Incels en México: ¿Qué son y cómo la cultura del odio llevó al ataque en el CCH Sur?

Expertos advierten que este fenómeno se expande en América Latina y representa un riesgo real de violencia contra las mujeres

Guardar
Expertos advierten que este fenómeno
Expertos advierten que este fenómeno se expande en América Latina y representa un riesgo real de violencia contra las mujeres

El término incel proviene de la expresión inglesa involuntary celibate, que significa “célibe involuntario”. Se trata de hombres, en su mayoría jóvenes y heterosexuales, que aseguran no poder mantener relaciones sexuales o románticas a pesar de desearlo.

Lo que comenzó como un espacio para compartir frustraciones se ha transformado en una de las comunidades más misóginas y peligrosas del entorno digital.

La tragedia ocurrida en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Plantel Sur de la UNAM reveló que este fenómeno, antes asociado principalmente con Estados Unidos o Reino Unido, ya tiene eco en México.

Un joven atacó y asesinó a un compañero para luego intentar quitarse la vida. Horas antes del crimen, publicó un mensaje en redes sociales en el que expresaba su frustración por “no haber recibido el amor de una mujer” y mencionaba términos propios del lenguaje incel, como chads (hombres sexualmente activos) y foids (mujeres atractivas, consideradas el enemigo).

El fenómeno “incel”, originado en
El fenómeno “incel”, originado en foros de internet como un espacio para compartir frustraciones, ha derivado en comunidades marcadas por la misoginia y el resentimiento. El reciente ataque en el CCH Plantel Sur de la UNAM evidenció que esta peligrosa subcultura ya tiene presencia en México

Perfil psicológico y social de los “incels”

Investigaciones internacionales han documentado el perfil de quienes integran estas comunidades. Un estudio de la Universidad de Swansea, en Reino Unido, encontró que la mayoría son hombres de unos veinte años, muchos de ellos con algún trastorno de salud mental; alrededor de un tercio se ubica dentro del espectro autista.

Además, el 86 por ciento de los “incels” reportaron haber sufrido acoso, frente al 33 por ciento de la población general.

Aunque el 80 por ciento de ellos afirma no aprobar la violencia, según la Universidad de Texas en Austin, el discurso que circula en estos foros en línea es abiertamente misógino.

En algunos países, como Estados Unidos y Canadá, las autoridades han clasificado a ciertos grupos incel como potencialmente terroristas tras ataques mortales inspirados en su ideología.

Misoginia en red: del discurso a la violencia

El International Center for the Study of Violent Extremism halló que 97.1 por ciento de los incels creen que “las mujeres siempre pueden conseguir sexo” y que entre 70 por ciento y 84 por ciento las perciben como infieles, egocéntricas y manipuladoras.

Esta visión distorsionada alimenta una narrativa de odio que justifica la violencia como una forma de “venganza” contra el rechazo social y afectivo.

En México, tras el ataque en el CCH, aparecieron páginas en redes sociales que justificaban al agresor y lo celebraban como un “héroe”. En estos espacios, la misoginia se disfraza de resistencia masculina, y la frustración individual se convierte en discurso de odio colectivo.

El fenómeno “incel”, originado en
El fenómeno “incel”, originado en foros de internet como un espacio para compartir frustraciones, ha derivado en comunidades marcadas por la misoginia y el resentimiento. El reciente ataque en el CCH Plantel Sur de la UNAM evidenció que esta peligrosa subcultura ya tiene presencia en México

Una alerta para las escuelas y la sociedad

Desde organizaciones como Ola Violeta A.C. se advierte que el fenómeno incel debe analizarse con perspectiva de género y atención psicosocial. La combinación de aislamiento, frustración, consumo de discursos violentos en línea y carencia de redes de apoyo emocionales puede ser el detonante de tragedias como la ocurrida en el CCH.

Frente a esta realidad, especialistas llaman a fortalecer la educación emocional, la detección temprana de conductas violentas y el monitoreo de comunidades digitales extremistas. Comprender el origen del odio incel no solo es un ejercicio académico, sino una urgencia social para prevenir que más jóvenes transformen su frustración en violencia.