Quién fue Guillermo Cañedo, empresario cuyo nombre le pusieron al Estadio Azteca

El Coloso de Santa Úrsula ya había sufrido una modificación en su denominación, la cual no tuvo el éxito deseado regresando al mote original

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El Estadio Azteca, uno de los recintos deportivos más emblemáticos del mundo, ha sido testigo de momentos históricos en el fútbol internacional, desde finales de la Copa Mundial hasta visitas de figuras legendarias. Sin embargo, lo que pocos recuerdan es que este recinto, conocido como el “Coloso de Santa Úrsula”, experimentó un cambio de nombre en 1997, un hecho que generó controversia entre los aficionados. El estadio fue renombrado temporalmente en honor a Guillermo Cañedo de la Bárcena, un influyente empresario y directivo del fútbol mexicano, cuya contribución al deporte dejó una huella imborrable tanto a nivel nacional como internacional.

El Estadio Azteca, inaugurado en 1966, ha mantenido su denominación original durante casi toda su historia, con una única excepción. En 1997, tras el fallecimiento de Guillermo Cañedo, la empresa Televisa, propietaria del inmueble, decidió rendir homenaje al empresario al cambiar el nombre del estadio por el suyo. Sin embargo, esta decisión no fue bien recibida por el público, lo que llevó a que el nombre original fuera restaurado meses después.

Guillermo Cañedo: un pilar del fútbol mexicano

Guillermo Cañedo de la Bárcena fue una figura clave en el desarrollo del fútbol en México. Su trayectoria incluyó la presidencia del club Zacatepec, equipo con el que logró conquistar dos títulos de la liga mexicana. Posteriormente, asumió la dirección del Club América, donde desempeñó un papel crucial para superar la crisis económica que afectaba al equipo en ese momento.

El empresario no solo dejó su marca en el ámbito nacional, sino que también tuvo un impacto significativo en el fútbol internacional. Su visión y liderazgo contribuyeron al crecimiento del balompié mexicano, consolidando su posición en el panorama global. Este legado fue lo que motivó a Televisa, bajo la dirección de Emilio Azcárraga Milmo a renombrar el estadio en su honor, aunque la reacción del público no fue la esperada.

Guillermo Cañedo de la Bárcena,
Guillermo Cañedo de la Bárcena, ex presidente del Club América y de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) (Foto: Cortesía Club América)

De igual manera, tomó el cargo de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) para intentar consolidar al conjunto de forma internacional, creando giras en Europa y en Sudamérica que ayudaran al reconocimiento. Aunque su función más importante fue como Vicepresidente de la FIFA, desde donde apoyó para la primera elección de México como sede del Mundial, misma que se concretó para 1970.

Uno de sus aportes más importantes aportaciones fue justo la de la creación del Estadio Azteca, una idea que propuso a “El Tigre” Azcárraga, con la finalidad de darle una casa al club América y conseguir se elegidos para albergar una justa Mundialista, algo que se logró no solo en una sino en dos ocasiones, esto luego de su injerencia tras el abandono de Colombia para 1986.

El breve cambio de nombre del Estadio Azteca en honor a Guillermo Cañedo es un recordatorio del impacto que este empresario tuvo en el fútbol mexicano. Aunque la decisión no fue del agrado del público, su legado sigue vivo en la historia del deporte en México.

El regreso al nombre original del estadio reafirmó su lugar como un símbolo de identidad nacional y un punto de encuentro para los amantes del fútbol. Mientras el recinto se prepara para una nueva etapa con las remodelaciones, su historia y los momentos que ha albergado continúan siendo motivo de orgullo para México y el mundo.

El origen del nombre “Estadio Azteca”

El nombre original del Estadio Azteca fue seleccionado a través de un concurso nacional, en el que se invitó a los aficionados a proponer denominaciones para el recinto. Según publicó Infobae, la propuesta ganadora fue enviada por Antonio Vázquez Torres, quien logró captar el espíritu y la identidad cultural del país al sugerir el nombre que hoy es reconocido en todo el mundo.

Este nombre se ha mantenido como un símbolo de la historia y la tradición del fútbol mexicano, a pesar del breve cambio en 1997. La decisión de regresar al nombre original reflejó la conexión emocional que los aficionados tienen con el estadio y su importancia como ícono cultural y deportivo.