El campo abandonado en México: por qué casi dos millones de hectáreas no se cultivan en el país

Nuevos datos oficiales exponen la coexistencia de regiones agrícolas activas y vastos territorios improductivos

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El Censo Agropecuario 2022 revela
El Censo Agropecuario 2022 revela que casi la mitad del suelo rural mexicano permanece sin uso agropecuario ni forestal. Crédito: ARCHIVO /CUARTOSCURO

La extensión y los retos del suelo mexicano conforman una realidad compleja, marcada por contrastes entre áreas rurales activas, superficies productivas estables y grandes extensiones en abandono.

El Censo Agropecuario 2022 del INEGI permite dimensionar con precisión el panorama territorial y la distribución del uso productivo del campo mexicano, donde la superficie rural y la dinámica agrícola chocan con un fenómeno creciente: millones de hectáreas permanecen sin sembrar o carecen de actividad.

El mapa del suelo nacional: cifras y vocaciones

En México, hay 196.3 millones de hectáreas de superficie. De estas, 191.7 millones de hectáreas corresponden a zonas rurales. Las áreas urbanas y otras superficies no rurales, que incluyen poblaciones, carreteras y cuerpos de agua, totalizan 4.6 millones de hectáreas.

La superficie rural se subdivide en:

  • 87.9 millones de hectáreas: actividades agropecuarias.
  • 15.6 millones de hectáreas: aprovechamiento forestal.
  • 88.1 millones de hectáreas: sin uso agropecuario ni forestal, equivalentes a casi la mitad del área rural.

Superficie agrícola: siembra, descanso y abandono

El abandono y descanso de
El abandono y descanso de tierras agrícolas responde a malas temporadas, falta de crédito y escasez de recursos humanos. Crédito: JUAN PABLO ZAMORA/SADER/CUARTOSCURO

Según el INEGI, la superficie agrícola nacional —que abarca la tierra sembrada, no sembrada y en descanso— se mantuvo estable en 15 años: en 2022 se registraron 29.8 millones de hectáreas (en 2007 fueron 29.9 millones).

La superficie total de hectáreas dedicada a la agricultura es de 25.7 millones de hectáreas, distribuidas de la siguiente forma:

  • 21.6 millones son sembradas.
  • 4.06 millones son no sembradas.

Dentro de este grupo, 2.24 millones de hectáreas permanecían en descanso como parte de las estrategias de rotación productiva, y 1.82 millones no se cultivaron por causas como:

  • Mala temporada.
  • Falta de crédito.
  • Problemas de salud de los operadores.
  • Ausencia de recursos humanos o de apoyos.

Técnicas de cultivo y acceso al agua: realidades contrastantes

La superficie agrícola nacional se
La superficie agrícola nacional se mantiene estable en 29.8 millones de hectáreas, con 21.6 millones sembradas y 4.06 millones no sembradas. Crédito: JOAQUÍN SANLUIS /CUARTOSCURO

Entre las unidades de producción activas, el acceso al riego sigue siendo limitado. Sólo el 26 % de la superficie agrícola cuenta con irrigación (6.68 millones de hectáreas), mientras el 74 % se trabaja a través del temporal, dependiendo de condiciones climáticas variables.

La superficie de riego ha crecido lentamente desde 2007, poco más de un millón de hectáreas hasta el 2022.

Agricultores y transportistas: bloqueos y exigencias por la crisis rural

1.82 millones de hectáreas no
1.82 millones de hectáreas no fueron cultivadas por diversas razones, menos que la cantidad de tierras en descanso. - crédito EFE

El descontento de quienes trabajan el campo y transportan mercancías creció en 2025, cuando miles de productores y transportistas bloquearon rutas en 22 estados y accesos a la capital el pasado 24 de noviembre. Según publicó El Sol de México, la protesta se articuló bajo el liderazgo de la Asociación Nacional de Transportistas (ANTAC), el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano (FNRCM) y el Movimiento Agrícola Campesino (MAC).

Los manifestantes reclamaron:

  • Mayor seguridad ante la violencia y los delitos que afectan al sector productivo y la logística.
  • Un precio mínimo justo para el maíz blanco, vital para comunidades campesinas.
  • Reformas en la Ley de Aguas.

Las organizaciones convocantes señalaron que los bajos precios del maíz, la inseguridad persistente y una ley de aguas poco adecuada para el campo mexicano ponen en jaque la viabilidad de pequeñas y medianas unidades productivas, amenazando la autosuficiencia alimentaria y el bienestar económico de extensas comunidades.