Despidos e inclusión forzada: las polémicas de Raúl Rocha Cantú, el magnate mexicano copropietario de Miss Universo

Los reflectores han aterrizado —una vez más— sobre la figura de Raúl Rocha Cantú, empresario regiomontano y actual copropietario de Miss Universe Organization (MUO). Su nombre, ligado a escándalos, negocios millonarios y estrategias cuestionables, está bajo el escrutinio público por la guerra de poder que sostiene al interior de la organización con el empresario Nawat Itsaragrisil que derivó en una denuncia de hostigamiento de la Miss Universo México Fátima Bosch, previo a la realización del certamen en Bangkok, Tailandia.

En febrero de 2024, el programa de espectáculos De Primera Mano difundió un video en el que se escucha a Anne Jakkaphong, directora global de MUO, y a Raúl Rocha riendo mientras discuten sobre la “inclusión” en Miss Universo.

En la grabación, ambos reconocen que el certamen ahora permite la participación de mujeres trans, casadas o mayores de 40 años, pero entre risas admiten: “Pueden competir, pero no pueden ganar”.

El encuentro, ocurrido el 21 de octubre de 2023 en la Ciudad de México, mostró a los dueños de la franquicia diseñando estrategias para hacer del concurso un negocio más rentable, seleccionando finalistas según su número de seguidores y potencial comercial, más que por mérito o talento.

“La inclusión es el nuevo modelo de negocio”, se escucha decir a uno de los asistentes en el video. Esa frase resume el enfoque que ha puesto a Rocha Cantú y a su socia en el centro de un escándalo que mezcla dinero, marketing y manipulación mediática.

Dueño del conglomerado Legacy Holding, Rocha Cantú saltó del sector de los casinos y la aviación al mundo de los certámenes internacionales. En enero de 2024 adquirió el 50% de MUO, con lo que consolidó su poder en una industria que mueve millones de dólares anualmente.

Sin embargo, su pasado lo persigue. Rocha fue propietario del Casino Royale de Monterrey, donde en 2011 murieron 52 personas tras un ataque perpetrado por el grupo delictivo Los Zetas. El incendio —resultado de una extorsión fallida— reveló que el establecimiento carecía de salidas de emergencia y medidas de seguridad, lo que desató críticas nacionales. Tras la tragedia, Rocha huyó a Estados Unidos para enfrentar desde allá las investigaciones.

Años después, su nombre volvió a los titulares al involucrarse con Miss Universo México, donde los escándalos administrativos no tardaron en surgir. Lupita Jones, exdirectora nacional del certamen, acusó públicamente a Rocha de haber contratado una agencia para “destruir” su reputación tras su destitución. “Su mejor estrategia fue destrozar a una mujer para construir una plataforma de empoderamiento femenino. No me parece coherente”, declaró Jones en 2023.

Excolaboradores del empresario, como el publicista Rodrigo Goytortúa, han revelado prácticas internas que comprometen la credibilidad del certamen. Según su testimonio, Rocha y su equipo usaron la imagen de fundaciones benéficas inexistentes, como Mujeres, Niños y Ancianos Protegidos, para recaudar dinero bajo la fachada de eventos caritativos.

Además, se reveló que la organización obligaba a las concursantes nacionales a promover productos de la línea Miss Universe Skincare sin recibir compensación, lo que podría violar leyes de derechos de imagen y comercio.

A pesar de las acusaciones, Raúl Rocha mantiene su influencia en la industria. Desde su corporativo en Monterrey, controla empresas de energía, aviación, tecnología, manufactura, espectáculos y apuestas, con más de 10 mil empleados.

Su estrategia, basada en reposicionar su imagen y vincularla a causas de empoderamiento femenino, parece no convencer a todos. Para críticos del certamen, el magnate mexicano representa el lado oscuro de una industria que, bajo el discurso de la diversidad, sigue priorizando el negocio sobre la igualdad.