Bicarbonato de sodio: el secreto de belleza efectivo de la abuela para cabello, axilas, cara y piernas

Durante generaciones, el bicarbonato de sodio ha sido un aliado en los hogares mexicanos, no solo en la cocina y la limpieza, sino también en los rituales de belleza.

Las abuelas lo usaban como un recurso natural y económico para el cuidado personal, aprovechando sus propiedades exfoliantes, desodorizantes y limpiadoras.

Hoy en día, este ingrediente sigue vigente como un truco casero que puede marcar la diferencia en el cuidado del cabello, la piel y otras áreas del cuerpo.

Uno de los usos más populares del bicarbonato de sodio es en el cuidado del cabello. Añadir una cucharadita al shampoo ayuda a eliminar el exceso de grasa, logrando una melena más fresca y ligera.

Esto se debe a que el bicarbonato actúa como un agente limpiador suave que retira impurezas y residuos de productos capilares. Sin embargo, los especialistas recomiendan no abusar de este remedio para evitar resequedad y aplicarlo solo una o dos veces por semana.

El bicarbonato también es un excelente exfoliante natural. Mezclar media cucharadita con jabón líquido y aplicar en las axilas ayuda a eliminar células muertas y a suavizar la piel.

Además, gracias a sus propiedades desodorizantes, puede neutralizar malos olores de forma temporal. Es importante recordar que cada piel reacciona de manera distinta, por lo que se aconseja probar primero en una pequeña zona para descartar irritaciones.

La cara es otra de las áreas donde el bicarbonato ha demostrado utilidad. Disuelto en jabón líquido para el rostro, puede ayudar a limpiar zonas como la nariz, donde suelen acumularse impurezas.

Su acción exfoliante contribuye a retirar el exceso de grasa y la suciedad de los poros. No obstante, dermatólogos advierten que debe emplearse con moderación, ya que el uso frecuente puede alterar el pH natural de la piel.

Una mezcla de dos cucharadas de bicarbonato con dos de aceite de bebé puede convertirse en un remedio casero para exfoliar las piernas antes de rasurarse. Esto ayuda a preparar la piel, reducir la aparición de vellos enterrados y lograr un acabado más suave después de la depilación.

Aunque el bicarbonato de sodio es un recurso natural y accesible, no sustituye la opinión médica ni el cuidado dermatológico especializado. Usarlo de forma moderada puede aportar beneficios visibles, pero su aplicación excesiva o inadecuada podría generar resequedad o irritación.

Este polvo blanco sigue siendo un secreto de belleza heredado de las abuelas, útil para el cuidado del cabello, la piel y otras partes del cuerpo. Un ingrediente económico, versátil y eficaz que, con el uso correcto, puede convertirse en un gran aliado de la rutina diaria.