Cómo preparar un delicioso atole de calabaza, ideal para la temporada de frío

La bebida estrella de la temporada regresa a las mesas para acompañar reuniones familiares y festividades como el Día de Muertos

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Preparar y compartir un atole
Preparar y compartir un atole de calabaza casero se convierte en el pretexto perfecto para reunir a la familia, celebrar las costumbres mexicanas y disfrutar de una bebida reconfortante y nutritiva. Diseño: (Jesús Tovar Sosa/Infobae)

La llegada de los meses más fríos en México suele estar marcada por la presencia de bebidas reconfortantes que evocan la tradición y el sabor del hogar. Entre ellas, el atole de calabaza destaca como una de las opciones preferidas para acompañar reuniones familiares o festividades como el Día de Muertos.

Esta preparación, que fusiona la textura cremosa del atole con el dulzor y las especias características de la calabaza, ha logrado mantenerse vigente en la gastronomía nacional a lo largo de generaciones.

El consumo de atole de calabaza se asocia principalmente con el otoño y el invierno, cuando su calidez resulta especialmente apreciada. Su popularidad durante celebraciones tradicionales responde tanto a su sabor como a su capacidad para acompañar platillos típicos, como los tamales. La receta, transmitida de familia en familia, permite adaptaciones según las preferencias y necesidades de cada hogar.

Sabores, texturas y costumbres se
Sabores, texturas y costumbres se entrelazan en una bebida que acompaña celebraciones y transforma reuniones en experiencias memorables. Foto: (iStock)

Ingredientes (4 a 6 porciones)

  • 2 tazas de puré de calabaza (puede ser calabaza de castilla cocida y molida)
  • 1 litro de leche entera (puede sustituirse por leche vegetal)
  • 2 tazas de agua
  • ½ taza de piloncillo rallado (o al gusto)
  • 1 raja de canela
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 3 cucharadas de fécula de maíz (maicena)
  • Opcional: una pizca de nuez moscada o clavo molido para darle un toque especiado

Preparación paso a paso

  1. Preparar el puré de calabaza: Si usas calabaza fresca, pela y corta en cubos pequeños. Cocina al vapor o hierve hasta que esté suave, aproximadamente 20 minutos. Tritura con un tenedor o licúa hasta obtener un puré espeso. Si prefieres, puedes usar puré enlatado sin azúcar.
  2. Hervir la leche con especias: En una olla grande, coloca la leche, el agua, la canela y el piloncillo. Calienta a fuego medio y remueve constantemente hasta que el piloncillo se disuelva por completo. Esto tomará de cinco a 10 minutos.
  3. Agregar la calabaza y vainilla: Incorpora el puré de calabaza a la mezcla caliente. Agrega también el extracto de vainilla y, si deseas, una pizca de nuez moscada o clavo para realzar el sabor. Remueve bien para integrar todo.
  4. Espesar con maicena: Disuelve la fécula de maíz en media taza de agua fría (nunca la agregues directamente o se harán grumos). Vierte poco a poco en la olla mientras sigues batiendo para evitar grumos.
  5. Cocinar a fuego lento: Reduce el fuego y cocina durante cinco a 10 minutos más, sin dejar de mover, hasta que el atole tenga una consistencia espesa y cremosa.
  6. Servir caliente: Retira la canela y sirve bien caliente en tazas de barro o cerámica. Puedes espolvorear un poco de canela molida encima para decorar.
Esta preparación, símbolo de la
Esta preparación, símbolo de la cocina nacional, destaca por su textura cremosa y dulzor característico, fortaleciendo la unión familiar y preservando tradiciones durante el otoño y el invierno en México. Foto: (Gemini AI)

El proceso de elaboración resulta accesible para quienes desean prepararlo en casa. La receta tradicional contempla ingredientes básicos, pero admite variaciones para quienes buscan alternativas más saludables o adaptadas a dietas específicas.

Por ejemplo, es posible sustituir la leche convencional por opciones vegetales como leche de almendra, coco o avena, lo que convierte al atole en una bebida apta para quienes siguen una alimentación vegana.

En cuanto al endulzante, el piloncillo es el ingrediente clásico, aunque puede reemplazarse por miel, azúcar mascabado o edulcorantes naturales, según el gusto de cada persona. Esta flexibilidad permite ajustar el nivel de dulzor y el perfil nutricional de la bebida, sin perder su esencia tradicional.

Un aspecto a considerar durante la preparación es la textura: el atole tiende a espesar a medida que se enfría. Por ello, al recalentarlo, se recomienda añadir un poco más de leche para recuperar su consistencia original y asegurar una experiencia agradable al paladar.

El acto de compartir un atole de calabaza casero trasciende lo culinario y se convierte en una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y mantener vivas las costumbres mexicanas. Esta bebida, además de ser nutritiva y reconfortante, representa una forma sencilla de reconectar con la riqueza de la cocina tradicional del país.