“El jefe está muriendo”: así narró un escritor el asesinato de Venustiano Carranza hace más de 100 años

El presidente murió durante un levantamiento en su contra en los últimos años de la Revolución Mexicana

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Venustiano Carranza murió el 21
Venustiano Carranza murió el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcalantongo. Crédito: SEGOB

En 1920, aunque las grandes batallas de la Revolución Mexicana ya habían concluido, el país estaba todavía lejos de ser pacificado. Sobre todo ese año, pues se iba a realizar la transición presidencial y Venustiano Carranza tenía sus propias expectativas.

Venustiano Carranza había optado por Ignacio Bonillas como su sucesor, ignorando a figuras revolucionarias con un peso político considerable. Esta decisión fue percibida como un intento de perpetuar su influencia en el gobierno, lo que generó un profundo descontento entre los caudillos del noroeste del país, la rebelión no tardó en gestarse y el Plan de Agua Prieta (23 de abril de 1920) se convirtió en el manifiesto que unificó a los opositores del presidente.

Ante el avance de las fuerzas sublevadas, Venustiano Carranza decidió abandonar la Ciudad de México el 7 de mayo de 1920. En su huida, estuvo acompañado por su gabinete, tropas leales y los archivos del gobierno. Su destino era Veracruz, donde planeaba reorganizarse y resistir el embate de los rebeldes. Sin embargo, a mediados del mes, su tren fue atacado y tuvo que optar por seguir su viaje a caballo.

Venustiano Carranza intentó postular un
Venustiano Carranza intentó postular un presiente civil a la presidencia, lo que generó descontento a los principales militares revolucionarios. Crédito: SEGOB

Entre los hombres leales que acompañaron a Venustiano Carranza estaba Francisco L. Urquizo, destacado militar que pasó a la historia por su virtuosa narrativa en la que dejó fe de su experiencia revolucionaria y escribió obras como “Tropa vieja”. En ese entonces era el ministro de Guerra y Marina.

En su libro titulado “Carranza”, Urquizo relata su testimonio sobre las últimas horas del presidente. Al llegar la noche del 20 de mayo de 1920 en Tlaxcalantongo, Puebla, se le presentó al Primer Jefe un jacal para que él y sus hombres pernoctaran, había una fuerte lluvia. El guía, Rodolfo Herrero, le dijo: “–Por ahora, señor, éste será el Palacio Nacional; es lo mejor que hay en el pueblo”.

Venustiano Carranza estaba disgustado con el jacal pero era lo mejor que podía encontrarse en la región. La lluvia continuó y todos los presentes empezaron a ponerse nerviosos, entonces el presidente le dijo a un pequeño grupo las misma palabras que dijo Miguel Miramón en Querétaro: “Dios esté con nosotros en estas veinticuatro horas”.

Venustiano Carranza buscaba llegar a
Venustiano Carranza buscaba llegar a Veracruz pero su tren fue atacado. Crédito: AGN

Todos intentaron conciliar el sueño, pero había cierta angustia que afectaba hasta al propio Venustiano Carranza. Hasta que llegó un mensaje aliado informando que en la madrugada mandarían tropas para escoltar al grupo en su viaje. La promesa calmó al presidente, quien dijo: “La verdad es que no había podido dormir pensando en esto (...)–; ahora sí vamos a poder descansar."

Entonces, alrededor de las tres de la mañana ya del 21 de mayo de 1920, una descarga de fusiles rompió el ruido de la lluvia y le siguió otra, ambas se hicieron justo del lado donde Venustiano Carranza descansaba. A los disparos se le unieron insultos y “mueras” al presidente.

En el jacal la oscuridad era absoluta, un colaborador (el que estaba más cerca de él) se le acercó a Venustiano Carranza y le preguntó qué le pasaba. El Primer Jefe dijo: “Tengo rota una pierna, no puedo levantarme”.

Los disparos de la emboscada
Los disparos de la emboscada se hicieron justo del lado donde reposaba Venustiano Carranza . Crédito: Secretaría de Cultura

Los leales tomaron sus pistolas pero en la entrada no era el ataque, era al costado, otro se le acercó a tientas a Venustiano Carranza y usó su brazo como respaldo para su espalda. Él le habló al presidente pero de su boca salió solo una cansada respiración.

Entonces dijo: El jefe está muriendo; ¡oigan ustedes el estertor de su agonía!, los disparos empezaron a sonar en los otros jacales mientras la lluvia seguía. Nadie se movió de la habitación, el ayudante que tenía el cadáver revisó su reloj y vio la hora, a las 4:20 de la madrugada del 21 de mayo de 1920 fue asesinado el presidente Venustiano Carranza por gente de Rodolfo Herrero.