Influencer argentino manda mensaje a Ximena Pichel `Lady Racista’: “Acabó con la poca carrera que tenía”

En un arrebato de furia digital, el influencer argentino “El Alex” fulminó a su compatriota Ximena Pichel, conocida ahora como “Lady Racista”, tras protagonizar un escándalo en la Ciudad de México que ya la llevó ante la justicia.

Su reacción no dejó espacio para matices: “Parecía poseída… como en El Exorcista”, dijo, al referirse al comportamiento de la modelo cuando fue sorprendida insultando a un oficial de tránsito.

El caso de Pichel explotó en redes sociales el 3 de julio, cuando un video la mostró descontrolada, agrediendo verbalmente y con comentarios racistas a un agente por multarla luego de que estacionara mal su vehículo en la colonia Condesa.

La escena, tan grotesca como real, encendió la indignación colectiva. Las frases que gritó, “odio a los negros como tú”, “ya vete porco”, marcaron un punto de no retorno para su imagen pública.

Desde entonces, la ola de rechazo no se ha detenido. Y la voz que más resonó en la arena digital fue la de “El Alex”, un influencer argentino radicado en México, quien no se guardó nada.

En su programa Chisme Dominguero, tomó el micrófono con una mezcla de rabia, vergüenza ajena y decepción nacional: “Una comemierda racista como esta no se merece vivir en México. ¿Quién se cree para tratar así a un policía, a un servidor público?”.

El youtuber desmenuzó con precisión quirúrgica la escena viral. Detalló cómo Pichel bajó de su coche, un Mercedes antiguo, sin intención de pagar el parquímetro y terminó insultando al agente cuando este cumplía con su labor.

“Se portó como una niña de cinco años a la que le quitaron su juguete preferido. Pero lo más grave fue la carga de odio racial que mostró delante de su hijo”, recalcó.

La crítica de “El Alex” trascendió lo anecdótico. Habló de clasismo, de racismo estructural, y de un oportunismo disfrazado de glamour.

“Seguramente está en México porque allá no tiene carrera. Se la cuenta de actriz, de modelo… pero la única verdad que se ve en sus redes es que es mamá, y ojalá su hijo no tenga que cargar con la vergüenza de verla así”.

En paralelo al linchamiento digital, la justicia mexicana ya tomó cartas en el asunto. Pichel acudió esta semana a su primera audiencia judicial en los juzgados orales de la colonia Doctores.

El juez la vinculó a proceso por el delito de discriminación y le impuso medidas cautelares: no puede abandonar el país y deberá asistir a cursos contra la discriminación, además de cumplir con jornadas de servicio comunitario.

Al salir del tribunal, el repudio social no se hizo esperar. Activistas y ciudadanos la confrontaron, le gritaron, le lanzaron bebidas, incluso le arrebataron el bolso. El mensaje fue claro: el México que la recibió no tolerará más expresiones de odio. Y tampoco olvidará tan fácilmente.

Pichel pidió disculpas públicamente. Tarde. El daño está hecho, y su imagen arrastrada por el lodo de sus propios actos. Su carrera, de haber existido, se tambalea frente a una sociedad que ha decidido no ser indiferente.

“El poco reconocimiento que tenía lo enterró en un minuto”, sentenció “El Alex”. “Este país le abrió la puerta. Y lo escupió”.

Una escena viral, un juicio social en tiempo real y la caída pública de una figura menor con delirios de grandeza. Todo en menos de una semana. La condena moral ya está dictada. Y no hay redes que la borren.