¡Atención fans de Ghibli! La princesa Mononoke vuelve a la pantalla grande de México

Una de las películas más emblemáticas del cine de animación está de regreso.

La princesa Mononoke, la obra maestra dirigida por Hayao Miyazaki, volverá a proyectarse en salas mexicanas en un formato que promete llevar la experiencia cinematográfica a otro nivel: IMAX.

Esta noticia ha despertado una oleada de emoción entre los fans del Studio Ghibli, que ven en esta reaparición una oportunidad única para revivir, o descubrir por primera vez, esta épica historia.

La noticia fue compartida a través de las redes sociales de la cadena de cines, Cinemex, quien detalló que la proyección será el próximo 21 de agosto.

28 años después de su estreno en Japón, la noticia de su reestreno fue bien recibida entre los fanáticos, pues en apenas dos días acumuló más de 25 mil reacciones y fue compartida 4 mil veces.

Aunque la cadena aún no ha revelado los precios de los boletos ni la fecha de inicio de la preventa, adelantó que esos detalles se darán a conocer próximamente a través de sus redes sociales.

Sin embargo, reveló que la película se proyectará en las sucursales con formato IMAX en Antara, Encuentro Oceanía, Parque Delta, Santa Fe y Tezontle y Península Tijuana.

La princesa Mononoke marcó un hito en la historia del Studio Ghibli por su ambición narrativa, su éxito de taquilla y su capacidad para cruzar fronteras, siendo la primera producción del estudio con una distribución amplia en Estados Unidos.

De acuerdo con la revista especializada en cine, Fotogramas, la película destaca por su poderosa mitología, su mensaje ecológico y su enfoque humanista, alejándose de los estereotipos del bien y el mal.

Ambientada en el Japón feudal, la película retrata el conflicto entre la explotación humana de la naturaleza y las fuerzas que buscan preservarla, todo ello a través de personajes complejos y una narrativa profunda.

La obra también sobresale por su representación de mujeres fuertes y comunidades inclusivas, elementos característicos del cine de Miyazaki.

Además de revolucionar el anime por su temática, la película también marcó un punto de inflexión técnico: fue la primera de Ghibli en incorporar animación digital, aunque sin perder el compromiso con la animación tradicional.