
La Ciudad de México fue sacudida nuevamente por un episodio de violencia el pasado 1 de julio de 2025, cuando un hombre armado ingresó a un gimnasio de CrossFit en la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM), tomó como rehén a un entrenador y exigió 600.000 pesos para liberarlo. Tras más de una hora de tensión, el agresor murió abatido por elementos tácticos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), luego de herir a un negociador de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX).
El hecho fue extraordinario por su nivel de exposición pública, por la duración del enfrentamiento y por la naturaleza del lugar: un gimnasio que funcionaba dentro de un centro pastoral. Sin embargo, no ha sido un caso aislado. En las últimas tres décadas, la capital del país ha registrado al menos cinco tomas de rehenes en distintos contextos: robos frustrados, conflictos laborales, intentos de extorsión o incluso venganzas personales.

El exmilitar que intentó asaltar un banco en 1996
El 30 de diciembre de 1996, el entonces Distrito Federal vivió una de las tomas de rehenes más largas y mediáticas de su historia. Un hombre armado ingresó poco después del mediodía a una sucursal bancaria, ubicada sobre la Calzada Ignacio Zaragoza, en la colonia Agrícola Oriental, entonces delegación Iztacalco, y tomó como rehenes a por lo menos 15 personas.
De acuerdo con una reconstrucción publicada por La Prensa, el agresor —posteriormente identificado como Anastasio Saldaña Flores, exmilitar de 26 años— portaba dos pistolas, una granada de fragmentación y una mochila vacía con la que exigía a las cajeras que le entregaran todo el efectivo disponible. El asalto se frustró tras un intercambio de disparos dentro del banco, en el que resultaron heridos un cliente y un guardia de seguridad.
Tras activarse la alarma, decenas de agentes de distintas corporaciones rodearon la sucursal. A lo largo de más de seis horas, Saldaña mantuvo retenidos a clientes y trabajadores, mientras negociaba directamente con altos mandos de la policía capitalina.
Entre sus exigencias estaban la entrega de un vehículo con gasolina, un chaleco antibalas y la presencia de reporteros y cámaras de televisión. Usó a los rehenes como escudos humanos y los colocó en puntos estratégicos dentro del banco para evitar el ingreso de la policía.
Durante la negociación, el agresor fue liberando a varios rehenes, incluidos niños y mujeres. Sin embargo, mantuvo hasta el final a cuatro personas bajo su control, entre ellas dos empleadas bancarias y un supuesto rehén que después fue identificado como cómplice.

Aproximadamente a las 19:20 horas, Saldaña intentó abandonar el banco con sus rehenes y abordar un automóvil proporcionado por las autoridades. Cuando el agresor subía al vehículo y aún utilizaba a sus víctimas como escudo, agentes de la Policía Judicial y del Agrupamiento de Fuerza de Tarea ejecutaron un operativo relámpago para extraer a los rehenes y desarmar al sospechoso.
Durante el forcejeo, se escucharon al menos dos detonaciones. La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) declaró que el agresor se disparó a sí mismo con un arma corta, pero reporteros en el lugar aseguraron que un francotirador lo abatió con un disparo directo en el cuello.
Saldaña fue trasladado con vida al hospital del ISSSTE Zaragoza, donde fue declarado muerto minutos después. Su identidad permaneció desconocida por casi dos semanas. Fue identificado oficialmente el 12 de enero de 1997 gracias a registros de la Secretaría de la Defensa Nacional, que confirmaron su paso por el Ejército como soldado de infantería.
Familiares informaron que vivía en condiciones precarias y trabajaba como diablero en la Central de Abasto. Aunque nunca tuvo antecedentes penales, su pareja y hermanos declararon que en las semanas previas había mostrado un comportamiento errático y repetía frases como: “me deben y voy a cobrar”.
Los rehenes de Sanborns

La madrugada del 30 de octubre de 2008, una tienda Sanborns ubicada en la colonia Santa María la Ribera, en la entonces delegación Cuauhtémoc, fue escenario de una toma de rehenes que involucró a una veintena de personas, entre clientes y empleados. Ocurrió luego de un fallido intento de asalto perpetrado por ocho hombres encapuchados y armados, uno de ellos identificado como exempleado del lugar.
De acuerdo con información proporcionada en su momento por el entonces subprocurador de averiguaciones previas descentralizadas, Genaro Vázquez, los hechos ocurrieron alrededor de la una de la madrugada, cuando los delincuentes ingresaron al establecimiento simulando ser comensales. Una vez dentro, sometieron al personal de seguridad y a los presentes, con la intención de robar dinero en efectivo y productos del local.
Una llamada ciudadana alertó a la policía capitalina, que movilizó unidades. Al verse rodeados, los delincuentes recurrieron al amago de los rehenes para intentar negociar su escape.
Durante el operativo, los agresores mantuvieron a las víctimas bajo amenaza, sin que se reportaran detonaciones de arma de fuego. Después de un par de horas de tensión y sin que se hiciera uso de la fuerza, los delincuentes se rindieron voluntariamente y liberaron a todas las personas retenidas.
Entre las víctimas, al menos cinco mujeres fueron atendidas por paramédicos por lesiones menores y crisis nerviosas. También resultó herido Ángel Dorantes, policía de 55 años, quien fue trasladado al Hospital Álvaro Obregón, donde se reportó fuera de peligro.
La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF) informó que el líder del grupo se identificó como Javier Solís Martínez, un exmilitar de 44 años. Junto a él fueron detenidos Enrique Mejía Bello (33 años), Emanuel Hernández (21), José Javier Escalante (34), Óscar Reyes (28), Enrique Enríquez (22) y Juan Huerta Rojas (31).
El subprocurador Genaro Vázquez calificó este suceso como el primer caso de toma de rehenes registrado oficialmente en la capital derivado de un intento de robo.
La casa de empeño en 2010

El año 2010, un intento de asalto a una casa de empeño en la colonia Acueducto de Guadalupe, alcaldía Gustavo A. Madero, derivó en una arriesgada toma de rehenes y una fuga en una patrulla robada, en uno de los episodios más inusuales registrados en el norte de la capital.
De acuerdo con reportes retomados por Milenio, un grupo de delincuentes armados irrumpió en el establecimiento con la intención de cometer un robo. Sin embargo, la rápida llegada de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del entonces Distrito Federal frustró el atraco, dando inicio a una situación crítica: los asaltantes tomaron como rehenes a tres personas para negociar su escape.
Los agresores exigieron que la policía se retirara del perímetro, amenazando con hacer daño a las víctimas. En medio de la tensión, lograron apoderarse de una patrulla oficial con todo y rehenes, y emprendieron la huida. La maniobra sorprendió a los cuerpos de seguridad, que iniciaron una persecución inmediata.

Poco después, los delincuentes liberaron a los rehenes sanos y salvos, y fueron capturados durante la fuga. Además de recuperar el dinero sustraído, las autoridades informaron que se integró una carpeta de investigación por los delitos de robo con violencia, privación ilegal de la libertad y uso indebido de vehículo oficial.
El entonces procurador de justicia, Miguel Ángel Mancera, participó directamente en las labores de supervisión y destacó el desenlace sin víctimas mortales.
El asaltante del Seven Eleven en 2016
El 15 de diciembre de 2016, un intento de robo a una tienda Seven Eleven ubicada en la colonia Viaducto Piedad, delegación Iztacalco, se transformó en una breve pero tensa toma de rehenes que concluyó sin víctimas graves y con la detención del agresor en el lugar.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 10:00 horas, justo afuera de la estación Metro Viaducto. Un hombre de aproximadamente 32 años ingresó al establecimiento con intenciones de robo. Al notar la llegada de policías capitalinos, el sujeto amagó con unas tijeras de podar a una empleada de 18 años, a quien tomó por el cuello y usó como rehén para evitar ser arrestado.
De acuerdo con información publicada por Aristegui Noticias, elementos de la Policía Auxiliar iniciaron un protocolo de contención y comenzaron un diálogo improvisado con el agresor. En un intento por calmarlo, los oficiales le ofrecieron dinero para que soltara a la víctima, e incluso uno de los policías se ofreció como rehén de intercambio, en un esfuerzo por liberar a la joven.

Mientras se desarrollaba la negociación, decenas de personas se congregaron frente al local, generando una presión adicional. Testigos comenzaron a insultar al agresor, lo que sumó tensión a la escena. Uno de los oficiales advirtió al sospechoso que si lastimaba a la víctima, la multitud podría reaccionar violentamente.
La crisis se resolvió en aproximadamente 20 minutos. Aprovechando un momento de distracción del sujeto, los policías se acercaron de forma táctica y lograron someterlo sin necesidad de disparos. Tanto la víctima como un oficial resultaron con heridas menores, que no requirieron hospitalización.
Gimnasio en la GAM (2025)
Este 1 de julio, un exentrenador de CrossFit identificado como José Luis “N” ingresó armado al gimnasio del Centro Pastoral de Atención a la Juventud, ubicado dentro de la Iglesia San Jorge Mártir, en la colonia San Juan de Aragón IV y V, alcaldía Gustavo A. Madero.
Portando dos armas de fuego, tomó como rehén a su sucesor, el instructor César Miguel “N”, y exigió 600 mil pesos a cambio de su liberación.

De acuerdo con información de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), la situación se reportó a través de la frecuencia de radio cerca de las 09:00 horas. Elementos de la Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales (UMOE) y personal especializado en manejo de crisis acudieron al lugar. La negociación estuvo a cargo de un agente de la Fiscalía, quien, sin portar arma, intentó convencer al agresor de entregarse de forma pacífica.
Durante más de una hora, el negociador mantuvo contacto directo con el agresor. Sin embargo, en un momento de tensión, mientras la víctima intentaba tomar agua, José Luis “N” disparó en dos ocasiones, hiriendo al agente en el cuello y la muñeca izquierda. Ante la agresión, los elementos tácticos intervinieron y repelieron el ataque, lo que resultó en la muerte del agresor por disparo en la cabeza, según confirmó la fiscal Bertha Alcalde Luján en conferencia de prensa.
El rehén fue liberado sin lesiones físicas, aunque recibió atención médica y psicológica. El agente lesionado fue trasladado a un hospital y se reportó estable y en recuperación.
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