El secreto detrás de las arrugas en los dedos mojados, por qué pasan y quiénes son inmunes

Un estudio reveló que las arrugas tras mojar los dedos siguen un patrón único y constante en cada persona, conoce todo sobre este asombroso fenómeno

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El hallazgo descarta la creencia
El hallazgo descarta la creencia de que las arrugas se deben solo a la absorción de agua y apunta a un control nervioso del proceso. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las arrugas que aparecen en dedos, palmas y plantas de los pies tras sumergirse en agua durante mucho tiempo han intrigado tanto a científicos como a curiosos durante décadas, aunque este fenómeno es conocido por todos, las razones detrás de su aparición siguen siendo motivo de debate en la comunidad científica.

Diversos estudios postulan teorías distintas sobre la formación de estas arrugas. Un trabajo realizado hace más de una década por el Departamento de Neurociencia del Centro de Max Delbrück de Medicina Molecular, Berlín-Buch, en Alemania, sostiene que “la formación de arrugas es un proceso dependiente del sistema nervioso simpático”.

Sin embargo, los expertos admiten que todavía falta información detallada sobre la fisiología exacta y las posibles funciones que cumplen las arrugas inducidas por el agua, así como su relación con el pH y la concentración salina.

Entre las hipótesis planteadas figura la de que “las arrugas de la piel glabra evolucionaron como un proceso adaptativo para mejorar el manejo de objetos mojados o caminar en condiciones húmedas”, según expone la misma investigación.

El fenómeno de las arrugas
El fenómeno de las arrugas en dedos y palmas tras mojarse aún genera debate en la comunidad científica sobre sus causas y funciones. (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Siempre son las mismas arrugas?

El estudio realizado por el profesor Guy German, ingeniero biomédico de la Universidad de Binghamton, junto a Rachel Laytin, examinó si las arrugas que se forman en los dedos luego de sumergirlos en agua siempre aparecen en los mismos lugares y con la misma forma.

Para ello, pidieron a varios voluntarios que introdujeran sus dedos en agua durante 30 minutos. Posteriormente, capturaron fotografías detalladas de las yemas de los dedos de cada participante y repitieron el experimento al menos 24 horas después, bajo las mismas condiciones.

Según el estudio, “para determinar si todas las arrugas se pueden comparar fácilmente en ambos puntos temporales, las imágenes se superponen con diferentes opacidades”. Esto permitió visualizar cómo, al comparar ambas series de imágenes, los patrones de picos, valles y bucles que se formaron en las yemas de los dedos resultaron casi idénticos en cada inmersión.

La investigación concluyó: “Los patrones topográficos de arrugas causados ​​por la inmersión prolongada de la mano humana en agua son repetibles y consistentes en diferentes momentos”. Los resultados sugieren que cada persona desarrolla un patrón único y constante de arrugas tras mojarse los dedos, al menos en condiciones controladas como las del experimento.

Un caso de lesión en
Un caso de lesión en el nervio mediano mostró que, sin este nervio, los dedos no desarrollan arrugas tras la exposición al agua.

Las arrugas en los dedos y su vínculo con el sistema nervioso

Un estudio publicado en la revista de la Sociedad de Ingeniería Biomédica y realizado por el Laboratori de Càlcul Numèric (LaCaN) de la Universitat Politècnica de Catalunya en España, aportó datos reveladores sobre las arrugas que aparecen en los dedos tras sumergirlos en agua.

El trabajo propuso analizar si la aparición de estas marcas depende de factores mecánicos o si existe una relación directa con el sistema nervioso.

La curiosidad surgió tras escuchar que “las arrugas no se forman en las personas que tienen dañado el nervio mediano de los dedos”, según explicó el profesor Guy German. Este dato motivó a los investigadores a buscar casos concretos para probar la hipótesis en condiciones reales, superando modelos únicamente teóricos.

Durante el desarrollo del estudio, uno de los estudiantes reveló tener una lesión en el nervio mediano de sus dedos. Ante esta oportunidad, el equipo decidió realizar una prueba específica con él. Según contó German: “Le hicimos la prueba: ¡sin arrugas!”.

El experimento mostró que, en ausencia de un nervio mediano funcional, los dedos no desarrollan arrugas tras la exposición prolongada al agua. Este resultado permitió descartar la creencia popular de que la formación de arrugas se debe únicamente a la absorción de agua por hinchazón.

La observación directa en personas con lesiones nerviosas llevó a los autores a concluir que el fenómeno responde principalmente a mecanismos controlados por el sistema nervioso. Así, la aparición de arrugas tras mojar los dedos revela la acción de procesos biológicos más complejos de lo que se pensaba.