Revelan el último audio de La Perris: Así suplicó a sus sicarios que no lo abandonaran antes de ser abatido

Un audio filtrado reveló las últimas palabras de Jorge Humberto Figueroa Benítez, jefe de seguridad de Los Chapitos, momentos antes de ser abatido en Navolato

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Jorge Humberto Figueroa, La Perris,
Jorge Humberto Figueroa, La Perris, suplicó así ayuda. (X/@hanshal_sm42638|CUARTOSCURO)

Sin refuerzos, sin protección, sin respaldo. Así terminó la vida de Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias La Perris o El 27, quien fuera jefe de seguridad de Los Chapitos, la facción del Cártel de Sinaloa liderada por Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

La tarde del viernes 23 de mayo, fuerzas especiales del Ejército Mexicano lo abatieron en el municipio de Navolato. Antes de morir, pidió ayuda desesperadamente por radio a sus sicarios. Nadie llegó.

El audio de su último llamado fue filtrado y compartido en redes sociales horas después de ser abatido; sin embargo, fue hasta este lunes que el periodista José Luis Montenegro confirmó su autenticidad.

En un audio interceptado, Jorge Humberto Figueroa Benítez pide refuerzos a sus escoltas antes de ser abatido por fuerzas especiales. (Redes sociales)

En el audio, La Perris suplica apoyo a sus escoltas, pero las respuestas evidencian desorganización, evasivas y, finalmente, abandono:

  • La Perris: “Mi compa, mi compa, 37”.
  • Sicario: “Adelante, adelante, oiga, deme la ubicación exacta para caerle ahí con la plebada”.
  • La Perris: “No me dejes güey”.
  • Sicario: “Negativo, negativo, jefe, así vamos”.
  • La Perris: “37, estoy a la vuelta”.
  • Sicario: “¿A qué altura? Acá, aquí andamos varias unidades".
  • La Perris: “¿A qué le tienes miedo o qué, verg*? Si los pinches soldados aquí andan ya, a la verg*”
  • La Perris: “Órale, verg*s, arrímese, verg*, no que muy verg*s, órele”.

Minutos después, fue abatido dentro de una vivienda de un solo nivel, construida en ladrillo que, según el periodista Luis Chaparro, servía como tiendita de narcomenudeo.

Su cuerpo fue localizado sobre una cama, con el torso descubierto, al lado de un fusil de asalto. Fotografías del lugar mostraron impactos de bala de grueso calibre en las paredes y fachada.

El traidor abandonado

(Foto: X/@HS4NTOS)
(Foto: X/@HS4NTOS)

Aunque el gobierno federal informó que la muerte de La Perris ocurrió en un enfrentamiento, periodistas como José Luis Montenegro apuntan a una versión más compleja: su ubicación fue delatada desde dentro. El comunicador, autor de libros sobre narcotráfico, señaló que integrantes de La Mayiza habrían entregado su paradero a las autoridades.

Según Montenegro, La Perris intentó negociar su salida del crimen organizado con gobiernos de México y Estados Unidos, lo cual lo convirtió en blanco interno. También lo señalan como responsable de filtrar información que llevó a la detención de figuras clave de Los Chapitos, entre ellos Mauro Alberto Núñez Ojeda “El Jando”, Kevin Alonso Gil Acosta “El 200”, José Ángel Canobbio Inzunza “El Güerito”, Luis Alfonso López Reátiga “El Toner”, entre otros.

La Perris fue uno de los últimos lugartenientes de peso que conservaban Los Chapitos. De acuerdo con informes de inteligencia citados por Milenio, El 27 habría coordinado el traslado de Ismael “El Mayo” Zambada a Estados Unidos, donde fue detenido con Joaquín Guzmán López. Este hecho generó una ruptura definitiva entre las principales facciones del cártel, desencadenando la guerra intestina que actualmente azota a Sinaloa y estados vecinos.

Esta es la recompensa por
Esta es la recompensa por la captura de 'La Perris' o 'El 27' (Infobae)

Su caída ocurrió tras meses de persecución y varios operativos fallidos. En al menos dos ocasiones escapó de la captura: una vez por la red de alcantarillado de Culiacán, y otra el 5 de octubre de 2024, tras un enfrentamiento armado entre su célula y el Ejército en los límites de Navolato, Angostura y Mocorito.

De los más buscados

El Departamento de Estado de Estados Unidos ofrecía un millón de dólares por información que llevara a su captura. Lo acusaban de traficar fentanilo, portar explosivos y realizar actos de extrema violencia. Se le atribuían, incluso, experimentos mortales con víctimas humanas a las que presuntamente habría inyectado drogas letales.

Pero al momento de su muerte, su entorno no reflejaba el poder que alguna vez concentró. Vivía en una casa modesta, sin blindaje, con un colchón viejo como única comodidad y rodeado de maleza seca.

No había más rastros de protección que su arma y una escalera oxidada junto a la cama. Su rostro quedó al descubierto, y en su brazo se observaban tatuados los nombres de familiares: Joselín, María, Sebastián, José e Iker.

(Foto: Google Maps)
(Foto: Google Maps)

La vivienda tenía una salida trasera conectada a otra vivienda, de fachada amarilla y puerta metálica, también en aparente estado de abandono. Fotografías muestran múltiples orificios de bala en ambos inmuebles.

Dentro del cuarto donde fue localizado, había una cama sin tender, una escalera de tijera junto a la pared y objetos personales dispersos. La Perris estaba boca arriba, con el torso descubierto, y una arma larga a su costado. Todo indica que fue sorprendido sin capacidad real de defenderse.

Aunque no hay confirmación oficial, medios locales reportaron que junto a él también habría sido abatido José María, alias El Chema.