La parte de las carnitas que nadie quiere pero que es rica en nutrientes para producir colágeno y mantenerse joven

El tradicional platillo mexicano puede ser una rica fuente de este nutriente

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Las carnitas, uno de los
Las carnitas, uno de los platillos favoritos de los mexicanos. Foto: Cuartoscuro

Las carnitas, un platillo insignia de la cocina mexicana, se preparan utilizando diversas partes del cerdo, cada una con características y texturas únicas.

Aunque algunas de estas partes suelen pasar desapercibidas o ser menos apetecidas por muchos, contienen un alto valor nutricional que puede ser beneficioso para la salud, en especial para la producción de colágeno, una proteína esencial para mantener la piel joven, elástica y saludable.

Entre las partes menos populares de las carnitas pero altamente nutritivas están los tejidos conectivos del cerdo, como la piel, las orejas y el cuerito. Estas porciones, en lugar de desecharse, son ricas en colágeno natural, que, al ser consumido, puede contribuir a la regeneración de tejidos, fortalecer articulaciones y mejorar la apariencia de la piel.

El colágeno es un componente vital porque, con el paso del tiempo, el cuerpo humano disminuye su capacidad para producirlo, lo que genera signos visibles de envejecimiento, como arrugas y pérdida de firmeza.

Piel, orejas y cuerito: la mejor parte de las carnitas

Las carnitas. Foto: Cuartoscuro
Las carnitas. Foto: Cuartoscuro

En la preparación tradicional de las carnitas, la piel y las orejas se cocinan a fuego lento junto con otras partes del cerdo, lo que permite que su colágeno natural se libere en los jugos y grasas de la cocción. Esto también potencia el sabor y textura de las carnitas, además de ofrecer beneficios nutricionales importantes. Consumir estas piezas podría representar una forma práctica de incluir colágeno en la dieta cotidiana sin recurrir a suplementos procesados.

Otra pieza que a menudo es ignorada pero destaca por sus propiedades es el espinazo, una región del cerdo que tiene un contenido significativo de tejido conectivo y cartílagos. Cuando se cocina a fuego lento, su gelatina se disuelve y es una gran fuente de nutrientes como la glucosamina y el condroitín, compuestos que ayudan a mantener la salud articular.

 Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

A nivel cultural y gastronómico, el consumo de estas partes del cerdo demuestra un aprovechamiento integral del animal, una práctica que promueve la sostenibilidad al minimizar el desperdicio alimenticio. Además, su combinación con otros ingredientes tradicionales como hierbas, especias y limón, no solo intensifica la experiencia culinaria, sino que también aporta antioxidantes que complementan los beneficios del colágeno.

No obstante, es importante consumir estos alimentos con moderación, ya que algunas piezas también contienen un alto contenido en grasas saturadas y calorías. Equilibrar su consumo con una dieta rica en frutas, verduras y proteínas magras puede maximizar los beneficios nutricionales sin comprometer la salud.