El romance entre ‘El Tigre’ Azcárraga y Lucía Méndez que la bioserie de Chespirito evidenció con polémica escena

Durante las décadas de los 70 y 80, Televisa dominó la televisión mexicana y se convirtió en la plataforma de lanzamiento para muchas figuras que alcanzaron fama internacional. Entre los casos más comentados se encuentra el de Lucía Méndez, actriz y cantante que, además de ganar reconocimiento por su talento, fue protagonista de rumores y anécdotas relacionadas con su vínculo personal con Emilio Azcárraga Milmo, conocido como ‘El Tigre’, entonces dueño de la empresa.

La fama de Lucía Méndez como estrella de telenovelas y artista musical creció de la mano de Televisa, pero también alimentó interrogantes sobre la razón detrás de su ascenso meteórico en la industria. Se decía que El Tigre Azcárraga, famoso por tener “consentidas” entre el elenco, brindaba privilegios únicos a quienes entablaban una relación cercana con él, desde contratos exclusivos hasta protagonistas en historias con altos niveles de audiencia, algo que así rastró la serie de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito: sin querer queriendo.

Tanto Lucía Méndez como Emilio Azcárraga evitaron confirmar en público cualquier relación sentimental, aunque con el tiempo otras figuras, como Verónica Castro, reconocieron que ‘El Tigre’ solía favorecer a sus actrices predilectas. La Diva de México negó durante años los rumores hasta que, en entrevistas recientes, admitió haber mantenido un breve romance con el empresario.

Según relató, El Tigre Azcárraga se comportaba de manera coqueta, pero siempre respetó sus límites. La actriz describió su vínculo como ocasional, marcado por la atracción y el respeto, pero sin llegar a formarse como una relación formal. La diferencia generacional, la posición de poder de el dueño de Televisa y el contexto laboral influyeron para que su historia no pasara de encuentros discretos y sin documentos gráficos que los vincularan.

A pesar de la cercanía que mantuvo con el dueño de Televisa, Lucía Méndez eventualmente perdió su posición privilegiada dentro de la empresa. Cuando recibió una oferta para protagonizar una telenovela en Telemundo a inicios de los 90, consultó con Emilio Azcárraga, quien en un principio accedió debido a supuestos intereses de expansión en la cadena estadounidense.

Sin que dicha adquisición se concretara, Lucía Méndez terminó perdiendo su exclusividad y fue vetada por la televisora, un destino común para varias de las ex consentidas de ‘El Tigre’. Aunque esta decisión golpeó a la artista desde el plano personal, respondió impulsando su carrera como cantante y empresaria.

Décadas después, el tema ha retornado al debate público gracias al dramatizado de HBO Max “Chespirito: Sin querer queriendo”, que narra la vida de Roberto Gómez Bolaños, figura central de la televisión mexicana.

La producción se ha convertido en la serie más vista de la plataforma en la región por su enfoque directo sobre sucesos poco explorados del ambiente artístico. Entre sus escenas más comentadas, una aborda el fugaz romance entre Lucía Méndez y El Tigre Azcárraga, con una representación que ha generado controversia entre seguidores y críticos por la forma en que expone una de las historias más discretas de la farándula mexicana.

La actriz peruana Hany Portocarrero, conocida por su trabajo en telenovelas como “La mujer de nadie” y “Vencer la culpa”, encarna a Lucía Méndez en la producción y comparte pantalla durante los episodios seis y siete.

Su desempeño ha recibido elogios por el parecido físico y la capacidad de retratar el carácter y la presencia de la verdadera Lucía Méndez, sin caer en la parodia. Portocarrero, con experiencia tanto en la televisión mexicana como en su país natal, suma con este personaje un papel relevante en la ficción sobre Chespirito.

El romance entre Lucía Méndez y Emilio Azcárraga Milmo, por años envuelto en rumores y desmentidos, ha recobrado fuerza en la conversación gracias a su representación en la pantalla. Las memorias de la artista sobre su experiencia revelan los matices y presiones del medio televisivo en una época en la que el poder y la influencia determinaban trayectorias.

La decisión de la bioserie de abordar este episodio contribuye a la reflexión sobre el impacto de las relaciones personales en el entorno laboral artístico y la vigencia de figuras icónicas como Lucía Méndez en la memoria colectiva del público latinoamericano.