Los hombres que mataron a un emperador: el pelotón de fusilamiento que ejecutó a Maximiliano de Habsburgo

El Segundo Imperio Mexicano cayó con la ejecución de su emperador. Ocho hombres lo fusilaron en el Cerro de las Campanas

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Ocho soldados mexicanos fueron los
Ocho soldados mexicanos fueron los encargados de ejecutar a Maximiliano de Habsburgo en el Cerro de las Campanas. Crédito: Secretaría de Cultura de San Luis Potosí/ Secretaría de la Defensa Nacional

La mañana del 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, ocho hombres mexicanos fueron seleccionados para llevar a cabo una de las ejecuciones más emblemáticas de la historia de México: el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo, emperador impuesto por el Segundo Imperio Mexicano con apoyo de Francia.

Aquella escena, inmortalizada en varias ilustraciones y fotografías posteriores, muestra a los ocho soldados que integraron el pelotón de fusilamiento, cuyos nombres han quedado grabados en los registros militares y en la historia nacional: Jesús Rodríguez, Marcial García, Ugnacio Lerma, Máximo Valencia, Ángel Padilla, Carlos Quiñones, Aureliano Blanquet y el capitán Simón Montemayor, quien dio la orden final.

Maximiliano, junto con sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, fue condenado a muerte por traición a la patria luego de ser capturado tras el sitio de Querétaro, poniendo fin al efímero y trágico experimento monárquico en México.

El emperador extranjero

Maximiliano de Habsburgo, archiduque austríaco y hermano del emperador Francisco José I de Austria, llegó a México en 1864 respaldado por el emperador Napoleón III de Francia y sectores conservadores mexicanos que buscaban restaurar una monarquía católica. Fue coronado emperador del Segundo Imperio Mexicano junto a su esposa, Carlota de Bélgica, en una ceremonia fastuosa en la Catedral Metropolitana.

Con rostros serenos o tensos,
Con rostros serenos o tensos, los miembros del pelotón de fusilamiento de Maximiliano posaron para la historia. Crédito: Secretaría de Cultura de San Luis Potosí

Aunque pretendía gobernar con una visión liberal, Maximiliano nunca logró consolidar su poder real, enfrentando constantes conflictos con los republicanos liderados por Benito Juárez y perdiendo el respaldo francés cuando Napoleón III decidió retirar sus tropas en 1866.

El final en Querétaro

El 15 de mayo de 1867, tras 72 días de asedio, Maximiliano fue capturado en Querétaro. Su juicio militar fue breve y su condena fue firmada por el gobierno republicano. Aunque varias cortes europeas, e incluso personalidades liberales como Víctor Hugo, solicitaron clemencia, Juárez se mantuvo firme: la ejecución era un mensaje de soberanía nacional.

En la madrugada del 19 de junio, Maximiliano escribió cartas de despedida. Vestido con un traje negro, se negó a que le vendaran los ojos. A sus ejecutores les ofreció monedas de oro y les pidió: “Disparen al pecho, para que muera de frente al sol”.

A las 7:05 a.m., los ocho hombres del pelotón ejecutaron su deber. Un disparo de gracia acabó con su vida. El cuerpo de Maximiliano fue embalsamado y enviado de regreso a Austria, donde fue enterrado con honores imperiales.

Los rostros del pelotón

Jesús Rodríguez, Marcial García, Ugnacio
Jesús Rodríguez, Marcial García, Ugnacio Lerma, Máximo Valencia, Ángel Padilla, Carlos Quiñones, Aureliano Blanquet y el capitán Simón Montemayor: los ejecutores del emperador. (X @OrdenGuadalupe)

En la foto histórica que conserva la memoria del fusilamiento, se observan los rostros serenos o tensos de los soldados que formaron el pelotón. Muchos eran jóvenes combatientes republicanos, algunos veteranos de batallas anteriores. Entre ellos estaba Aureliano Blanquet, quien años más tarde llegaría a ser secretario de Guerra y Marina durante el régimen de Victoriano Huerta, y también moriría ejecutado en 1919.

Los otros hombres, como Jesús Rodríguez, Ugnacio Lerma o Ángel Padilla, volvieron al anonimato tras la ejecución, aunque su presencia en aquel momento histórico sigue generando interés entre investigadores y coleccionistas.