Alejandro Armenta defiende el encalado de árboles, pese a la prohibición legal en Puebla

El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, ha generado controversia tras defender públicamente la práctica de encalar árboles, una acción que está prohibida por la Ley de Arbolado y Áreas Verdes Urbanas del Estado de Puebla.

Durante una entrevista con medios el pasado 26 de mayo, Armenta fue cuestionado por un reportero sobre la aplicación de esta técnica en la Calzada Zaragoza.

“¿Tienes argumentos técnicos-científicos para decir que el caleo daña a los árboles?, mencionó el gobernador, además de argumentar que lo seguiría haciendo.

En un video difundido en redes sociales, el gobernador amplió su postura, señalando que planea modificar la legislación vigente para permitir el encalado.

Según Armenta, esta técnica no solo no perjudica a los árboles, sino que, en sus palabras, “desinfecta de cualquier plaga al árbol que se introduce por el tronco y se va a la copa...Eso los abuelos y tatarabuelos lo saben”, menciona el gobernador.

También mencionó que esta práctica tiene respaldo histórico, afirmando que “los abuelos y tatarabuelos lo saben”.

Asimismo, aseguró que está sustentado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) está haciendo una estudio al respecto.

Sin embargo, la Ley de Arbolado y Áreas Verdes Urbanas del Estado de Puebla, en su capítulo cuarto, artículo 23, prohíbe explícitamente “pintar, rayar, encalar o fijar cualquier objeto en árboles” en zonas urbanas y suburbanas, al considerar que estas acciones pueden causar daños o afectaciones a los árboles y áreas verdes.

 La técnica de encalado, que utiliza una mezcla de agua y cal (hidróxido de calcio), ha sido objeto de debate en la comunidad científica.

Según el ingeniero Eduardo Pire, colaborador de la revista especializada en ciencias agrarias Agromensajes, esta práctica puede tener efectos positivos en suelos muy ácidos, ya que eleva el pH del suelo y facilita la absorción de nutrientes.

Sin embargo, en suelos alcalinos, como los que predominan en muchas ciudades, el encalado puede ser perjudicial.

Al aumentar aún más el pH, los árboles pueden desarrollar clorosis, una enfermedad que impide la correcta absorción de minerales como el hierro, lo que provoca que las hojas se tornen amarillas y dificulta la fotosíntesis.

Otro problema señalado por expertos es que el encalado puede obstruir las lenticelas, pequeños poros en el tronco que los árboles utilizan para respirar. Si estas estructuras se bloquean, el árbol no puede realizar adecuadamente sus funciones vitales.

Además, en el caso de árboles jóvenes con tallos verdes, la pintura puede interferir con la fotosíntesis, un proceso crucial para su desarrollo, especialmente cuando aún no tienen hojas.

Aunque algunas personas creen que el encalado protege a los árboles de plagas o enfermedades, no existen estudios concluyentes que respalden esta afirmación.

En algunos casos, la pintura blanca puede facilitar la detección de insectos en la corteza, pero muchos árboles ya cuentan con una corteza gruesa que actúa como una barrera natural contra plagas y enfermedades.

Además, algunos árboles eliminan de forma natural su corteza superficial, lo que les permite deshacerse de plantas o enredaderas que podrían volverse dañinas con el tiempo.