La carga aérea en alerta por falta de aviones, costos crecientes y urgencia ambiental

De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), a pesar del crecimiento de la demanda, el sector lucha con demoras en entregas, procesos obsoletos y baja producción de combustible sostenible

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El sector, que transporta 69
El sector, que transporta 69 millones de toneladas de carga por año alrededor del mundo, enfrenta retos profundos que amenazan su sostenibilidad y eficiencia futura (Foto: Shutterstock)

En la 81ª Asamblea General Anual de la IATA, su director general, Willie Walsh, alertó sobre las graves limitaciones que afectan al transporte aéreo de cargas, desde cuellos de botella en la fabricación de aeronaves hasta la urgencia de adoptar estándares digitales y avanzar con mayor decisión hacia la sostenibilidad.

En un contexto de recuperación pospandemia y aumento progresivo de la demanda, el transporte aéreo de cargas atraviesa tensiones estructurales que amenazan su sostenibilidad y eficiencia futura. Así lo advirtió el ejecutivo de IATA, durante su discurso en la 81.ª Asamblea General Anual, celebrada en Nueva Delhi.

Actualmente, el sector transporta 69 millones de toneladas de carga por año, lo que representa cerca de un tercio del comercio mundial en valor. Sin embargo, los retos que enfrenta son profundos: desde la escasez de aeronaves y la falta de infraestructura adecuada, hasta la lentitud en la adopción de estándares digitales y la presión para descarbonizar el sector.

Infraestructura limitada y demoras críticas

Uno de los puntos más preocupantes del informe de IATA es el colapso en la cadena de suministro de aeronaves. La industria enfrenta un retraso en la entrega de 17.000 unidades, lo que equivale a una espera promedio de 14 años desde el pedido hasta la entrega. Este cuello de botella no solo limita el crecimiento de la oferta, sino que encarece los costos operativos, especialmente en la aviación de carga, donde el acceso a flotas modernas y eficientes es esencial para mantener la competitividad.

Además, el 3,8% de la flota actual —aeronaves con menos de 10 años de antigüedad— se encuentra almacenada, lo que triplica el promedio anterior a la pandemia. Para Walsh, esto impacta directamente en la capacidad de respuesta del transporte aéreo de cargas ante el crecimiento del comercio electrónico y las cadenas de suministro just-in-time.

En paralelo, muchas regiones carecen aún de la infraestructura aeroportuaria necesaria para sostener un crecimiento sostenido. Aunque se celebran avances en mercados emergentes como India, Marruecos, Vietnam y América Latina —con proyectos en marcha en ciudades como Buenos Aires, São Paulo y Lima—, el panorama europeo genera preocupación. IATA denuncia que, en países como los Países Bajos, se reducen capacidades aeroportuarias bajo argumentos medioambientales sin considerar alternativas viables ofrecidas por las aerolíneas, lo que atenta contra la competitividad y la conectividad regional.

La industria enfrenta un retraso
La industria enfrenta un retraso en la entrega de 17.000 unidades, lo que equivale a una espera promedio de 14 años desde el pedido hasta la entrega (Foto: Shutterstock)

Hacia una digitalización real

Más allá de los desafíos físicos, el transporte aéreo de cargas enfrenta una deuda histórica con la eficiencia de sus procesos. Aunque los aviones han evolucionado rápidamente, la documentación que los acompaña muchas veces aún se gestiona con tecnologías obsoletas y sistemas fragmentados.

En ese marco, IATA promueve el estándar global ONE Record, que permitirá consolidar en una sola fuente de verdad los datos que recorren toda la cadena logística. Su lanzamiento global está previsto para enero de 2026, pero para que tenga impacto real, será necesario que tanto el sector privado como los gobiernos lo adopten de forma masiva.

El objetivo: permitir un flujo de información ágil, trazable y seguro, desde el momento en que se reserva un envío hasta su entrega final. Esto no solo permitirá cumplir con normativas aduaneras cada vez más exigentes, sino también reducir los tiempos de espera, los costos operativos y los errores humanos. En palabras de Walsh, se trata de “una medida crítica en tiempos de complejidad comercial creciente”.

La sostenibilidad, un compromiso que no puede postergarse

Si bien la digitalización es clave, el desafío más urgente que enfrenta el transporte aéreo de cargas es la descarbonización del sector. IATA mantiene su compromiso de alcanzar emisiones netas cero para 2050, y estima que el 65% de esa meta se logrará mediante el uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, la producción de SAF es aún incipiente: en 2025 se prevé que se alcancen apenas 2 millones de toneladas, lo que representa solo el 0,7% de las necesidades globales de combustible del sector. La falta de incentivos fiscales y la retirada o dilación de inversiones clave por parte de grandes proveedores están ralentizando el progreso.

Walsh fue tajante al denunciar lo que calificó como “la gran estafa verde” de la Unión Europea: un mandato de mezcla de SAF que aumentó los costos sin incentivar la producción. También criticó que la mayoría de los gobiernos haya fallado en la creación de marcos regulatorios eficientes para facilitar la transición energética de la industria.

En este contexto, CORSIA, el esquema global de compensación de emisiones para la aviación, sigue siendo una herramienta clave. Sin embargo, necesita una mayor participación estatal. Hasta el momento, Guyana es el único país que ha certificado créditos de carbono para compra por parte de aerolíneas.

Conectividad global en riesgo

El mensaje de IATA es claro: la industria aérea de cargas es esencial para la economía global, pero enfrenta un conjunto de amenazas que, de no abordarse con urgencia, limitarán su desarrollo.

Desde el punto de vista económico, las previsiones para 2025 anticipan ingresos globales por 979 mil millones de dólares y una ganancia neta de 36 mil millones. Sin embargo, esto representa apenas un margen del 3,7%, muy por debajo del de otras industrias, y en el caso de la carga aérea, se espera incluso una caída de los ingresos por la desaceleración del PIB global y la creciente fragmentación comercial.

El futuro del transporte aéreo de cargas dependerá de tres factores clave: soluciones industriales rápidas ante el colapso de suministros, un cambio real en la gestión digital de los procesos logísticos, y una acción conjunta —no solo de las aerolíneas— para alcanzar los objetivos climáticos sin comprometer la competitividad.

En palabras de Walsh, “volar es libertad, pero también es responsabilidad”. Para sostener esa libertad, hace falta actuar hoy.