“Debe morir”: así fue el fusilamiento de Miguel Hidalgo hace más de 200 años

El sacerdote fue ejecutado el 30 de julio de 1811 en Chihuahua

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Antes de su fusilamiento, Miguel
Antes de su fusilamiento, Miguel Hidalgo fue sometido a un proceso penal para determinar la culpa por los crímenes que se le imputaron. Crédito: Wikimedia Commons - Gobierno del Estado de Chihuahua

El 21 de marzo de 1811, seis meses después de la arenga la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en Dolores, de la toma de la Alhóndiga de Granaditas, de la Batalla del Monte de las Cruces, de los distanciamientos con Ignacio Allende y de la Batalla de Puente de Calderón, Miguel Hidalgo y Costilla junto con otros varios insurgentes fueron capturados en Acatita de Baján, Coahuila.

De acuerdo con el libro “Hidalgo, maestro, párroco e insurgente” de Carlos Herrejón, inmediatamente después de ser arrestado se le inició un proceso judicial a Miguel Hidalgo. Uno de los juicios al cura fue en términos eclesiásticos: estaba acusado de negar los castigos divinos en este mundo, la existencia del infierno, la virginidad de María madre y la existencia de Jesucristo en la eucaristía, entre otros cargos.

Miguel Hidalgo, maestro e intelectual especializado en teología, respondió astutamente a esas acusaciones y negó todas ellas. Sin embargo, sobre el proceso militar por el levantamiento y los crímenes cometidos bajo su amparo no tuvo tan buenos argumentos ni defensa. Rafael Bracho, auditor del caso del rebelde dictaminó que “el recitado Hidalgo es reo de alta traición, mandante de alevosos homicidios, que debe morir por ello...” y que debía recibir la degradación.

Miguel Hidalgo y Costilla fue
Miguel Hidalgo y Costilla fue fusilado el 30 de julio de 1811, su cabeza fue cercenada y colocada en la Alhóndiga de Granaditas. (Imagen: Infobae México)

La mañana del 29 de julio de 1811, Miguel Hidalgo fue degradado de su posición sacerdotal y le fueron retirados las prendas que lo acreditaban como tal. De acuerdo con Herrejón, el acto tenía la intención de causarle miedo al preso y de quitarle el fuero eclesiástico, huelga decir, que el guanajuatense mantuvo el aplomo durante el ritual. Poco después el caudillo fue informado de la pena que recibiría: la muerte.

Después de que le fue informada la pena, Miguel Hidalgo recibió a un sacerdote para confesarse y tuvo la oportunidad de orar en la capilla donde estaba preso. Volvió a su celda, donde él escribió tiempo antes la frase “la lengua guarda el pescuezo”. En su último día en la prisión redacto dos poemas, uno para el guardia que lo custodiaba y otro para el alcaide, en ambas les agradece su amabilidad con “un pobre desvalido que mañana va a morir”.

El 30 de julio a las seis y media de la mañana le sirvieron a Miguel Hidalgo chocolate para desayunar y solicitó que en lugar de agua le dieran leche, al terminar ya lo esperaba un pelotón de fusilamiento y le informaron que ya era la hora, él escuchó sin alterarse.

Miguel Hidalgo respondió con astucia
Miguel Hidalgo respondió con astucia a los cargos que le hicieron en materia eclesiástica, esto porque fue un intelectual de ese ámbito. Crédito: Wikimedia Commons

Al salir, el oficial de la guardia le dijo a Miguel Hidalgo se le ofrecía algo, pidió que le trajeran unos dulces que dejó en sus almohadas y al tenerlos los distribuyó a los soldados del pelotón. El preso les levantó el ánimo, les extendió su perdón y, consciente de que no le iban a disparar a la cabeza, les dijo: “La mano derecha que pondré sobre mi pecho será, hijos míos, el blanco seguro a que habéis de dirigiros”.

Miguel Hidalgo, quien llevaba en su mano derecha un libro y en su izquierda un crucifijo, se acercó al cadalso, lo besó, tomó asiento de frente y puso su puño en el corazón.

A las 7:30 de la mañana del 30 de julio de 1811 sonó la primera carga contra Miguel Hidalgo, le dieron tres balas en el vientre y una en el brazo, el dolor lo hizo moverse y se descubrió la vista, la segunda carga dio todos sus tiros en el estómago, el sacerdote derramó algunas lágrimas, la tercera carga ocurrió pero el preso aún agonizaba.

Miguel Hidalgo redactó poemas para
Miguel Hidalgo redactó poemas para los que lo custodiaron durante su arresto y le entregó dulces a los soldados del pelotón que lo iba a fusilar, pidió que le dieran en el corazón para no sufrir mucho. Crédito: Wikimedia Commons

Entonces el oficial ordenó que dos soldados se acercaran y le dispararan al preso directamente en el corazón, la pena fue cumplida. Miguel Hidalgo y Costilla, nacido en Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753, líder de una rebelión que buscaba la independencia de Nueva España con la Metrópoli europea iniciada el 16 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores había muerto.

La cabeza de Miguel Hidalgo fue cercenada y colocada, junto con la de otros insurgentes, en la Alhóndiga de Granaditas, el cuerpo fue velado y enterrado. Actualmente, los restos del insurgente y hoy considerado Padre de la Patria descansan en la columna de la Independencia desde 1925 junto con los de otros caudillos del movimiento.