Viernes 13: mitos y realidades sobre la mala suerte

Creencias populares como romper espejos, los gatos negros o los días 13 carecen de sustento científico

Guardar
Estas son las realidades detrás
Estas son las realidades detrás de la creencia de la mala suerte en relación al viernes 13. Foto: (Jesús Tovar Sosa/Infobae)

Desde una perspectiva científica, la idea de la “mala suerte” se desmitifica al analizarla a través de disciplinas como la psicología, la estadística y el comportamiento humano.

La creencia en la mala suerte, aunque profundamente arraigada en diversas culturas, no tiene sustento científico y está más relacionada con factores psicológicos y sociales que con fenómenos sobrenaturales.

Ante varios mitos populares, como el de que romper un espejo trae siete años de mala suerte, se observa que estas creencias tienen orígenes históricos y culturales específicos. Este mito, por ejemplo, proviene de la antigua Roma, donde se creía que los espejos reflejaban el alma, y dañarlos implicaba perjudicarla.

Sin embargo, desde un punto de vista científico, no existe evidencia que relacione este acto con eventos desafortunados. Lo que sí puede ocurrir es que la creencia en esta superstición genere un sesgo de confirmación, es decir, que las personas tiendan a notar más los eventos negativos al estar predispuestas a creer en ellos.

Otro mito ampliamente difundido es el que asocia el martes 13 o el viernes 13 con la mala suerte. Estas fechas tienen raíces en supersticiones religiosas y culturales, pero estudios han demostrado que no hay un aumento estadístico de accidentes o desgracias en esos días.

La creencia de la mala
La creencia de la mala suerte muchas veces tiene raíces en tradiciones religiosas de hace mucho tiempo. Foto: (iStock)

Las personas que creen en esta superstición pueden actuar con mayor nerviosismo o tomar decisiones impulsivas, lo que podría derivar en una profecía autocumplida.

Por otra parte, la creencia de que pasar debajo de una escalera trae mala suerte también tiene un origen simbólico. Se relaciona con la forma triangular que se forma al colocar una escalera contra una pared, un símbolo considerado sagrado en algunas culturas. Además, se vincula con la traición de Judas en la Última Cena.

Sin embargo, desde una perspectiva científica, no hay correlación entre este acto y la mala suerte. Lo que sí existe es un riesgo físico, como la posibilidad de que caigan objetos desde la escalera, lo que podría haber contribuido al surgimiento de esta creencia.

En cuanto a los gatos negros, su asociación con la mala suerte proviene de la Edad Media, cuando se les vinculaba con la brujería. No obstante, se ha demostrado que estos animales no tienen ninguna influencia en la suerte de las personas.

Lo que sí se ha documentado es que esta superstición ha afectado negativamente las tasas de adopción de gatos negros, lo que refleja cómo las creencias culturales pueden tener consecuencias reales.

La mala suerte muchas veces
La mala suerte muchas veces está relacionada a actitudes personales. Foto: (Archivo)

Por último, la idea de que una persona puede estar “maldita” o destinada al fracaso debido a una constante “mala suerte” también carece de fundamento científico.

Según investigaciones en psicología positiva y neurociencia, lo que muchas veces se percibe como mala suerte está relacionado con factores como la falta de atención a oportunidades, la baja autoestima, la ansiedad o una tendencia al pesimismo. Estos elementos pueden influir en la toma de decisiones y en la percepción de los eventos, creando la sensación de que todo sale mal.

El psicólogo Richard Wiseman, conocido por sus estudios sobre la suerte, ha demostrado que las personas consideradas “afortunadas” suelen tener actitudes más abiertas, optimistas y observadoras.

Estas características les permiten identificar y aprovechar oportunidades que otros podrían pasar por alto. En este sentido, la suerte no es un fenómeno mágico, sino el resultado de actitudes mentales, hábitos personales y decisiones pasadas.

En conclusión, desde un punto de vista científico, la “mala suerte” no existe como fenómeno sobrenatural. Lo que realmente influye en la percepción de la suerte son factores como las actitudes mentales, los hábitos personales y el contexto social.

Las creencias en la mala suerte, aunque culturalmente significativas, pueden ser explicadas y desmentidas a través de la ciencia, ofreciendo una visión más racional y empoderadora sobre cómo las personas pueden influir en sus propias vidas.