León XIV y el desafío tecnológico

En sus palabras: “Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y al desarrollo de la IA”

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El Dr. Juan Francisco Díez
El Dr. Juan Francisco Díez Spelz es profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana. Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana y Maestro en Teoría y Práctica de los Derechos Humanos por la Universidad de Essex. También es consultor en materia de Empresas y Derechos Humanos, criterios ESG, Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Derecho Constitucional Foto:(Cortesía)

Los tiempos de cambio generan expectativas vinculadas tanto al pasado como al futuro; entre aquello que permanece en nuestra memoria y los procesos de promesa y construcción que proyectan el mundo que deseamos. Memoria y promesa se funden en un presente que debe ser comprendido para conocer sus retos, amenazas y oportunidades. De ahí que los acontecimientos nos hagan cuestionarnos por aquello que hemos dejado atrás, pero también por lo que parece venir. En el escenario mundial actual, este ejercicio es fundamental.

Con el reciente fallecimiento del papa Francisco, se abrió un periodo de transición no solo para la Iglesia católica, sino para el mundo entero, que culminó con la elección del cardenal Robert Francis Prevost como el actual papa León XIV. Ante las expectativas que implica el liderazgo espiritual de un pontífice, hay un elemento fundamental: el nombre que elige. Este no es solo una forma, sino también un contenido. Todos los papas han adoptado un nuevo nombre, siguiendo la tradición iniciada por Jesucristo al cambiar el de Simón por Pedro.

En este caso, se formularon muchas conjeturas respecto a las razones por las que el cardenal Prevost eligió el nombre de León. Dos destacaron especialmente: una posible referencia al primer papa con ese nombre, san León Magno, conocido por haber salvado a la Iglesia y a Europa de las amenazas de Atila –lo que podría simbolizar la lucha por la paz que el papa expresó desde su primer mensaje–; y una segunda, aún más clara, que remite al último papa con ese nombre, León XIII, y particularmente a la relevancia de su encíclica Rerum Novarum, fundamental en el desarrollo de la justicia social y la dignidad humana.

Las conjeturas resultaron acertadas. En su primera audiencia con los cardenales, el papa León XIV compartió algunas reflexiones sobre los motivos de su elección del nombre. Estas reflexiones merecen especial atención, pues demuestran una comprensión profunda del presente que vivimos, del pasado que nos trajo hasta aquí y del futuro que debemos construir juntos como humanidad.

El papa León XIV envió
El papa León XIV envió un mensaje en español a los peregrinos de España y América Latina. (Foto: Vatican News)

León XIV explicó que hubo diversas razones para la elección de su nombre, pero subrayó una en particular –las demás seguramente se irán revelando a lo largo de su pontificado–: la referencia a León XIII y su encíclica Rerum Novarum. El papa destacó que, en el momento de su publicación, la Iglesia y el mundo atravesaban un proceso histórico transformador: la Revolución Industrial, que cuestionó muchos esquemas relacionados con la justicia social, la dignidad humana y el mundo del trabajo. La influencia de esa encíclica ha permeado tanto la Doctrina Social de la Iglesia como el desarrollo de normas e instituciones, incluidos los derechos humanos, en particular los de carácter económico y social.

El papa estableció un contraste temporal especialmente interesante: aquella época enfrentaba grandes desafíos en materia de justicia y dignidad, al igual que la nuestra, aunque hoy esos desafíos surgen de otra revolución industrial. Esta conexión entre pasado, presente y futuro no debe pasar desapercibida. En palabras de León XIV: “Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y al desarrollo de la IA, que comporta nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, de la justicia y del trabajo”.

León XIV reconoce que vivimos otra revolución industrial, similar en algunos aspectos a aquella que motivó la Rerum Novarum, y que muchos denominan la Cuarta Revolución Industrial. En tiempos de esa encíclica se sufrían los efectos de las dos primeras revoluciones, marcadas por la máquina de vapor y el motor de combustión interna. La tercera se desarrolló en el siglo XX, con energías renovables y avances en comunicación y transporte. La cuarta –que genera preocupación desde finales del siglo pasado– involucra internet, inteligencia artificial (IA), transhumanismo, neurociencias y más.

Me parece central la palabra “desafío” (sfida, en italiano) utilizada por el papa. Esta puede aludir tanto a una situación difícil o peligrosa, como a un estímulo para superarse (RAE), o bien, según el diccionario italiano, a una “circunstancia que pone a prueba las capacidades de alguien”. El desafío puede tener dimensiones espirituales, creativas o dialógicas, siendo un motor para afrontar lo complejo a través del desarrollo de nuestras capacidades de encuentro con la realidad.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Esta elección me recuerda al filósofo del derecho italiano Sergio Cotta, quien en los años sesenta publicó La sfida tecnologica –El desafío tecnológico–. Cotta anticipó que el progreso tecnológico nos obligaría a replantear las preguntas fundamentales sobre el ser humano, su dignidad y sus derechos, señalando tanto sus límites como su potencial de futuro. El papa parece consciente de esta doble dimensión y de que la labor jurídica, política, económica e intelectual, pero también espiritual, debe orientarse a enfrentar los desafíos que la IA y las nuevas tecnologías presentan para lo humano.

Estos desafíos implican tanto reconocer los avances tecnológicos que pueden beneficiar a la humanidad como los riesgos que plantean para los derechos humanos: sesgos algorítmicos, infodemia, posverdad, la relación entre humanos y máquinas, la posible atribución de personalidad a sistemas de IA, la responsabilidad por sus daños, y fenómenos como el transhumanismo, con su propuesta de “mejorar” al ser humano a cualquier costo. Reflexionar sobre sus implicaciones requiere preguntarnos qué nos hace realmente humanos.

No es que la Iglesia haya ignorado estas cuestiones. La declaración Dignitas Infinita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (2024) sostiene que la tecnología debe servir a la dignidad humana, promover la paz y facilitar el encuentro, siempre que se oriente a la verdad y al bien común. El papa Francisco ya advertía sobre los peligros de una era “rica en tecnología, pero pobre en humanidad”, e insistía en que la IA debe priorizar los valores humanos por encima del progreso técnico.

El mensaje de León XIV refleja una preocupación por el presente que se ancla en la tradición y mira hacia el futuro. Llama a fortalecer instituciones capaces de resistir los riesgos de un mundo acelerado, especialmente aquellos derivados del cambio tecnológico. También representa un llamado a la responsabilidad, para enriquecer nuestra conciencia moral y humana frente a lo que somos, en la relación con los demás y con la tecnología.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Nuestro tiempo es de nuevas tecnologías, pero también de derechos. Por ello, múltiples voces advierten que los avances tecnológicos constituyen algunos de los mayores riesgos y desafíos para el Estado de Derecho. El llamado es a enfrentar estos tiempos con una mirada que defienda la dignidad humana y la justicia social. Acudir a los derechos no debe ser un acto vacío, sino una reflexión profunda sobre sus exigencias.

Vivimos tiempos de cambio, de transformaciones en la forma en que nos comprendemos como humanidad y nos relacionamos. Por eso necesitamos referentes que nos ayuden a mirar el pasado con memoria, afrontar el presente con visión y proyectar el futuro con esperanza. En la primera revolución industrial, el papa León XIII puso el foco en la justicia social; hoy, un nuevo León nos recuerda la importancia de reflexionar sobre los efectos de la IA y las nuevas tecnologías. En definitiva, un contraste temporal que nos invita al diálogo y a la reflexión.

El Dr. Juan Francisco Díez
El Dr. Juan Francisco Díez Spelz es profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana. Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana y Maestro en Teoría y Práctica de los Derechos Humanos por la Universidad de Essex

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Dr. Juan Francisco Díez Spelz. Es profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana. Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana y Maestro en Teoría y Práctica de los Derechos Humanos por la Universidad de Essex. SNI Nivel I. Realiza investigación y consultoría en materia de Empresas y Derechos Humanos, Inteligencia artificial, criterios ESG, Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Filosofía del Derecho. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, nivel I. Pertenece al Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México y es académico supernumerario de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación.

Correo: jfdiez@up.edu.mx

X: @jfdiezs

LinkedIn: Juan Francisco Díez Spelz