Polvo del Sahara llega a México; este fenómeno ocurre cada año y genera atardeceres rojizos

Partículas provenientes del desierto africano alcanzaron la Península de Yucatán, lo que ocasionó cielos brumosos y atardeceres rojizos

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La llegada del polvo del Sahara a México provoca cielos grisáceos y atardeceres rojizos, sin riesgos graves para la población. (AP Foto/Matilde Campodonico)

Hace dos días, el Departamento de Protección Civil del estado de Campeche compartió en sus redes sociales que una débil capa de polvo del Sahara avanzaría sobre la Península de Yucatán.

Sin embargo, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) publicó en redes sociales que desde el jueves se preveía la entrada del polvo pero al ser concentraciones moderadas no se esperaba que tuviera efectos significativos sobre la región sur del país.

Además, especificó que provenía del Mar Caribe Occidental y que no representa un riesgo para la población, aunque en algunos casos puede llegar a provocar cielos brumosos y atardeceres rojizos.

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Cada año el polvo del Sahara viaja miles de kilómetros e incluso llega a México. (X/@lasose2002)

Cada año, México recibe partículas de polvo provenientes del desierto del Sahara, un fenómeno que, aunque sorprendente, no representa un riesgo para la población. Según informó el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), estas partículas llegan al país debido a las tormentas de arena y polvo que se generan en regiones áridas y semiáridas del mundo, siendo el Sahara una de las principales fuentes de estos polvos minerales.

De acuerdo con el CENAPRED, la cantidad de polvo que alcanza el territorio mexicano depende de factores como la intensidad de los vientos y la concentración de partículas sobre el continente africano.

Este fenómeno afecta principalmente a la vertiente oriental y al sureste del país, ya que estas áreas son las primeras en recibir el impacto directo del polvo. Sin embargo, la Sierra Madre Oriental actúa como una barrera natural que impide que grandes cantidades de estas partículas lleguen al centro del territorio, limitando su alcance a pequeñas concentraciones.

El polvo del Sahara no supone un peligro directo para la salud de la población en México, pero sí influye en las condiciones meteorológicas. Entre los efectos más visibles se encuentran la disminución de la nubosidad, un cielo con tonalidades grisáceas durante el día y atardeceres rojizos. Estos cambios en el ambiente son indicios claros de la presencia de polvo africano en el aire.

El CENAPRED también destacó que las tormentas de arena y polvo son fenómenos meteorológicos comunes en diversas partes del mundo, especialmente en regiones áridas como África septentrional, la península arábiga, Asia central y China.

Estas áreas son las principales fuentes de los polvos minerales que, transportados por los vientos, pueden recorrer grandes distancias y llegar a lugares tan lejanos como México.

Aunque el polvo del Sahara no representa un riesgo significativo, el CENAPRED recomienda tomar ciertas precauciones para minimizar cualquier posible efecto en la salud, especialmente en personas con problemas respiratorios o alergias.

Por otro lado, las partículas finas pueden provocar inflamación en las vías respiratorias superiores e inferiores, así como irritación en los ojos y la piel. Entre los síntomas más comunes se encuentran tos, molestias en la garganta, rinitis, estornudos y dificultad para respirar.

El contacto con estas partículas también puede generar picazón, lagrimeo y dermatitis, afectando especialmente a personas con condiciones respiratorias preexistentes.

Entre las medidas sugeridas se encuentran evitar actividades al aire libre durante los días en que se detecte una mayor concentración de polvo y mantener cerradas puertas y ventanas para reducir la entrada de partículas al interior de los hogares.

Función del polvo del Sahara en el ecosistema

Cada año, México experimenta este
Cada año, México experimenta este fenómeno atmosférico, que contribuye al equilibrio de ciclos naturales y la reducción de ciclones tropicales en la región. (Especial/Polvo del Sahara)

El polvo del Sahara, una masa de aire caliente y seca cargada de partículas de arena, tiene un impacto significativo tanto en los ecosistemas como en la salud humana. Según información del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala (INSIVUMEH), este fenómeno se origina en el desierto del Sahara, en el norte de África, debido a los fuertes vientos que soplan hacia el oeste.

Su mayor intensidad se registra entre mediados de junio y agosto, cuando estas partículas se desplazan por el Atlántico Norte Tropical, afectando regiones como el Caribe, América Central, México y el sur de los Estados Unidos.

El fenómeno, que puede generar hasta 200 millones de toneladas de aerosoles anuales, es una de las principales fuentes de material particulado en la atmósfera, especialmente de partículas menores a 10 micras (PM10) y 2.5 micras (PM2.5).

Estas partículas tienen un papel crucial en los ciclos biogeoquímicos del planeta. Según el INSIVUMEH, las nubes de polvo absorben luz solar, lo que contribuye a la regulación de las temperaturas globales.

Además, contienen nutrientes esenciales como nitrógeno y fósforo, que enriquecen los suelos tropicales y favorecen la vida marina.

El INSIVUMEH también señala que este fenómeno tiene un efecto positivo en la reducción de ciclones tropicales y según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas e inglés), las altas temperaturas y los fuertes vientos asociados al polvo del Sahara inhiben la formación e intensificación de estos sistemas meteorológicos.

Sin embargo, las lluvias intensas en las regiones afectadas pueden disminuir la concentración de partículas en el aire, ya que la precipitación es el principal mecanismo de remoción de este contaminante.

La masa de aire que transporta estas partículas contiene aproximadamente un 50% menos de humedad que la atmósfera tropical promedio, lo que puede causar problemas en la piel y el sistema respiratorio.