¿Quién fue Sara Pérez Romero, la revolucionaria que Claudia Sheinbaum conmemoró hoy?

Destacó principalmente en la etapa electoral y democrática contra Porfirio Díaz

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Sara Pérez Romero falleció el
Sara Pérez Romero falleció el 31 de julio de 1952. (Wikimedia Commons|REUTERS/Raquel Cunha)

La Revolución Mexicana tiene rostros menos visibilizados pero igualmente esenciales. Entre estos destaca Sara Pérez Romero, quien no solo acompañó a Francisco I. Madero como esposa, sino que construyó una trayectoria personal marcada por la lucha democrática y el impulso a la educación y la asistencia social. Su vida fue recordada recientemente en una publicación de Claudia Sheinbaum en su cuenta de X este 31 de julio.

Nacida en San Juan del Río, Querétaro, el 19 de junio de 1870, Sara Pérez procedía de una familia acomodada, hija de un propietario agrícola con posibilidad de darle instrucción particular desde la infancia. Sus horizontes se ampliaron notablemente al realizar estudios en el Colegio de Notre Dame, en San Francisco, California. Allí se cruzó en el camino de las hermanas de Francisco I. Madero, en 1903 consolidó el vínculo con el empresario coahuilense al casarse con él tras una prolongada relación, de acuerdo con el video subido por la presidenta Sheinbaum.

En un México donde las mujeres enfrentaban restricciones severas en la esfera pública, Sara rompió moldes y desafió la expectativa de permanecer relegada al ámbito doméstico. Al lado de Francisco I. Madero, su papel trascendió la figura de consorte.

Sara Pérez Romero contribuyó activamente
Sara Pérez Romero contribuyó activamente en la campaña política de Francisco I. Madero y realizó muchas campañas de agitación social. (Wikimedia Commons)

Durante el encarcelamiento de Francisco I. Madero en 1910, imputado por sus actividades políticas por la dictadura de Porfirio Díaz, Sara Pérez mostró un apoyo decidido y valiente, rentando una habitación frente a la prisión de San Luis Potosí desde donde brindó a su esposo respaldo emocional y ayuda estratégica en momentos críticos para el naciente movimiento revolucionario.

El surgimiento de la Revolución Mexicana permitió a Sara participar aún más activamente en la vida política. No se limitó al apoyo logístico o moral, sino que organizó actos proselitistas, animó a las tropas revolucionarias y encabezó campañas de apoyo a las víctimas de la lucha armada.

La presencia de Sara Pérez resultó fundamental en reuniones obreras y en el contacto directo con distintos movimientos sociales y políticos, donde su voz y gestión fueron reconocidas y valoradas. Además, colaboró en la revisión de documentos políticos y cartas de Madero, y fungió como anfitriona y consejera para organizadoras de clubes políticos y delegaciones que buscaban alianzas o respaldo en la difícil coyuntura nacional.

Sara Pérez Romero puso especial
Sara Pérez Romero puso especial énfasis en la asistencia social y en el apoyo de sectores de la sociedad vulnerables. (Wikimedia Commons)

Sara Pérez Romero fue también referente en la promoción de la asistencia social. Encabezó el Club Caridad y Progreso, colaboró activamente con la Cruz Blanca Neutral fundada por Elena Arizmendi, y fue promotora principal de hospitales, comedores, fundó escuelas y dio becas estudiantiles, todo estaba destinado especialmente a víctimas de la revolución y sectores vulnerables.

Durante la Decena Trágica, mostró tenacidad al intentar sin descanso comunicarse con su Madero (en Palacio Nacional), recurriendo incluso a figuras como el embajador estadounidense y el japonés, quienes encarnaban alternativas ante la crisis y la violencia política. Ella le dijo al diplomático angloamericano que su esposo “no tenía ideas peculiares, sino altos ideales.

Tras el asesinato de Francisco I. Madero, Sara se vio obligada al exilio, primero acogida por el embajador de Cuba en ese país y luego trasladándose a Estados Unidos, etapa de su vida en la que mantuvo una existencia discreta y apartada del bullicio político y la Revolución, pero fiel a sus convicciones de apoyo a los desprotegidos y dignidad personal.

Años después, Sara Pérez decidió regresar a México, radicándose en la colonia Roma de la Ciudad de México. Vivió una vejez solitaria en la cercanía constante con la memoria de su esposo y manteniendo su compromiso con los marginados hasta el final de sus días. Falleció el 31 de julio de 1952, a los 82 años de edad, su féretro cubierto con la bandera de la Cruz Blanca y el lema “por la humanidad”.