¿Cuál es el perfil psicológico detrás de cada personaje de El Chavo del 8? Esto dijo Chespirito

La nueva serie de Max Chespirito: sin querer queriendo ha despertado la nostalgia y el análisis sobre uno de los programas más icónicos de la televisión latinoamericana.

En el cuarto episodio, los espectadores presencian uno de los momentos más emotivos: la creación de El Chavo del 8.

Pero detrás de lo que muestra la serie, el propio Roberto Gómez Bolaños llegó a plasmar en su biografía Sin querer queriendo qué había detrás de cada uno de los entrañables personajes que imaginó y aquí te lo decimos.

En esta nueva parte de la exitosa serie se muestra que Roberto Gómez Bolaños atravesaba un momento de presión creativa cuando se le pidió sustituir un espacio en Canal 8, justo después de que Rubén Aguirre se marchara a la competencia.

Según se muestra en Chespirito: sin querer queriendo, la presión por encontrar un reemplazo para Los Chifladitos llevó a Bolaños a escribir un sketch suelto que hablaba de un niño pobre en un parque.

El resultado fue mejor de lo esperado, y ese primer ejercicio desembocó en la creación de El Chavo.

En el episodio, Chespirito es criticado por los ejecutivos por contratar a actores “desconocidos”, pero él confiaba plenamente en su equipo y defiende su decisión.

Esta parte coincide con lo narrado por él mismo en su libro Sin querer queriendo.

“Para esto utilicé material que me había sobrado de otro sketch suelto que había hecho algunas semanas antes, el cual se había referido a un niño pobre que andaba por un parque público y tenía un breve altercado con un vendedor de globos”.

En su autobiografía, Chespirito explica que el gran reto fue interpretar a un niño que realmente transmitiera inocencia.

“Jamás pretendí que el público pensara que yo era un niño. Lo único que buscaba era que aceptara que yo era un adulto que estaba interpretando el papel de un niño.” Y añade: “El Chavo era el mejor ejemplo de la inocencia y la ingenuidad propias de un niño.”

A continuación te decimos -según su libro- cómo describió Bolaños a cada uno de sus personajes del Chavo del 8:

• Don Ramón: Era un hombre holgazán, inculto y comodino, pero con una simpatía desbordante. “Ocultaba sus múltiples insuficiencias tras una mampara de arrolladora simpatía.”
• La Chilindrina: Traviesa, chimuela e inteligente. Diseñada con pecas como el Chavo para representar su vínculo, pero con gafas para destacar su capacidad intelectual. “Estaba ingenuamente enamorada del Chavo.”
• Profesor Jirafales: Representaba al maestro estoico y bondadoso, cuya máxima expresión de enojo era un “¡Ta ta ta ta ta!”.

• Doña Florinda: Se caracterizaba por el exceso en el consentimiento hacia su hijo Quico. Chespirito admiraba el profesionalismo de Florinda Meza al aceptar un papel que exigía sacrificar su atractivo en favor de una imagen desaliñada y mandona.
• Quico: Era la contraparte del Chavo. Rico, envidioso, caprichoso y consentido. Fue inspirado por Carlos Villagrán, a quien Chespirito conoció en una fiesta donde actuó como un muñeco de ventrílocuo. “¿Qué tal funcionaría un niño con estas características como contraparte del Chavo?”.

• Señor Barriga: Un personaje bonachón, víctima involuntaria de las travesuras del Chavo. Su frase “¡Tenía que ser el Chavo del 8!” quedó para la posteridad. Parecía ser gruñón, pero en realidad era bondadoso y muy indulgente, pues no dudaba en tentarse el corazón y perdonar hasta la deuda más grande.
• Ñoño: Hijo del señor Barriga, que heredó sus características físicas e intelectuales. Representaba la igualdad de la infancia, libre de prejuicios.

• Doña Clotilde: La “Bruja del 71”, enamorada de Don Ramón. Una mujer solitaria que estaba dispuesta a sacrificar sus principios por amor.
• Godínez: Era el alumno distraído, pero apasionado del deporte. “No era capaz de recordar la fecha en que Cristóbal Colón descubrió América, pero podía citar con precisión el día en que Pelé anotó su gol número 1000.
• Jaimito el cartero: Representaba la ternura de la vejez, con su famosa frase: “Prefiero evitar la fatiga.”

Todos estos perfiles no solo construyeron un universo entrañable, sino que también reflejan una observación aguda de la infancia, la soledad, la desigualdad y el humor como escape emocional.

La serie de Max y las memorias de Chespirito se complementan para mostrar que El Chavo del 8 no fue improvisado, sino el resultado de una empatía profunda y un enfoque casi clínico de cada personalidad.