Tecnología sin miedo: cuando las mujeres se atreven, todo cambia

No se trata de falta de capacidad ni de ignorancia; es el resultado de una serie de factores: sistemas que históricamente no fueron diseñados pensando en nosotras, lenguajes excluyentes que hacen sentir que necesitas un doctorado para entenderlos y no es así

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
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Durante décadas, la tecnología fue vista como un territorio lejano, casi inaccesible. Un espacio lleno de códigos, algoritmos y jerga técnica que parecía diseñado para pocos, y que en muchos casos se identificó como un terreno “masculino”. Para miles de mujeres, acercarse a ese universo equivalía a enfrentarse a una pared invisible que decía: “esto no es para ti”. Pero esa narrativa se está transformando, porque la tecnología no necesita ser intimidante para ser poderosa, ni fría para ser transformadora.

En mis conversaciones con mujeres empresarias, emprendedoras, profesionistas o incluso con madres de familia que lideran comunidades, me he topado con una frase repetida: “Es que a mí la tecnología me da miedo”. Ese miedo es real, y es importante reconocerlo. No se trata de falta de capacidad ni de ignorancia; es el resultado de una serie de factores: sistemas que históricamente no fueron diseñados pensando en nosotras, lenguajes excluyentes que hacen sentir que necesitas un doctorado para entenderlos, y una cultura que durante mucho tiempo nos dijo que lo digital pertenecía a otros, no a nosotras.

Sin embargo, la transformación no comienza cuando una mujer aprende a programar en Python o a leer líneas de código. El verdadero cambio arranca mucho antes, con algo tan esencial como la narrativa. Si logramos contar otra historia —una en la que la tecnología está al servicio de nuestra vida, de nuestros negocios, de nuestros sueños—, entonces se convierte en una aliada y no en un obstáculo.

Cuando una mujer descubre que una aplicación puede simplificar la administración de su emprendimiento, que la inteligencia artificial puede ayudarle a diseñar campañas de marketing en minutos, que un sistema digital puede ahorrarle horas de tareas repetitivas o incluso que una herramienta tecnológica puede protegerla frente a situaciones de violencia de género, la percepción cambia. Lo lejano se vuelve cercano. Lo complejo se vuelve útil. Lo que parecía diseñado para otros, se vuelve propio.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
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Desmitificar la tecnología no significa negar su complejidad, sino humanizar su propósito. La innovación más valiosa no está en el algoritmo, sino en lo que éste permite hacer por las personas. Cada vez que hablamos con mujeres sobre inteligencia artificial, no lo hacemos desde la óptica técnica de los modelos y parámetros. Lo hacemos desde lo cotidiano: cómo puede ayudarte a tomar mejores decisiones, liberar tu tiempo para estar con tu familia, multiplicar las ventas de tu negocio, o aprender algo nuevo sin necesidad de invertir grandes sumas de dinero.

Lo fascinante es que, cuando una mujer se atreve a dar ese primer paso, no sólo transforma su propia vida. Su valentía se convierte en un faro para otras. Cada emprendedora que adopta una herramienta digital inspira a su comunidad. Cada profesionista que usa IA para resolver problemas demuestra que no hay límite para lo que podemos lograr. El miedo, poco a poco, deja de ser un muro y se convierte en un puente.

El futuro tecnológico no necesita más gurús que hablen en clave, ni más barreras de exclusión. Necesita mujeres que, con valentía, se permitan explorar, equivocarse, intentar de nuevo y descubrir que la innovación está al alcance de su mano. Porque al final, la tecnología más transformadora no es la que presume la última actualización de una aplicación, sino la que logra despertar el poder y la confianza que ya habitan dentro de nosotras.

La verdadera revolución digital no empieza en una computadora. Empieza en la decisión de una mujer de no dejarse vencer por el miedo. Y cuando una mujer se atreve, todo —absolutamente todo— cambia.

* Zaira Zepeda, CEO de Unlocked AI