Guardia Costera asegura más de una tonelada de cocaína valuada en millones de pesos en Guerrero

Elementos de la Secretaría de Marina (Semar), a través de las funciones de Guardia Costera, aseguraron más de una tonelada de cocaína frente a las costas de Guerrero. Esto como resultado de un operativo marítimo coordinado igualmente con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Fiscalía General de la República (FGR), la Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).

Con base en los reportes oficiales, dicha cantidad de droga, distribuida en 37 bultos con paquetes de cocaína, fue detectada durante labores de patrullaje aéreo y vigilancia marítima realizadas por unidades de la Armada de México.

El aseguramiento se registró en altamar. Específicamente, la información de las autoridades señala una ruta utilizada habitualmente por grupos delictivos para trasladar narcóticos provenientes de Sudamérica hacia el litoral del Pacífico mexicano. Según datos oficiales, el cargamento decomisado representa una pérdida económica de más de 263 millones de pesos para las organizaciones criminales.

Además, y según se detalla en el reporte, se evitó que aproximadamente más de 2 millones de dosis de cocaína fueran procesadas y distribuidas en México o enviadas al extranjero. Finalmente, La operación, que forma parte de una estrategia de vigilancia permanente en las Zonas Marinas Mexicanas, busca inhibir actividades ilícitas en aguas territoriales, tales como el tráfico de droga, armas o mercancía ilegal.

Con este aseguramiento, la Marina suma más de 41 toneladas de cocaína incautadas en altamar durante la actual administración, lo que confirma el uso estratégico del litoral mexicano por parte de redes del narcotráfico.

Expertos en seguridad han documentado que las organizaciones criminales emplean embarcaciones rápidas y semi-sumergibles para movilizar grandes cantidades de droga desde Colombia o Venezuela hacia puntos intermedios en Centroamérica y México.

En el caso del Pacífico sur ―Guerrero, Oaxaca y Chiapas― figuran entre los principales puntos de entrada y transbordo de cocaína, debido a su ubicación geográfica, baja densidad de vigilancia y la presencia de redes criminales locales que colaboran con cárteles de alcance transnacional.

La franja costera de Guerrero ha sido escenario constante de disputas entre organizaciones criminales por el control de rutas marítimas para el trasiego de droga, armas y precursores químicos.

Diversas investigaciones de inteligencia federal y reportes de la propia Semar han identificado la presencia activa de los siguientes grupos delictivos en la región:

• Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG): tiene presencia en la región de Costa Grande; especialmente en municipios como Zihuatanejo, Petatlán y Tecpan. Ha buscado dominar puertos de desembarco y corredores hacia Michoacán.
• Los Ardillos: grupo criminal de origen local que opera en la región Centro y la Montaña baja de la entidad y con acceso al litoral por medio de redes aliadas. Está vinculado al trasiego terrestre y la protección de cargamentos marítimos.
• La Familia Michoacana: Históricamente presente en la región fronteriza entre Guerrero y Michoacán. Controla pasos entre Tierra Caliente y la Costa Grande. Se ha señalado su participación en la recepción de droga proveniente de Sudamérica.
• Cártel de Sinaloa: Aunque con presencia menos visible en comparación con otros estados, ha establecido alianzas temporales con grupos locales para asegurar rutas de envío en el corredor de Acapulco principalmente.
• Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) y Los Rusos: par de bandas locales con fuerte presencia en el puerto de Acapulco, donde participan en distribución, cobro de piso y apoyo logístico al narcotráfico marítimo.

De acuerdo con la Semar, las tareas de patrullaje naval y aéreo continuarán en coordinación con otras fuerzas federales. Aunque no se informó sobre detenciones, es común que este tipo de operativos en mar abierto se enfoquen en la intercepción de cargamentos abandonados o en tránsito, ante la dificultad de capturar a los operadores en tiempo real.