Estos son los pueblos de México en donde se dice que se aparece La Llorona

Este país cuenta con una amplia variedad de leyendas que recaen en la cultura de sus localidades e inspiran a la curiosidad de los turistas aventureros

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La leyenda de La Llorona
La leyenda de La Llorona es una de las más populares entre el colectivo mexicano. Foto: (Jesús Tovar Sosa/Infobae)

La figura de La Llorona es una de las leyendas más arraigadas y extendidas en la cultura popular mexicana. Su lamento –“¡Ay, mis hijos!”– ha trascendido generaciones y regiones, convirtiéndose en parte esencial del imaginario colectivo.

A lo largo del país, diversos pueblos aseguran haber sido escenario de sus apariciones, especialmente aquellos con ríos, canales, lagos o zonas antiguas, donde el silencio de la noche da paso a los ecos de una presencia que, según la tradición, deambula buscando a sus hijos perdidos.

Explora el escalofriante mundo de
Explora el escalofriante mundo de las leyendas de terror mexicanas que han perdurado en el folclore, llenando de misterio las noches a través de los pueblos de México. (Imagen ilustrativa Infobae)

Uno de los lugares más emblemáticos donde se dice que se aparece es Xochimilco, en la Ciudad de México. Entre los canales, chinampas y antiguos caminos de agua, se han documentado numerosos testimonios de habitantes y trabajadores que aseguran haber escuchado los lamentos de una mujer por las noches.

La leyenda se ha arraigado tanto que incluso se han montado espectáculos teatrales nocturnos en las trajineras, especialmente durante el Día de Muertos, que recrean la historia de La Llorona entre música prehispánica y efectos especiales.

Xochimilco es uno de los
Xochimilco es uno de los escenarios más referidos a la aparición de La Llorona, según varias leyendas. Foto: X: @turismocdmx

En Tlaxcala, en pueblos como Huamantla y San Pablo del Monte, también circulan relatos de apariciones espectrales de una mujer vestida de blanco que vaga cerca de ríos y barrancas. Los ancianos de estas comunidades aseguran que la Llorona castiga a los hombres infieles o a quienes caminan solos de noche, en lo que consideran una advertencia del más allá.

Otro punto importante es Guanajuato, particularmente en zonas como Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende, donde la leyenda cobra vida entre callejones empedrados y antiguas casonas. En algunas versiones locales, La Llorona no sólo busca a sus hijos, sino que también aparece como alma en pena que protege a los niños perdidos o abandonados.

Pobladores de Huamantla han asegurado
Pobladores de Huamantla han asegurado que se ha aparecido el alma en pena de La Lorona. Crédito: J. GUADALUPE PÉREZ/CUARTOSCURO

En el estado de Oaxaca, comunidades zapotecas y mixtecas han incorporado esta figura dentro de sus relatos orales. En lugares como Mitla, famosa por sus zonas arqueológicas, la historia de una mujer llorando cerca de los túneles prehispánicos sigue vigente, mezclando lo sobrenatural con el simbolismo de la muerte en la cosmovisión indígena.

También en Querétaro, específicamente en el centro histórico y sus alrededores, los guías turísticos incluyen la leyenda de La Llorona en los recorridos nocturnos. Se dice que se aparece en la ribera del río Querétaro, o en callejones oscuros, buscando a sus hijos con desesperación y emitiendo un grito estremecedor que, según cuentan, paraliza al que lo escucha.

Leyendas cercanas narran que el
Leyendas cercanas narran que el espíritu se aparece cerca de la zona arqueológica de Mitla. Foto: (Archivo Infobae)

La historia central de La Llorona varía ligeramente según la región, pero la esencia se mantiene: una mujer, a menudo llamada María, enloquece tras perder o asesinar a sus hijos, generalmente ahogados, y luego muere –ya sea por suicidio o castigo divino–. Su alma queda condenada a vagar eternamente buscándolos, como castigo por su crimen.

Esta leyenda sigue viva en la tradición oral, en los espectáculos populares y en las advertencias de los abuelos. Más allá del miedo que inspira, La Llorona es una expresión del dolor, el arrepentimiento y la memoria colectiva, que se niega a desaparecer de los rincones más antiguos de México.