Survivor México: Ceci Ponce rompe el silencio tras su salida de este reality de Azteca: “volví más fuerte”

En un reality donde la resistencia física y emocional es la única moneda válida, Ceci Ponce se despidió de Survivor México: Héroes vs. Villanos durante la quinta semana, pero no sin antes dejar una estela de transformación personal que, según sus propias palabras, la sacudió desde las entrañas.

Lejos de rendirse o lamentarse, la actriz argentina encontró en la adversidad una especie de renacimiento: “Fue una experiencia que me devolvió a mi esencia más primitiva”.

Su salida no fue sorpresiva para ella. Ya lo presentía. Desde hacía días, su mente había comenzado a vagar fuera del campamento.

“Me encontraba pensando en mis hijos, en mi casa, en la vida real. Sentí que ya no estaba ahí”, confesó con honestidad brutal en entrevista exclusiva con INFOBAE MÉXICO. La desconexión interna fue más poderosa que cualquier estrategia, alianza o impulso competitivo.

Sin embargo, su recorrido no fue menor. Enfrentó miedos físicos y emocionales de proporciones titánicas. Apenas ocho meses antes había sido operada del tobillo y el hombro tras una lesión en una temporada anterior. Contra todo pronóstico, su cuerpo respondió.

“Me sorprendí de mi rendimiento y de la garra con la que me enfrenté a cada prueba”, admitió, aún con la adrenalina a flor de piel. Uno de los momentos más icónicos fue cuando atravesó una prueba en la misma playa donde se fracturó el peroné. “Sentí terror. Pero dimos la calavera final para ganar las pizzas. Fue un punto de inflexión”.

En otra ocasión, colgada de un tubo en una competencia de fuerza y resistencia, entró en un estado que describió como trance.

“Estaba agotada desde el minuto cinco, pero me dije: ‘No me voy a soltar’. Era como si no estuviera ahí”. Terminó llorando, liberada. “Ese desgaste físico me abrió el corazón. Vi una fuerza interna que no sabía que tenía”.

Este viaje no fue solo físico. Survivor se convirtió en un espejo, en donde señaló que la rutina que vivió generó que no tuviera escapatoria para enfrentarse consigo misma.

“Aprendí a hablarme bien, a darme paz, a confiar en mí. La convivencia extrema genera un diálogo interno profundo”.

La maternidad, que en el pasado parecía no quebrar su temple en aventuras similares, esta vez se impuso con fuerza.

“No me había pasado hace 11 años cuando fui a La Isla, pero ahora sí. Extrañé. Mucho. Mis hijos son chiquitos, tienen seis y nueve años. Fue complejo dejarlos”. Por eso, al momento de la eliminación, el pensamiento fue inmediato: “Voy a dormir en cama, a abrazar a mis hijos. Y a comer. Tenía hambre. Mucha”.

Más allá del espectáculo, la actriz defendió el valor transformador del reality. “La gente se identifica con los jugadores y se inspira. Si nosotros podemos con hambre, sueño y bajo condiciones extremas, ellos también pueden con sus batallas. Eso toca. Enseña. El programa no es solo competencia. Es salud mental, es humanidad”.

Aunque ya fuera del juego, Ceci no escatima en gratitud hacia el formato. Reconoce que le dio más de lo que esperaba: paciencia, enfoque, templanza. “Estas experiencias son únicas. Fui muy consciente de disfrutar cada día. Viví con intensidad. Sabía que quizá no habría otra oportunidad como esta”.

La actriz aprovechó para destacar también el cuidado médico del programa. “Cada equipo tiene una paramédica o enfermera siempre al tanto. Si hay algo serio, te trasladan para estudios. La salud sí importa en medio de la selva”.

Una mujer que volvió más fuerte, más lúcida y con la certeza de que no hay selva más desafiante que la interna.