
“¿Qué harías si te ganaras la lotería?” es una de las preguntas más comunes cuando se habla de sueños de riqueza instantánea. Sin embargo, de acuerdo con la columna Sin dejar a nadie atrás, publicada el jueves pasado por el periodista Adal Ortiz Ávalos, la pregunta más acertada debería ser: ¿cómo te sentirías si ganaras el premio mayor?
La respuesta, según diversos estudios citados por Ortiz Ávalos, podría no ser tan optimista como muchos imaginarían. Los datos muestran que alrededor del 85% de las ganancias obtenidas al ganar la lotería se pierden en los primeros 100 días y que el 70% de los ganadores termina arruinado financieramente en un plazo de cinco años.
El lado oscuro de la riqueza instantánea
Los reportes que circulan en internet documentan numerosos casos en los que la suerte se convierte en tragedia. Personas que de un día para otro se vuelven millonarias terminan atrapadas en un ciclo de gastos excesivos, malas inversiones y problemas personales. En muchos casos, los ganadores terminan más endeudados de lo que estaban antes de obtener el premio.
Las explicaciones varían: algunos caen en la tentación del consumo desenfrenado, mientras que otros ven su vida descontrolarse debido a los placeres inmediatos que ofrece el dinero. De este modo, el premio que parecía garantizar una vida de tranquilidad acaba generando sufrimiento y desequilibrio.
Debate sobre los estudios y el factor cultural
No obstante, la columna de Adal Ortiz Ávalos también destaca que no todas las investigaciones coinciden. Existen análisis que contradicen las cifras más alarmistas, asegurando que muchos ganadores sí experimentan un aumento sostenido en su bienestar y felicidad a lo largo del tiempo.

La diferencia en los resultados suele explicarse a través de factores culturales y educativos. Por ejemplo, los estudios que muestran desenlaces negativos suelen basarse en poblaciones de España y Estados Unidos, mientras que los que evidencian efectos positivos corresponden a ganadores en países como Suiza y Alemania.
La clave estaría en la educación financiera y en los hábitos de ahorro y consumo. En sociedades con mayor disciplina económica, los premios millonarios se convierten en una oportunidad real de mejorar la calidad de vida durante décadas. En cambio, en contextos donde el gasto sin control es más común, el desenlace suele ser una bancarrota personal.
Más allá de la escasez: el control emocional del dinero
Ortiz Ávalos subraya que este fenómeno no solo aplica a los ganadores de la lotería, sino también a cualquier persona que enfrenta decisiones financieras. En una columna previa, el periodista abordó el impacto del “gasto hormiga”, que puede representar hasta el 40% del ingreso motivado por emociones como la frustración o la ansiedad.
El ejemplo de los ganadores de lotería, explica, evidencia que el control psicológico y emocional sobre el dinero es indispensable tanto en la escasez como en la abundancia. Incluso quienes parecen tenerlo todo pueden terminar sufriendo como una versión moderna del rey Midas, abrumados por la fortuna en lugar de disfrutarla.
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