“No han cambiado su forma de ser desde los conquistadores”, así se expresó Pancho Villa sobre los españoles

La ciudad de Mexico-Tenochtitlan cayó el 12 de agosto de 1521

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Pancho Villa dijo que fusilaría
Pancho Villa dijo que fusilaría a los españoles después de un plazo de cinco días. Crédito: Wikimedia Commons

Durante la Revolución Mexicana, Pancho Villa se caracterizó por tomar decisiones drásticas frente a aquellos grupos que, a su juicio, obstaculizaban la causa revolucionaria. La relación entre el líder revolucionario y la comunidad española fue especialmente tensa, según relata el periodista estadounidense John Reed en México Insurgente.

El libro describe un episodio ocurrido poco después de que Pancho Villa se volviera gobernador del estado de Chihuahua, de diciembre de 1913 a enero de 1914, momento en el que los cónsules extranjeros acudieron a solicitar protección para los soldados federales que habían quedado cumpliendo funciones de policía, a instancias de los propios extranjeros.

En el intercambio, Pancho Villa preguntó directamente quién representaba a los españoles. Al recibir la respuesta del vicecónsul británico, optó por una reacción tajante al advertir: “Dígales que comiencen a empacar. Cualquier español que sea capturado dentro de los límites de este estado después de cinco días será escoltado hasta el más próximo paredón por un pelotón de fusilamiento. El asombro de los diplomáticos fue inmediato.

Pancho Villa dijo que, solo
Pancho Villa dijo que, solo por traer a la iglesia católica, los españoles "deberían ser muertos". Crédito: Wikimedia Commons

Frente a las protestas del representante británico, Pancho Villa mostró una resolución que, aseguró, no era improvisada: “Esta no es una determinación apresurada... Lo he meditado desde 1910. Los españoles deben irse.

El cónsul estadounidense también intervino en la conversación, señalando que semejante medida podía tener repercusiones diplomáticas con los Estados Unidos, al considerar la expulsión y la amenaza de fusilamiento como acciones “incivilizadas”. Pancho Villa defendió su postura justificándola en agravios históricos:

“Nosotros los mexicanos hemos soportado por tres siglos a los españoles. No han cambiado su forma de ser desde los conquistadores. Ellos dislocaron el imperio indígena y esclavizaron a la gente. No les pedimos que mezclaran su sangre con la nuestra. Dos veces los sacamos de México y les permitimos regresar con los mismos derechos de los mexicanos y ellos usaron esos derechos para robar nuestra tierra, para esclavizar a la gente y para alzar sus armas contra la causa de la libertad, Ellos apoyaron á Porfirio Diaz. Se involucraron perniciosamente en la política. Fueron 106 españoles quienes fraguaron el plan que puso a Huerta en el palacio. Cuando Madero fue asesinado, los españoles, en cada estado de la república, organizaron banquetes de celebración. Ellos echaron sobre nosotros la peor de las supersticiones que el mundo jamás haya conocido: la iglesia católica. Sólo por eso deberían ser muertos. Considero que soy muy generoso con ellos."

Durante el Sitio de Tenochtitlan,
Durante el Sitio de Tenochtitlan, Cuauhtémoc reprimió severamente a los mexicas que apoyaran a los conquistadores. (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)

Finalmente, ante la presión diplomática, Pancho Villa extendió a diez días el plazo para que los españoles pudieran abandonar el estado. Ese no fue el único conflicto que el Centauro del Norte tuvo durante su gobierno en Chihuahua.

En su razonamiento, Pancho Villa invocaba agravios de largo alcance, cuyos orígenes se remontan a la Conquista de México. Este conflicto histórico encuentra un momento clave el 13 de agosto de 1521, con la Caída de Tenochtitlán, de acuerdo con la información de la Dirección General del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.

Ese día, tras una estrategia impulsada por Hernán Cortés que incluyó bloqueos, el corte del acueducto y la utilización de una avanzada flota de bergantines, la capital mexica sucumbió. Cuauhtémoc, último tlatoani mexica, mantuvo la resistencia interna pese a las deserciones y políticas represivas contra quienes colaboraban con los invasores.

Aun así, Tenochtitlán acabó sitiada y derrotada en 152. Miles de mexicas huyeron mientras las fuerzas españolas, lejos de detenerse con la rendición, continuaron los ataques y el saqueo de la ciudad. Crónicas como las de Bernal Díaz del Castillo han documentado la violencia extrema y el sufrimiento de la población bajo el asedio de Cortés.