¿Chespirito sintió culpa por dejar a Graciela Fernández por Florinda Meza? Esto llegó a decir cuando aún vivía

El último episodio de la serie de Max muestra a un Roberto Gómez Bolaños contrariado

Guardar
(Zurisaddai González/Infobae)
(Zurisaddai González/Infobae)

La historia de amor entre Roberto Gómez Bolaños y Florinda Meza fue tan famosa como polémica.

Pero detrás de esa relación, que floreció ante los ojos de millones de televidentes, hubo un capítulo doloroso: la separación de Chespirito con Graciela Fernández, su esposa durante más de 20 años y madre de sus seis hijos.

El episodio 8 de la serie Chespirito: Sin querer queriendo revive ese momento con crudeza emocional y deja en el aire una pregunta que lo acompañó hasta el final de sus días: ¿Chespirito se sintió culpable?

La escena más tensa del capítulo 8: la culpa como protagonista

El episodio inicia situandose en 1978, muestra una conversación clave entre Roberto (interpretado por Pablo Cruz Guerrero) y Margarita (personaje que representa a Florinda Meza).

(Zurisaddai González/Infobae)
(Zurisaddai González/Infobae)

Ella lo enfrenta con una verdad incómoda: lo que siente no es responsabilidad… es culpa. En la escena, Roberto admite que no puede dejar de pensar en Graciela y su familia. Se muestra contrariado por años de historia compartida, por la familia que formaron y por el peso de una decisión irreversible.

La charla escala hasta que ella le exige que se marche, convencida de que él aún desea estar con Graciela.

Lo que Chespirito escribió sobre su separación en su autobiografía

En su libro Sin querer queriendo, publicado en vida, Chespirito no se esconde. Admite que el proceso de separación con Graciela fue profundamente traumático.

Florinda Meza recordó que Graciela
Florinda Meza recordó que Graciela Fernández la llamó por teléfono tras el fin de su matrimonio con Chespirito. (Créditos: The Grosby Group. Instagram)

A pesar de reconocer que la relación ya no funcionaba por las incompatibilidades, aceptó que el sentimiento de culpa lo persiguió durante años.

En sus propias palabras, explicó que esa culpa se comportaba como un fiscal implacable: lo hacía sentir como el único responsable del fracaso matrimonial, pero también se decía constantemente que la responsabilidad era compartida.

“Con cierto masoquismo hace que uno se considere como único responsable de lo acontecido, cuando la realidad señala que siempre hay que compartir la culpa”, escribió.

Reflexionó sobre el dolor de sus hijos, sobre las barreras emocionales que crecieron en la pareja y sobre la inevitabilidad de una ruptura que, aunque dolorosa, evitaba un sufrimiento mayor si permanecían juntos.

(Especial Infobae: Jovani Pérez)
(Especial Infobae: Jovani Pérez)

Chespirito también reveló que, para tratar de equilibrar la balanza emocional, decidió dejar todos los bienes materiales a Graciela: casas, terrenos, muebles e incluso su mejor coche.

Aún así, el sentimiento de culpa no desapareció de inmediato. El proceso de sanación —según él mismo— requirió tiempo, humildad, paciencia y actos concretos de indulgencia.

Aunque en el imaginario colectivo quedó la historia de amor entre Roberto y Florinda, la serie y sus memorias nos recuerdan que detrás de cada decisión hubo también una sombra que lo acompañó el resto de su vida.