¿Cuál es la diferencia entre las pilas alcalinas y las recargables, según la PROFECO?

Las baterías transforman la energía química en eléctrica

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Hay diversos tipos de pilas,
Hay diversos tipos de pilas, diferenciándose por el tamaño y los componentes químicos. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En la vida cotidiana, las baterías son protagonistas silenciosos que alimentan desde dispositivos sencillos como relojes y controles remotos, hasta cámaras digitales y herramientas eléctricas. Con la llegada de nuevas tecnologías al hogar y la diversidad de aparatos que requieren energía portátil, conocer las diferencias entre pilas alcalinas y recargables se vuelve fundamental para elegir la opción más adecuada, eficiente y sostenible.

La Revista del Consumidor de la PROFECO, en su edición de marzo de 2025, analiza tanto las pilas alcalinas como las recargables y ofrece recomendaciones útiles para usuarios y consumidores.

Las pilas funcionan como pequeños generadores eléctricos que transforman energía química en energía eléctrica interna. En el mercado mexicano, las más comunes son las denominadas tamaño AA, cuyo formato cilíndrico y dimensiones estandarizadas permiten una amplia compatibilidad. Existen variaciones según capacidad, marca y composición química, pero predominan dos principales categorías: alcalinas y recargables.

Las pilas alcalinas recargables son
Las pilas alcalinas recargables son más económicas a largo plazo, pueden usarse en más de una ocasión y a lo largo del tiempo tienen un rendimiento estable. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las pilas alcalinas son ampliamente utilizadas gracias a su larga vida útil y facilidad de adquisición. Según la PROFECO, internamente presentan un ánodo de zinc y un cátodo de dióxido de manganeso, separados por una solución llamada electrolito (hidróxido de potasio).

Esta estructura facilita la transferencia de electrones y la generación constante de corriente mientras dura la reacción química. Su nombre responde al pH elevado (superior a 7) del hidróxido de potasio, que actúa como base en la reacción interna. Estas pilas están recomendadas para dispositivos de bajo consumo como controles, relojes de pared o linternas.

Sin embargo, las alcalinas no pueden recargarse. Una vez agotadas, deben ser reemplazadas y desechadas responsablemente. Entre sus ventajas destaca su bajo costo y rendimiento constante en uso cotidiano, pero también presentan desventajas como la generación de residuos y el riesgo de contaminar el medio ambiente si no se descartan adecuadamente.

Otra cuestión importante de las pilas alcalinas es su tendencia a descargar lentamente incluso sin uso, lo que puede llevar a la corrosión o fuga de químicos cuando permanecen instaladas mucho tiempo en un aparato.

Las pilas alcalinas destacan por
Las pilas alcalinas destacan por su bajo costo y su larga vida útil, es preferible que se usen en aparatos de bajo consumo. . - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En contraste, las pilas recargables se destacan por su capacidad de restaurar la carga original a través de un proceso eléctrico inverso, gracias a su composición de níquel-metalhidruro (NiMH), hidruro metálico y otros compuestos que permiten reacciones químicas reversibles. Usan también hidróxido de potasio como electrolito.

Este tipo de pila resulta ventajoso para dispositivos de alto consumo, tales como cámaras digitales, juguetes electrónicos o herramientas portátiles, donde la demanda de energía es mayor y el reemplazo frecuente no sería práctico ni económico.

La gran ventaja de las pilas recargables, especifica la revista de la PROFECO, es que pueden reutilizarse múltiples veces y, por tanto, ayudan a disminuir la cantidad de residuos producidos por desechos. A largo plazo resultan más económicas y permiten un rendimiento estable durante su vida útil. No obstante, requieren un cargador específico y suelen tener un precio inicial más alto. También pueden perder la carga con mayor rapidez si no se utilizan frecuentemente, sobre todo cuando ya llevan un tiempo considerable en uso.

Ambos tipos de pilas comparten la recomendación de manejo responsable al terminar su ciclo de vida, ya que, de no desecharse correctamente —por ejemplo, en contenedores seguros o puntos de recolección especializados—, pueden liberar sustancias dañinas al ambiente.