A dos meses del secuestro de Grupo Fugitivo, familiares narran lo que realmente pasó

Mientras la versión oficial asegura que los músicos fueron asesinados y calcinados por una célula del Cártel del Golfo, sus familias exigen pruebas irrefutables, denuncian irregularidades en la investigación y continúan su propia búsqueda en Reynosa

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Familiares de integrantes de Grupo
Familiares de integrantes de Grupo Fugitivo los siguen buscando. (Facebook: Clara M Lizcano)

Han transcurrido dos meses desde la desaparición de los cinco integrantes de Grupo Fugitivo ocurrida en Reynosa, Tamaulipas. Las familias de Francisco Xavier Vázquez Osorio, Víctor Manuel Garza Cervantes, José Francisco Morales Martínez, Nemesio Antonio Durán Rodríguez y el representante Livan Edyberto Solís de la Rosa aún esperan respuestas claras sobre el paradero de sus seres queridos y rechazan la versión oficial que apunta al hallazgo de sus restos.

La noche del 25 de mayo, el grupo se disponía a realizar una presentación privada. Según relataron sus familiares de viva voz en el más reciente episodio del podcast Pepe&Chema, los músicos recibieron la invitación para tocar durante un par de horas en la colonia Riberas de Rancho Grande.

Los músicos se reunieron en la casa de Livan antes de salir rumbo al evento, a bordo de una camioneta GMC Yukon, como solían hacerlo para transportar sus instrumentos y equipo.

La jornada empezó comúnmente para las familias. Esa tarde hubo carne asada, risas, juegos de niños y despedidas rutinarias: abrazos, promesas de volver tras el trabajo y la costumbre de avisar el paradero a través de WhatsApp.

Carlos González, vocalista principal de
Carlos González, vocalista principal de Grupo Fugitivo, llegó tarde al último evento donde sus compañeros desaparecieron. (Facebook: Grupo Fugitivo)

El grupo pequeño, lejos de tener giras nacionales o grandes shows, alternaba entre Reynosa, Díaz Ordaz y Miguel Alemán tocando en fiestas, serenatas o reuniones familiares.

Esa velada, el vocalista Carlos González no logró unirse al conjunto, ya que se encontraba en un evento familiar y avisó que llegaría tarde. Cuando intentó alcanzar al grupo en la ubicación acordada, encontró una palapa abandonada y un bar cercano, pero no localizó movimiento alguno.

González envió mensajes a sus compañeros, sin recibir respuesta, y decidió retirarse del sitio. En declaraciones posteriores, contó que buscó otra palapa en la zona, pensando en un posible error de GPS, pero terminó por regresar a su casa sin haber tenido contacto con sus colegas.

La noche de la desaparición

Durante la madrugada, el silencio de los músicos empezó a inquietar a las familias acostumbradas a intercambiar mensajes y ubicaciones antes y después de cada evento.

Alrededor de la una de la mañana, comenzaron a enviarse mensajes y, al ver que no respondían, recurrieron a llamar a amigos y otros contactos cercanos al grupo. Los mensajes en WhatsApp mostraban solo una palomita, prueba de que no llegaban, mientras las llamadas a los celulares de los integrantes timbraban una o dos veces antes de pasar directamente a buzón.

Algunas familias recuerdan que cerca de las cinco de la mañana, uno de los teléfonos llegó a dar señal brevemente antes de que volviera a quedar fuera de servicio.

A pesar de esto, mantuvieron esperanza, replicando patrones de otras noches donde los músicos habían regresado tarde después de algún evento particularmente largo o con algún motivo imprevisto.

Amanecer en vilo y el salto a la acción

Grupo Fugitivo, última publicación en
Grupo Fugitivo, última publicación en redes sociales. (IG: grupo_fugitivoofficial)

Al amanecer, sin noticias, la preocupación se convirtió en angustia. Quienes podían, se acercaron personalmente a la casa de Livan para preguntar, pero allí la respuesta fue igual de inquietante: nadie tenía información.

Pronto, familiares y parejas de todos los integrantes decidieron acudir a la Fiscalía de Reynosa para interponer la denuncia formal por desaparición, detallando ante las autoridades la cronología de hechos y el patrón de conducta del grupo.

En paralelo, desde redes sociales, comenzaron a circular fotografías y datos de los desaparecidos y su camioneta: primero con posts individuales y luego con fichas de búsqueda, pidiendo a la población que compartiera y aportara cualquier rastro.

El lunes a primera hora, la búsqueda impulsada por la comunidad digital comenzó a arrojar pistas y rumores. Familias y amigos siguieron pistas sobre supuestos avistamientos, pero ninguna resultó certera.

Por la tarde, mientras la denuncia se formalizaba en la Fiscalía, surgió la noticia de que la camioneta GMC Yukon había sido localizada en la colonia La Cañada, gracias a una llamada anónima recibida por las autoridades.

Según los familiares, el vehículo tenía cámara de vigilancia había sido removida, una de las llantas no correspondía a las originales, las calcomanías que identificaban al grupo estaban arrancadas y no había rastro del remolque con los instrumentos. En el interior, la manija y la puerta trasera parecían haber sido forzadas.

En los días siguientes, peritos buscaron huellas dactilares, pero no hallaron coincidencias en ningún registro estatal o federal, ni en los miembros del grupo ni en bases criminales.

Pese a la presión familiar, la camioneta estuvo varios días estacionada frente a la Fiscalía antes de ser revisada a fondo. No se encontraron instrumentos ni objetos personales, y tampoco hubo resultados relevantes en la búsqueda de rastros biológicos.

Alertas anónimas, objetos hallados y recorridos voluntarios

Grupo Fugitivo. (Instagram)
Grupo Fugitivo. (Instagram)

En esos días, las familias empezaron a recibir mensajes anónimos y testimonios de personas no identificadas que aseguraban haber visto vivos a los músicos, aunque en condiciones de maltrato, en diferentes barrios de Reynosa.

Aun cuando ninguna de esas versiones pudo comprobarse, muchas familias, con apoyo de otros ciudadanos, recorrieron solas los lugares señalados, con la esperanza de encontrarlos.

Fue en estos rastreos donde encontraron, por ejemplo, calcomanías arrancadas del grupo y un calcetín, que una de las madres identificó como de su hijo, aunque nunca se realizaron peritajes sobre esa prenda. En otra búsqueda, hallaron trozos de tarjetas de presentación de Grupo Fugitivo entre tierra quemada en un predio; las tarjetas estaban solo parcialmente calcinadas.

Las familias también reconstruyeron la ruta de la camioneta siguiendo testimonios de vecinos y cámaras particulares. Mientras en algunas calles hallaron pruebas de que el vehículo pasó, en otras —donde la autoridad afirma que hubo un supuesto cambio de vehículo o interceptación por sujetos armados— no hay registros visuales ni testimonios, y los residentes prefirieron no hablar por temor.

El anuncio oficial: más dudas que certezas

A musical instrument lies on
A musical instrument lies on the ground during a protest by relatives and friends of the Mexican musical group Grupo Fugitivo, as its members remain missing, in Reynosa, Mexico May 27, 2025. The writings on the instrument read: “Where are they?” and "We are all fugitives." REUTERS/Stringer

Días después de la denuncia, la Fiscalía de Tamaulipas ofreció una rueda de prensa donde informó que se habían localizado cinco cuerpos, aparentemente correspondientes a los miembros de Grupo Fugitivo, en una ladrillera del ejido Los Longoria.

Las familias acudieron pensando que finalmente podrían identificar a sus seres queridos, pero lo que les mostraron fueron fragmentos óseos calcinados y restos textiles, como un trozo de bota negra asociada al vestuario del grupo. Ninguno de los fragmentos permitió un reconocimiento certero, ya que no había cuerpos completos, tatuajes, cicatrices ni otros elementos fisonómicos.

La Fiscalía aseguró que había realizado pruebas genéticas y, en una actualización posterior, comunicó que tres de los restos concordaban con perfiles de las víctimas, basándose únicamente en ADN extraído de fragmentos textiles o pequeños objetos.

Para las familias, los resultados carecen de validez, ya que —hasta la fecha del anuncio— no se habían tomado muestras de ADN a todos los familiares y no se exhibieron procedimientos claros de identificación.

Incapaces de dar por cerrado el caso, y al saber que el lugar donde se hallaron los restos es conocido por arrojar diversas evidencias de actividades ilícitas, las familias insisten en la ausencia de pruebas científicas irrefutables y en la posibilidad de que esos fragmentos fueran manipulados o pertenecieran a otras personas. También cuestionan cómo cartulinas, calcomanías y tarjetas no resultaron destruidas por el fuego, si supuestamente los cuerpos lo habían sido por completo.

El peso de los rumores

Última publicación en Facebook. (Facebook:
Última publicación en Facebook. (Facebook: Grupo Fugitivo)

El anuncio de la Fiscalía cambió el curso de la cobertura mediática nacional. Grandes cadenas y sitios de noticias, al dar por resuelto el caso conforme a la versión oficial, dejaron de dar seguimiento: la atención y la presión pública disminuyeron y las familias, que seguían organizando búsquedas y recopilando pistas, quedaron prácticamente desamparadas.

En paralelo, comenzaron a recibir mensajes amenazantes a través de Facebook y otras plataformas sociales, exigiendo que cesaran en su búsqueda, dejaran de conceder entrevistas y abandonaran cualquier intento de presión pública.

Con el paso de los días, la Fiscalía anunció la detención de nueve personas presuntamente vinculadas al Cártel del Golfo, en concreto a la célula de Los Metros. De acuerdo con la narrativa oficial, algunos detenidos confesaron o implicaron a otros en “haber participado o presenciado el crimen”.

No obstante, los familiares de los detenidos rechazan la manera en que se llevaron a cabo las detenciones, denuncian la falta de órdenes judiciales, abuso de la fuerza y el hecho de que tres de los arrestados trabajaban en la ladrillera donde fueron encontrados los restos. Además, sostienen que las supuestas confesiones emitidas ante la Fiscalía resultan contradictorias entre sí y se basan en testimonios forzados. El único que ha sido identificado como líder del grupo criminal no ha querido dar su declaración.

La indignación, la esperanza y la exigencia

Foto: Fiscalía de Tamaulipas
Foto: Fiscalía de Tamaulipas

En todas sus declaraciones, los familiares han insistido en que no buscan culpables ni venganza: solo quieren el regreso de sus seres queridos y claridad sobre su paradero. Han reiterado que la única opción justa es una investigación transparente, con pruebas científicas suficientes y acceso pleno a los expedientes.

Critican el manejo de la información, señalan el desorden en la comunicación entre Fiscalía estatal y autoridades locales, y sostienen que si la evidencia de ADN fuera irrefutable, aceptarían los resultados oficiales. Mientras eso no ocurra, aseguran, no dejarán de buscar y de solicitar apoyo social y mediático.

Finalmente, exigen que la investigación sea asumida por la Fiscalía General de la República y piden a la sociedad que no abandone el caso, que siga presionando para que la verdad salga a la luz y las familias puedan tener, finalmente, certeza sobre lo que ocurrió con Grupo Fugitivo.