
Aunque suelen desecharse al consumir la fruta, las semillas de sandía concentran una variedad de nutrientes esenciales que pueden aportar beneficios notables a la salud. Diversos compuestos presentes en estas semillas, como el ácido fólico, minerales y vitaminas del complejo B, contribuyen a fortalecer el sistema inmunitario, regular la presión arterial y proteger la salud cardiovascular.
El perfil nutricional de las semillas de sandía destaca por su contenido de omega-6, aminoácidos, zinc y magnesio. Estos elementos no solo favorecen el funcionamiento general del organismo, sino que también otorgan a las semillas una marcada acción antioxidante.
El consumo de estas semillas puede realizarse de diversas formas. Una de las alternativas más recomendadas es tostarlas en el horno durante 15 minutos a 160 °C, lo que mejora su sabor y textura. Una vez tostadas, pueden añadirse a ensaladas, yogures o sopas, o bien consumirse como snack. Otra opción es preparar un té de semillas de sandía que puede contribuir a reducir la retención de líquidos y mejorar la presión arterial. Para su elaboración, se deben añadir dos cucharaditas de semillas deshidratadas a 500 mililitros de agua hirviendo, dejar reposar durante 10 minutos, colar y consumir la infusión fresca en pequeñas cantidades a lo largo del día.
La presencia de zinc y magnesio en las semillas potencia su capacidad antioxidante, mientras que el ácido fólico y las vitaminas del complejo B favorecen el metabolismo y la salud ósea. Estos nutrientes, combinados con una alimentación saludable, pueden contribuir a fortalecer los huesos y a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Las semillas de sandía contienen varios nutrientes que pueden aportar beneficios al organismo. Son una fuente de proteínas, grasas saludables, hierro, magnesio, zinc y vitaminas del grupo B. Entre sus beneficios se destacan los siguientes:
- Proteínas: contribuyen a la reparación y construcción de tejidos.
- Grasas saludables: contienen ácidos grasos insaturados, favorables para la salud cardiovascular.
- Magnesio: ayuda en funciones musculares y nerviosas, así como en la regulación de la presión arterial.
- Zinc: favorece el funcionamiento del sistema inmunológico.
- Hierro: interviene en la prevención de anemia y el transporte de oxígeno en la sangre.
- Vitaminas B: participan en el metabolismo energético y otras funciones celulares.

Para incorporar las semillas de sandía en la dieta y obtener sus beneficios, es fundamental consumirlas de manera adecuada. Existen diversas formas sencillas y prácticas de integrarlas en la alimentación cotidiana. Entre las opciones más recomendadas se encuentran tostarlas para añadirlas a ensaladas, yogures o mezclas de frutos secos, así como molerlas para utilizarlas en batidos o como ingrediente en productos horneados.
El aprovechamiento de las semillas de sandía no solo permite diversificar la dieta, sino que también contribuye a reducir el desperdicio alimentario, al utilizar partes de la fruta que habitualmente se descartan. De este modo, quienes buscan mejorar su ingesta de nutrientes pueden encontrar en estas semillas una alternativa eficaz y natural.
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