El zumbador mexicano: el colibrí pájaro más pequeño de América del Norte y un tesoro endémico del país

Esta especie destaca por su plumaje vibrante y su vuelo ágil, convirtiéndose en un símbolo de biodiversidad e indicador clave de la salud ambiental en las tierras altas

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Esta especie habita en bosques
Esta especie habita en bosques húmedos de tierras altas mexicanas, entre 1,500 y 3,000 metros de altitud (Wikimedia Commons/Ron Knight)

En los bosques húmedos de las tierras altas de México, se oculta una joya natural de tamaño diminuto, pero de gran importancia ecológica: el zumbador mexicano (Selasphorus heloisa).

Esta ave con plumas magentas es considerado el pájaro más pequeño encontrado en América del Norte.

Con un peso que no supera los 2.2 gramos, este fascinante colibrí es una de las especies más destacadas del país y una de las pocas que posee la distinción de ser endémica de la región.

Un tamaño diminuto, una presencia notable

El colibrí abejorro destaca por
El colibrí abejorro destaca por su gorguera magenta-rosa y su comportamiento escurridizo (Wikimedia Commons/Dominic Sherony)

Este colibrí, cuyo tamaño es comparable al de un abejorro, se caracteriza por su gorguera magenta-rosa que adorna al macho, junto con una cola corta con orillas blancas y base rojiza.

Su aspecto lo convierte en uno de los más llamativos, aunque su comportamiento escurridizo lo hace difícil de observar, de acuerdo con información de la enciclopedia especializada en animales, Enciclovia.

Mientras que el macho tiende a cantar de manera persistente desde una percha expuesta, la hembra se distingue por tener la garganta con puntos oscuros y un patrón de cola similar al del macho.

Su hábitat preferido son los claros arbustivos y bordes de bosques perennifolios ricos en flores, en donde se agrupan otros colibríes.

Este pájaro se desplaza de forma horizontal mientras se alimenta, con su cola levantada, lo que lo convierte en una vista característica de los bosques montañosos.

El colibrí abejorro habita a altitudes que oscilan entre los mil 500 y tres mil metros sobre el nivel del mar, principalmente en las tierras altas de México, donde se encuentran los bosques húmedos tropicales.

Según la plataforma enfocado en aves, este hábitat, a pesar de su belleza y biodiversidad, está cada vez más amenazado por la deforestación y la pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola y urbana.

Sin embargo, a pesar de estos retos, la población del colibrí abejorro se mantiene estable, lo que le ha permitido ser clasificado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en la categoría de “Preocupación Menor” en su lista roja.

A diferencia de otros colibríes, que a menudo se posan en los arbustos o en las ramas, este colibrí prefiere desplazarse en el aire, suspendido en un solo lugar mientras absorbe néctar. Su canto, aunque corto y repetitivo, resalta entre la serenidad de los bosques que habita.

El papel ecológico del colibrí

A pesar de las amenazas,
A pesar de las amenazas, la UICN clasifica al colibrí abejorro como especie de 'Preocupación Menor' (Wikimedia Commons/Ron Knight)

Los colibríes, aves pequeñas y asombrosas de la familia Trochilidae, juegan un rol vital en la conservación de la flora al ser polinizadores clave, según información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

De las 350 especies en el mundo, 57 se encuentran en México. Aunque no todas están en peligro, todas figuran en el Apéndice I de CITES, lo que refleja su importancia y vulnerabilidad.

Estas aves poseen un metabolismo extremadamente alto y una musculatura pectoral potente que les permite volar a velocidades impresionantes.

Su aguda visión y su capacidad para realizar acrobacias, como vuelos en picada y movimientos hacia atrás, las convierten en seres fascinantes.

Además, su pico largo y delgado les permite extraer néctar, mientras transportan el polen y contribuyen a la reproducción de numerosas plantas.

Su rol ecológico es crucial, pero los colibríes enfrentan amenazas como la destrucción de hábitats, el cambio climático y la pérdida de flora.

La sobreexplotación comercial, que históricamente los ha perseguido para la confección de sombreros, también ha contribuido a su declive.

Con una tasa reproductiva baja y un escenario futuro incierto, es urgente sensibilizar sobre su importancia para garantizar su conservación.