Por qué no deberías tomar agua salada para limpieza de colon

Algunos remedios en internet podrían resultar peligrosos a la salud

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
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La creencia de que el agua salada ayuda a limpiar el colon proviene principalmente de prácticas alternativas y remedios caseros, como la llamada “limpieza intestinal” o “flush de sal”. Quienes promueven este método afirman que beber agua con sal induce evacuaciones rápidas, lo que supuestamente elimina toxinas y residuos acumulados en el intestino.

Esta idea se respalda en parte por la capacidad del agua salada de generar un efecto laxante osmótico, es decir, atraer agua al intestino y provocar evacuaciones. Sin embargo, esta práctica no cuenta con respaldo científico ni recomendaciones médicas, y puede causar riesgos a la salud, como deshidratación o desequilibrios electrolíticos.

El colon es capaz de eliminar residuos de manera natural gracias a su funcionamiento normal y a una dieta equilibrada, sin necesidad de intervenciones de este tipo.

No existe evidencia científica que avale la efectividad ni la seguridad de tomar agua con sal para la “limpieza de colon”. Consumir agua con sal en grandes cantidades puede provocar desequilibrios electrolíticos, deshidratación, náuseas, vómitos, diarrea y, en casos graves, complicaciones mayores como insuficiencia renal.

Los organismos de salud, como la Organización Mundial de la Salud y la FDA de Estados Unidos, no reconocen este método como seguro ni recomendado para la salud digestiva. El colon se limpia de forma natural, y la mejor forma de mantener la salud intestinal es mantener una dieta equilibrada, rica en fibra, y llevar hábitos saludables.

Ante cualquier inquietud sobre el colon o la digestión, se debe consultar con un profesional de la salud.

Para mantener la salud del colon, una dieta equilibrada rica en fibra es fundamental. Estos son algunos alimentos y suplementos recomendados:

Alimentos

  • Frutas: manzana, pera, mango, ciruela, frambuesa, kiwi, naranja.
  • Verduras y hortalizas: brócoli, zanahoria, espinaca, alcachofa, calabaza, lechuga.
  • Legumbres: lenteja, garbanzo, frijol.
  • Cereales integrales: avena, arroz integral, pan de trigo integral, quinoa.
  • Frutos secos y semillas: nueces, almendra, chía, linaza.
  • Agua: una hidratación adecuada favorece el tránsito intestinal.
  • Yogur y productos fermentados: aportan probióticos beneficiosos para la flora intestinal.

Suplementos

  • Fibra soluble e insoluble: puede recomendarse en forma de polvo o pastillas bajo orientación médica.
  • Probióticos: suplementos con cepas de microorganismos beneficiosos para el equilibrio de la microbiota digestiva.
  • Prebióticos: compuestos que ayudan a alimentar las bacterias buenas en el colon. Pueden encontrarse como suplementos, aunque también están presentes en alimentos como el plátano, espárragos y ajo.

Antes de iniciar cualquier suplemento, se recomienda consultar a un profesional de la salud para asegurarse de que es apropiado para tus necesidades y condiciones individuales.