Esta era la importancia de los perros en el inframundo mexica

En la cosmovisión nahual, el canino tenía un papel central para con los difuntos en su travesía hacia el Mictlan

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El perro en la cosmovisión
El perro en la cosmovisión mexica era considerado un guía esencial para los difuntos en su viaje al Mictlan, el inframundo. - (Imagen ilustrativa Infobae)

Dentro del imaginario mexica, el perro ocupaba un lugar central en los ritos y creencias asociados al inframundo, como lo expuso el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en su participación en el ciclo “Religión y cultura. Los animales y la religión”, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). De acuerdo con el investigador, estos animales no solo formaban parte de la vida cotidiana, sino que además desempeñaban funciones trascendentales en los mitos y concepciones sobre la muerte.

En la cosmovisión mexica, el perro era el guía imprescindible que acompañaba a los difuntos en su viaje al Mictlan, el nivel último del inframundo. Según explica Matos, el Códice Vaticano A muestra cómo el cánido permitía que las almas cruzaran el río Chiconahuapan.

La travesía no era sencilla. Los difuntos debían enfrentar distintos desafíos, entre ellos el paso por lugares custodiados por animales o criaturas con capacidades especiales. En estos contextos, el perro era representado como un aliado fundamental.

El Códice Vaticano A ilustra
El Códice Vaticano A ilustra cómo el perro permitía a las almas cruzar el río Chiconahuapan en la mitología mexica. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, Matos Moctezuma menciona que Xólotl, identificado como una especie de nahual de Quetzalcóatl, acompañaba a este dios en su descenso al Mictlan, reforzando el papel del perro como acompañante fiel capaz de moverse entre ambos mundos.

El simbolismo del perro se vinculaba también a la capacidad de ver y movilizarse en la noche, cualidad que le otorgaba autoridad para guiar a quienes emprendían el trayecto al reino de los muertos. De esta manera, se creía que el animal podía no solo conducir, sino también proteger y asistir a los difuntos hasta llegar al Mictlan.

No solo el perro ostentaba funciones funerarias y mitológicas en la culturas prehispánicas. Matos Moctezuma destaca que otros animales, como murciélagos y búhos, mantenían una constante presencia simbólica en torno a la muerte.

La capacidad del perro para
La capacidad del perro para ver y moverse en la noche le otorgaba autoridad para guiar y proteger a los muertos. – (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los murciélagos, por ejemplo, eran asociados con las cuevas, consideradas puertas al inframundo. Algunas culturas mesoamericanas los describían como deidades o seres vinculados con lo nocturno y la transición entre la vida y la muerte. Su importancia quedó registrada en esculturas desde el periodo Preclásico, así como en códices que detallan su papel en los relatos sobrenaturales.

Asimismo, el búho era relacionado con el mundo de la oscuridad y la muerte. Matos Moctezuma cita ejemplos en donde este animal aparece representado en manifestaciones arqueológicas como ladrillos y tumbas. La iconografía encontrada en Oaxaca y Tabasco respalda su relevancia en la narrativa mortuoria prehispánica.

Además de estos ejemplos, la iconografía mexica y los códices prehispánicos retratan a menudo serpientes, alacranes, arañas, ciempiés y otros insectos en escenas relacionadas con la muerte. Estos seres, en muchos casos, comparten la característica de vivir cerca o dentro de la tierra, y se les atribuía la función de acompañar a Mictlantecuhtli, el dios mexica de la muerte.