¿El verdadero origen del Chapulín Colorado es como lo cuenta la serie de Max? Ésta es la versión de Chespirito

Este 2025, con el estreno de la serie Chespirito: sin querer queriendo en Max, muchos se preguntan cómo nació uno de los personajes más entrañables de la televisión hispana: el Chapulín Colorado.

El nuevo drama biográfico recrea su aparición en un contexto de presión creativa y caos televisivo, pero ¿qué tan cierto es eso?

Para entenderlo, hay que regresar al testimonio directo de su creador, Roberto Gómez Bolaños, quien contó paso a paso en su autobiografía Sin querer queriendo cómo surgió el superhéroe torpe pero noble que conquistó a Latinoamérica.

En el tercer capítulo de la serie, se dramatiza el surgimiento del Chapulín como una especie de último recurso desesperado en medio del caos y la presión de posiblemente quedar fuera del aire.

En el episodio se observa que Chespirito había dejado un espacio en la televisora, por lo que le advirtieron que podría ser reemplazado.

Aparentemente, Bolaños estaba desesperado, pero en una plática casual con su esposa Graciela le surgió la idea de interpretar un héroe resultara hasta un poco mundano.

Aunque en un inicio lo llamaría el Chapulín Justiciero, tras un chiste de su hija habría decidido ponerle Colorado.

Respecto al traje, la serie plantea que iba a ser verde, pero debido a aspectos técnicos, este tuvo que ser rojo.

En la vida real y de acuerdo con la biografía de Bolaños, todo comenzó como un espacio de apenas diez minutos en Sábados de la Fortuna, un programa de variedades producido por Sergio Peña.

Fue allí donde Bolaños creó La Mesa Cuadrada, un sketch de supuestos genios que respondían cartas del público.

Fue tal el éxito que esto impulsó la creación del programa Chespirito con Rubén Aguirre, María Antonieta de las Nieves y Ramón Valdés como parte del elenco original.

La Mesa Cuadrada seguía siendo un segmento dentro del show, pero entonces ocurrió algo impensable: Gómez Bolaños decidió eliminarlo.

“La constitución misma del sketch exigía que hubiera muchos chistes adecuados al momento”, explica en su libro.

Las grabaciones diferidas hacían que las bromas perdieran actualidad o incluso se volvieran desafortunadas.

Una de ellos involucró a Emilio “el Indio” Fernández justo antes de que se viera implicado en un trágico incidente. Bolaños lo consideró negligencia y prefirió cerrar ese capítulo.

De esa momento complicado fue que Chespirito se vio en la necesidad de implementar algo más y se acordó del Chapulín, un personaje que había sido rechazado.

Así como se plantea en la serie de Max, inicialmente se llamaría Chapulín Justiciero, pero el color del vestuario fue determinante. Al no encontrar mallas verdes, se decantó por el rojo.

“Esto lo justifiqué cambiando el «apellido» Justiciero por el de Colorado, lo cual, además, representaba una doble ventaja: una singular eufonía y una asociación con el célebre remate de los cuentos: «y colorín colorado, este cuento se ha acabado»”, detalló en su autobiografía.

Así nació el Chapulín Colorado: con trusa amarilla, corazón rojo en el pecho con las letras “CH”, antenitas de vinil y tenis bicolor.

Aunque pensó que sería un sketch menor, el impacto fue inmediato.

Frases como “¡No contaban con mi astucia!”, “Síganme los buenos” o “Todos mis movimientos están fríamente calculados” se volvieron parte del habla popular y hasta se usaron en campañas políticas en América Latina.

El Chapulín no sólo salvó el espacio televisivo de Gómez Bolaños, también marcó un antes y un después en el humor de habla hispana.

Su aparición demostró que la ingenuidad, la torpeza y la nobleza podían ser atributos heroicos. En palabras del propio Chespirito: “Dicen que las adversidades suelen ser productivas. Y yo lo creo así”.