Cuánto cuesta morir sin testamento en México: pagos legales, trámites y consecuencias

Aunque el testamento es un instrumento legal sencillo que puede realizarse ante un notario público y permite expresar claramente la voluntad sobre el destino de los bienes y derechos al fallecer, muchos mexicanos aún no toman esta precaución que tiene como objetivo evitar conflictos familiares y facilitar el proceso de sucesión patrimonial, según lo detallado por la Secretaría de Gobernación.

Cada mes de septiembre, las autoridades mexicanas promueven campañas de concientización para alentar la elaboración de testamentos con costos accesibles, sin embargo, miles de familias enfrentan disputas legales y procesos judiciales costosos debido a que sus seres queridos murieron sin dejar instrucciones claras sobre su herencia, lo que da lugar a un procedimiento conocido como sucesión legítima o intestamentaria, regido por el Código Civil, que establece cómo y a quiénes se deben repartir los bienes del difunto.

Este proceso, además de que puede ser largo y desgastante, también es costoso, pues implica trámites legales, pagos por honorarios de abogados y múltiples gastos administrativos. De igual manera, el juicio sucesorio intestamentario incluye varias etapas y requiere la intervención de un juez y un albacea con el fin de asegurar que los bienes se repartan de forma justa entre los herederos legales, no obstante, diversos factores pueden complicar y encarecer dicho procedimiento.

De acuerdo con la abogada Laura Hernández, integrante de Intestados, un despacho legal especializado en sucesiones con sede en Guadalajara, el costo de un juicio intestamentario puede oscilar entre 20 mil y 100 mil pesos, dependiendo de múltiples variables.

Uno de los factores determinantes es la complejidad del caso, pues si entre los posibles herederos hay desacuerdos sobre la distribución de la herencia, o si existen múltiples propiedades distribuidas en distintas regiones del país, el proceso se complica. En estos escenarios, el abogado debe realizar investigaciones más extensas, preparar defensas legales e incluso responder a litigios de terceros.

También influye el procedimiento judicial mismo, ya que para iniciar un juicio sucesorio intestamentario, el abogado debe presentar una demanda formal, recabar documentos como actas de defunción, matrimonio o nacimiento, y elaborar un inventario de los bienes. Luego se espera la intervención del albacea, quien debe confirmar el valor de los activos y supervisar que la partición se realice de manera equitativa.

Un aspecto adicional que puede incrementar los costos es la recopilación de documentos. Según Hernández, cuando faltan papeles relevantes o se necesitan copias certificadas, el abogado debe gestionar estos trámites, lo cual representa un costo extra. En algunos casos, los documentos se encuentran en otras entidades federativas o en archivos poco accesibles, lo que complica y encarece económicamente aún más el proceso.

Un juicio intestamentario puede durar desde seis meses hasta varios años, dependiendo de la cantidad de herederos, el tipo de bienes involucrados y los posibles conflictos entre las partes, durante este tiempo, los gastos administrativos y los honorarios legales continúan acumulándose. Entre los gastos administrativos se incluyen los pagos por notificaciones oficiales, elaboración de convenios, constancias legales, avalúos, inscripción de propiedades y otros servicios notariales, costos que pueden variar según el estado en que se lleve a cabo el juicio.

Por último, a veces los honorarios del abogado suelen representar la parte más onerosa del proceso. Algunos abogados cobran una tarifa fija, otros una tarifa por horas y los más comunes un porcentaje de entre el 10% y el 15% del valor de la herencia. Por ejemplo, si la masa hereditaria está valuada en un millón de pesos, el cobro por honorarios puede ir de 100 mil a 150 mil pesos, señala el presidente del Colegio Nacional del Notariado Mexicano en una entrevista para la sección +Dinero de Forbes México.

En México, cuando una persona muere sin dejar testamento, la herencia no se pierde, sino que se distribuye según un orden específico establecido en el Código Civil Federal y en los códigos civiles de cada estado. Esta figura legal, llamada sucesión legítima, determina quiénes son los herederos legales y en qué orden se reparte el patrimonio.

El primer lugar en la lista lo ocupan los descendientes, es decir, los hijos del fallecido. Si el difunto estaba casado, su cónyuge también entra en la repartición, dividiendo los bienes en partes iguales con los hijos. En caso de que alguno de los hijos haya fallecido antes que el testador, su parte se transmite a sus propios hijos, es decir, a los nietos del difunto.

En segundo lugar están el cónyuge o pareja en concubinato. Si no existen hijos, el cónyuge sobreviviente hereda todo. El concubinato también se reconoce legalmente si la pareja convivió al menos cinco años continuos o tuvo hijos en común, lo que permite a la concubina o concubinario heredar bajo condiciones similares a las del cónyuge legal.

Si no existen ni descendientes ni cónyuge, la herencia pasa a los ascendientes, como los padres o abuelos del fallecido. En ausencia de estos, heredan los colaterales, es decir, los hermanos del difunto. Si alguno de ellos ha muerto, sus hijos, es decir, los sobrinos del difunto, pueden heredar su parte.

Cuando no existen familiares directos ni colaterales cercanos, la ley permite que la herencia sea reclamada por parientes más lejanos, como tíos, primos o sobrinos nietos. Y si no hay ningún familiar con derecho a heredar, la herencia se adjudica a la Federación o al Estado en el que residía el fallecido, según lo estipulado en el Código Civil.