
“Si una máquina se queda sin un repuesto clave, toda la operación se paraliza, lo que genera pérdidas significativas”, advierte Sebastián Parmo. En un sector donde la planificación es esencial, Sebastián señala que el comercio exterior y la logística desempeñan un rol central en la importación de insumos y la optimización de cada eslabón de la cadena productiva.
¿Cómo se vincula la industria argentina de autopartes con el comercio exterior?
El comercio exterior es clave en la producción de autopartes porque se trabaja con insumos provenientes de distintas partes del mundo. Por ejemplo, en el caso de la empresa en la que trabajo, importamos materiales productivos desde Alemania, Turquía, Estados Unidos, Austria, China, España e Italia, entre otros países. Estos insumos son fundamentales para fabricar baterías que luego abastecen a la industria automotriz.
El proceso comienza con el reciclado de baterías usadas, donde se separan plomo y plástico para ser reutilizados. Luego, los materiales importados se integran en la producción. La fabricación está dividida en dos plantas: en la primera se producen las placas y la carcasa, y en la segunda se ensamblan las baterías, se cargan con ácido y se sellan.
¿Cómo es la gestión operativa de las compras internacionales?
La decisión de compra proviene de la gerencia, y yo me encargo de la operatoria. Recibo el requerimiento y contacto a los proveedores para solicitar cotizaciones. Con el tiempo, ya sabemos a quién pedir cada insumo, lo que facilita el proceso. Si la cotización es aprobada, realizamos la orden de compra y coordinamos la logística con el forwarder y el despachante de aduana.
Una vez que el proveedor tiene lista la carga, organizamos el pick-up, la clasificación y el despacho, donde la comunicación con los distintos actores es fundamental para asegurarnos de que todo esté en orden. Si el envío incluye productos peligrosos o químicos, informamos a seguridad e higiene para que tomen las precauciones necesarias.
¿Cuál es la importancia de la comunicación en la cadena logística?
Es fundamental que todos los involucrados en el proceso estén al tanto del estado de la carga. En los correos electrónicos se copian a todos los actores: forwarders, despachantes, proveedores y la logística interna de la empresa. Esto permite hacer un seguimiento detallado de cada operación.
El mail es el canal formal y nos sirve como respaldo ante cualquier inconveniente. Sin embargo, también utilizamos llamadas telefónicas para resolver situaciones urgentes. En cuanto a WhatsApp lo usamos solo en casos específicos, como cuando hay problemas con la carga o se necesita una respuesta inmediata. En comercio exterior, siempre puede surgir un imprevisto, y la rapidez en la resolución es clave para evitar retrasos que puedan generar pérdidas económicas o afectar la producción.
¿Cómo se eligen los proveedores y forwarders adecuados?
La confianza es un factor determinante. Hay proveedores con los que prefiero no trabajar porque no cumplen con los plazos o no son transparentes en la comunicación. En cambio, hay otros que, si surge un inconveniente, nos informan claramente qué pasó y cómo solucionarlo. Esa honestidad es clave para gestionar mejor los tiempos y evitar problemas.
Con los forwarders sucede lo mismo. Cuando comenzamos a trabajar con uno nuevo, organizamos una reunión para conocer a todos los involucrados. Tener una relación directa con quienes gestionan las cargas ayuda a generar confianza y facilita la comunicación en caso de urgencias.

¿Qué medios de transporte utilizan y cómo definen cuál es el más adecuado?
Dependiendo del tipo de carga y la urgencia, utilizamos distintos medios de transporte. Para repuestos y materiales urgentes, recurrimos al transporte aéreo, que nos permite recibirlos en aproximadamente dos semanas, siempre que haya stock disponible. Si el repuesto debe fabricarse, el proceso se extiende, pero sigue siendo la opción más rápida.
El transporte marítimo lo usamos para materiales productivos en grandes volúmenes. Por ejemplo, cuando importábamos separadores de fibra para baterías, los recibíamos en contenedores completos. Sin embargo, es el medio más impredecible en cuanto a tiempos: un envío desde Estados Unidos puede tardar entre 30 y 40 días, mientras que desde China puede superar los 60 días, dependiendo de los trasbordos y los trámites aduaneros.
Últimamente, hemos incorporado el transporte terrestre especialmente para importaciones desde Brasil. Con los cambios en la política comercial, se ha vuelto más competitivo traer baterías desde ese país, desde donde los camiones llegan en aproximadamente cinco o seis días, excluyendo demoras aduaneras.
¿Qué impacto tiene la logística y el comercio exterior en la producción automotriz?
Es una gran responsabilidad, porque el abastecimiento de insumos y repuestos es determinante para que las líneas de producción no se detengan. Si una máquina se queda sin un repuesto clave, toda la operación se paraliza, lo que genera pérdidas significativas. Por eso, la rapidez en la gestión y la capacidad de resolver imprevistos son esenciales en este sector.
La gestión del comercio exterior y la logística en la industria automotriz es un proceso complejo donde cada detalle cuenta. Desde la selección de proveedores hasta la coordinación del transporte y la comunicación con distintos actores, cada eslabón de la cadena es clave para garantizar que la producción no se detenga.
En un sector donde los tiempos son determinantes y cualquier imprevisto puede generar grandes pérdidas, la eficiencia en la operatoria y la capacidad de respuesta son factores que marcan la diferencia. En este contexto, la optimización de los procesos logísticos y comerciales sigue siendo un desafío constante para las empresas que buscan mantenerse competitivas en un mercado globalizado.
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