
La aplicación de espuma de afeitar sobre el interior del parabrisas se ha convertido en un recurso frecuente entre conductores que buscan combatir la condensación durante la temporada de lluvias.
Este método, aunque no fue ideado para el ámbito automotriz, aprovecha los compuestos presentes en la espuma para formar una película invisible que dificulta la acumulación de humedad en el vidrio.
Distribuir una pequeña cantidad con movimientos circulares, dejarla actuar brevemente y retirar el exceso con un paño seco permite que el cristal recupere su transparencia, según recomiendan quienes han probado esta técnica.
La popularidad de este truco casero responde a la necesidad de mantener la visibilidad en condiciones adversas, ya que la formación de vaho en los cristales representa un riesgo considerable al volante.
Sin embargo, los especialistas advierten que este procedimiento no reemplaza el mantenimiento regular del vehículo ni resulta adecuado para todos los tipos de parabrisas.

En particular, no se aconseja su uso en vidrios con tratamientos especiales, polarizados o que presenten daños previos.
Además, se recomienda realizar una prueba en una esquina antes de extender la aplicación a toda la superficie y evitar el exceso de producto, ya que los residuos pueden comprometer la visión.
Frente a las soluciones caseras, el mercado ofrece alternativas diseñadas específicamente para el entorno automotriz.
Los líquidos antiempañantes, las toallitas con nanotecnología y los aerosoles para cristales automotrices proporcionan una protección más duradera y están formulados para no interferir con otros tratamientos del vidrio.

Estos productos suelen garantizar una mayor compatibilidad y eficacia, especialmente en vehículos modernos.
El control de la humedad dentro del habitáculo constituye otro pilar fundamental para evitar el empañamiento.
Activar el aire acondicionado, incluso en días fríos, ayuda a deshumidificar el ambiente interior. Se recomienda también desactivar la función de recirculación de aire durante la lluvia, mantener las alfombrillas secas y ventilar el automóvil con regularidad.
Como refuerzo, algunos conductores optan por colocar bolsas absorbentes de humedad en el tablero.
La limpieza y el estado del parabrisas influyen directamente en la dispersión del agua y la formación de vaho.

Un vidrio libre de rayaduras y residuos facilita la visibilidad y reduce la probabilidad de empañamiento. Además, conviene revisar periódicamente el funcionamiento del sistema de ventilación y asegurarse de que los ductos permanezcan despejados.
La anticipación resulta clave para enfrentar la temporada de lluvias. Preparar el vehículo antes de que comiencen las precipitaciones puede evitar contratiempos y mejorar la seguridad.
Revisar el estado de los limpiaparabrisas, comprobar el correcto funcionamiento del sistema de ventilación y aplicar tratamientos antiempañantes con antelación contribuyen a mantener la visibilidad y prolongan la vida útil de los componentes del automóvil.
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