelos de distribución poco eficientes y la escasa inversión en infraestructura verde intensifican las emisiones contaminantes.

Estas condiciones no solo afectan al ambiente, sino que también tienen consecuencias directas en la vida cotidiana: el aumento del costo de vida, la calidad del aire y los precios finales de los productos están estrechamente vinculados a estas problemáticas.

La forma en que se transportan los bienes incide tanto en la economía de los hogares como en la salud de las personas. La congestión vehicular urbana, provocada en parte por vehículos de carga con recorridos mal planificados, también contribuye al incremento de las emisiones en los principales centros urbanos.

Transporte aéreo y sostenibilidad ambiental

En términos de emisiones por unidad transportada, el transporte aéreo de carga presenta uno de los índices más elevados. Aunque representa una fracción menor del volumen total de carga movilizada a nivel mundial, su impacto ambiental es significativo. En 2025, apenas el 0,7 % del combustible utilizado en aviación provino de fuentes sostenibles, de acuerdo con datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

Este contexto plantea un desafío considerable para alcanzar los objetivos de descarbonización del sector. Si bien se han desarrollado alternativas como los combustibles sostenibles para aviación (SAF) y tecnologías de eficiencia operativa, su adopción enfrenta barreras estructurales, entre ellas la escasa disponibilidad y los altos costos de producción.

El uso de tecnologías más
El uso de tecnologías más limpias en el transporte de productos puede reducir significativamente las emisiones contaminantes. La transformación logística es central en la agenda ambiental (Foto: Shutterstock)

Estrategias para una logística más sustentable

Distintos organismos internacionales coinciden en que el sistema logístico debe avanzar hacia un modelo multimodal, digital y con baja huella de carbono. Esto implica una mayor articulación entre diferentes modos de transporte, como el ferroviario y el fluvial, además de la incorporación progresiva de vehículos eléctricos o híbridos.

Una de las claves es la optimización de los recorridos y de la carga transportada, con el objetivo de evitar trayectos innecesarios y reducir las emisiones. La IRU (International Road Transport Union) ha instado recientemente a los países a acelerar la inversión en infraestructura sostenible y a establecer marcos normativos que promuevan una transición coordinada a nivel global.

Algunas regiones ya comenzaron a implementar zonas de bajas emisiones, a incentivar la renovación de flotas y a desarrollar corredores logísticos más eficientes desde el punto de vista ambiental.

Participación ciudadana y consumo responsable

Más allá de las decisiones institucionales y empresariales, la sostenibilidad logística también se ve condicionada por las prácticas cotidianas de las personas. Comprar productos de cercanía, agrupar entregas, evitar pedidos urgentes innecesarios y exigir mayor transparencia en los procesos de distribución son acciones que pueden reducir el impacto ambiental del consumo.

El auge del comercio electrónico plantea un nuevo desafío: equilibrar la inmediatez de las entregas con la necesidad de minimizar la huella de carbono. En ese contexto, la sensibilización en torno a estos temas se vuelve una herramienta clave para fomentar decisiones de compra más sostenibles.

Logística verde y costos operativos

Uno de los debates actuales en torno a la transición logística es el posible aumento de costos. La implementación de tecnologías más limpias, en efecto, puede requerir inversiones iniciales elevadas. Sin embargo, distintos estudios demuestran que, a mediano y largo plazo, la eficiencia energética, la automatización y la reducción de emisiones generan una disminución significativa en los costos operativos.

Asimismo, existe una tendencia creciente por parte de los consumidores, especialmente entre los más jóvenes, a priorizar productos con trazabilidad ambiental. Esto posiciona a la logística sustentable en un diferencial competitivo y no solamente en una respuesta a los desafíos climáticos.