La vez que Chespirito rechazó trabajar con Emilio Azcárraga Milmo, pero con eso ganó el respeto del magnate de Televisa

Con el estreno de la serie Chespirito: sin querer queriendo, el ícono de la televisión mexicana, Roberto Gómez Bolaños volvió a ser tendencia.

En este sentido, muchas historias de su vida han ido resurgiendo con el paso de los días y aquí te contamos la ocasión en que el famoso rechazó una generosa oferta de Emilio Azcárraga Milmo.

En su autobiografía llamada Sin querer queriendo, Chespirito narra que una noche de 1973 estaba a punto de meterse a la cama cuando sonó el teléfono.

Del otro lado, la voz de Humberto Navarro, uno de los altos mandos de Telesistema Mexicano, le pidió que fuera de inmediato al club nocturno La Fuente.

La urgencia, el lugar y la botella de champaña Don Perignon lo desconcertaron. Lo que no imaginaba era que posterior a esa reunión terminaría en la oficina de Emilio Azcárraga Milmo, el hombre más poderoso de la televisión mexicana, con una oferta muy generosa sobre la mesa.

La propuesta era tentadora: el doble de sueldo que recibía en Canal 8 y un adelanto de 300 mil pesos en efectivo.

Bolaños vio en esa oferta una buena oportunidad y aceptó con la condición de que lo esperaran 8 semanas, que era el tiempo en que terminaría su otro contrato.

Horas después, Humberto Navarro volvió a llamarlo. La noticia era dura: Azcárraga no queríaa que terminara su contrato con TIM (Televisión Independiente de México). O firmaba ya, o se olvidaba de Telesistema.

Ahí fue cuando Chespirito se negó rotundamente a aceptar, pues señaló que tenía un compromiso y no estaba dispuesto a quedar mal con sus empleadores.

La presión aumentó. Navarro le insistió en que “nadie respetaba ya esos contratos” y que todos los talentos se estaban mudando sin importar cláusulas legales. Pero Chespirito se mantuvo firme. Prefirió la dignidad al dinero.

Azcárraga, sorprendido, cambió de parecer. A través de Navarro, le hizo saber que valoraba su integridad y que estarían dispuestos a esperar las ocho semanas.

Pero para entonces, Luis de Llano Palmer, director de producción y programación del Canal 8, lya le había ofrecido a Chespirito un aumento que era sorpresivamente el mismo sueldo que Azcárraga había puesto sobre la mesa, pero sin los 300 mil pesos en efectivo.

Chespirito firmó por un año más. Y cuando Navarro volvió a llamarlo, su respuesta fue contundente:“Dile al señor Azcárraga que ahora tendrán que esperarme 60 semanas”.

Al final, no fue necesario. Poco después, Telesistema Mexicano y TIM se fusionaron para formar lo que hoy conocemos como Televisa.

Los programas de Chespirito pasaron al Canal 2 y sus ratings se dispararon.

Años más tarde, Emilio Azcárraga Milmo recordaría la anécdota como ejemplo de ética profesional y lealtad empresarial.

Lo contaba con orgullo frente a ejecutivos y actores, como una lección de principios en una industria donde los contratos se rompían tan fácil como una servilleta con autógrafo.