Elena Rose llevó su ángel y su mensaje espiritual al Lunario: “Abrácense, encuentren el amor de su vida”

La cantante venezolana demostró por qué merece estar al frente y arriba de un escenario, en lugar de atrás de otros artistas

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Elena Rose llevó su ángel
Elena Rose llevó su ángel y su mensaje espiritual al Lunario. (Foto: Santiago Covarrubias, OCESA)

La noche del jueves 15 de mayo, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en un rincón de ensueño, un lugar donde las nubes, las alas y los corazones rotos encontraron su refugio. Elena Rose, la cantautora venezolana que lleva años componiendo éxitos para otros, finalmente pudo alzar el vuelo hacia su destino, y lo hizo rodeada de su público, que la recibió como a una estrella que al fin brilla con el fulgor que merece.

A las 9:11 de la noche, la atmósfera se llenó de expectativa cuando en la pantalla apareció un video que marcaba el inicio del viaje. Momentos después, Elena emergió entre un halo de luces suaves y humo, vestida completamente de blanco, como una artista flotando dentro de su propio sueño. Acompañada por un impecable ensamble de siete músicos y siete coristas que también vestían de blanco, la cantante abrió el espectáculo con Me lo merezco. Las primeras notas fueron suficientes para que el público, en el que predominaban banderas de Venezuela ondeando con fervor, respondiera con aplausos, gritos y lágrimas.

“Gracias, Dios”, fueron las primeras palabras de Elena Rose, visibles entre una descarga de emociones que apenas lograba contener. “Espero que esta noche se lleven cosas lindas en el corazón”, expresó, y desde ese momento quedó claro que no sería un concierto cualquiera, sino un encuentro íntimo, lleno de verdad y conexión.

Elena Rose en el Lunario
Elena Rose en el Lunario del Auditorio Nacional. (Foto: Santiago Covarrubias, OCESA)

El espectáculo fluyó entre canciones cargadas de energía y momentos en los que la emoción se hacía más densa, casi palpable. Entre los temas más destacados se incluyeron No quiero pelear, Disculpa amiga y Pa’ qué volviste. En cada interpretación, Elena desbordaba carisma y gratitud, mientras que el público coreaba cada letra como si fuese propia.

Elena no solo brilló como intérprete, también dejó ver su lado humano y su capacidad de reírse de sí misma. Entre confesiones y bromas, narró cómo escribió Otro huevón inspirada en una cita fallida, y en un adorable descuido, comentó entre risas que aún llevaba puestos los zapatos que usa en casa. Antes de interpretar Un beso menos, pidió al público que abrazara a la persona a su lado y bromeó: “Tal vez perdonen a su ex... o encuentren al amor de su vida”.

Elena Rose vestida de blanco
Elena Rose vestida de blanco en el Lunario. (Foto: Santiago Covarrubias, OCESA)

Uno de los momentos más conmovedores llegó con Guatapé, una canción que Elena escribió durante una solitaria Navidad en Medellín. Acompañada solo por su guitarra acústica, llenó el espacio de una melancolía palpable, regalando un instante de absoluto silencio y conexión entre ella y la audiencia.

El punto más alto del show ocurrió cuando Danny Ocean y Jerry Di subieron al escenario como invitados sorpresa para interpretar el himno emocional Caracas en el 2000. Las banderas venezolanas ondearon con fuerza, y los gritos y aplausos parecían querer derrumbar las paredes del Lunario. “Gracias, México, por abrirle la puerta a los míos”, dijo Elena, completamente conmovida, en un momento que sin duda quedará grabado tanto en su memoria como en la del público.

Elena Rose en México. (Foto:
Elena Rose en México. (Foto: Santiago Covarrubias, OCESA)

Casi al final, Elena apareció luciendo unas alas blancas mientras interpretaba Estar enamorado. Fue un instante sublime, casi celestial, en el que la artista transmitió un mensaje de esperanza. Como si no fuera suficiente, sorprendió al caminar entre el público durante Cartera china, rompiendo las barreras entre artista y audiencia.

El cierre llegó con una canción inédita titulada Aleluyah. Fue la manera en que Elena dejó en claro que este es sólo el comienzo, que su voz, que antes estuvo en las sombras componiendo para otros, ahora tiene su propio espacio y eco.

Esa noche, el Lunario no solo fue testigo de un concierto, sino de la celebración de un sueño largamente esperado por Elena Rose y su público.