
Las várices son venas superficiales dilatadas y alargadas que se desarrollan principalmente en las piernas.
Se producen cuando las válvulas en el interior de las venas, que ayudan a que la sangre regrese al corazón, dejan de funcionar adecuadamente. Esto provoca que la sangre se acumule y la vena se dilate y se deforme.
Entre los factores de riesgo para desarrollarlas se encuentran la predisposición genética, el sedentarismo, la obesidad, el embarazo, las alteraciones hormonales y la permanencia prolongada de pie o sentado.
Estas pueden manifestarse como venas azuladas o moradas que aparecen bajo la piel, acompañadas de molestias, pesadez, hinchazón, calambres, picazón o dolor en la zona afectada, síntomas que pueden empeorar ante la presencia de ciertos factores como estar mucho tiempo de pie o sentado o usar ropa apretada.
Y si bien estos factores negativos se sabe que pueden empeorar las varices, pocas personas saben sobre todo factor que las afecta. Nos referimos al calor y aquí te decimos cómo combatir su efecto adverso.

Porqué el calor empeora las varices y cómo prevenir su efecto dañino
Aunque muchas personas no lo saben, el calor es un factor que puede empeorar en gran medida las várices y los síntomas que producen. Esto se debe a que las temperaturas elevadas promueven la dilatación de las venas superficiales, lo que dificulta aún más el retorno de la sangre hacia el corazón.
Esta dilatación incrementa la acumulación de sangre en las venas afectadas, lo que intensifica síntomas como pesadez, hinchazón, dolor y sensación de ardor en las piernas. Por su parte, el calor puede intensificar la fragilidad capilar, contribuyendo a la aparición de edemas.
Algunos de los consejos que puedes seguir para prevenir el efecto negativo del calor en las varices, son los siguientes:
- Evitar la exposición prolongada al sol o a fuentes de calor directas, como saunas, baños calientes o calefactores.
- Usar ropa cómoda y ligera, que no comprima las piernas ni dificulte la circulación.
- Refrescar las piernas con baños de agua fría o aplicando compresas frescas para favorecer la vasoconstricción.
- Elevar las piernas cuando sea posible, lo que ayuda a mejorar el retorno venoso.
- Realizar actividad física moderada, especialmente ejercicios que activen los músculos de las piernas, como caminar o nadar.
- Utilizar medias de compresión si así lo indica un médico, para mejorar la circulación venosa.
- Mantener una adecuada hidratación.

Estas medidas ayudan a reducir los síntomas y previenen complicaciones asociadas a las várices durante épocas de calor.
Ante molestias persistentes o empeoramiento de los síntomas, es importante consultar a un especialista en salud vascular.
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