Elecciones sin prisa: lo que México puede aprender de la paciencia vaticana

“Mientras las democracias corren, el Cónclave papal entiende el valor de la lentitud.” — John Thornhill, Financial Times

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Mtro Gildardo López, académico de
Mtro Gildardo López, académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana

En el año 1268, la Iglesia Católica se enfrentó a una crisis de indecisión: el Cónclave para elegir Papa se extendió durante dos años y nueve meses. Aunque el proceso actual es más eficiente, conserva una premisa insólita en el mundo moderno: no hay prisa para terminar. Se vota hasta alcanzar el consenso. Sin plazos. Sin presiones externas. Sin relojes apremiantes.

En contraste, México ha hecho de la velocidad un principio electoral. El Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) está diseñado para generar resultados la misma noche de la elección. En muchos sentidos, esto responde a una demanda ciudadana legítima de certidumbre. Pero también puede convertirse en una trampa de precipitación.

Contra el mito de la inmediatez

El caso paradigmático es 2006. La diferencia entre los dos principales candidatos fue de apenas 0.56%. Aunque el PREP funcionó conforme a lo previsto, la premura con que se manejaron los datos preliminares y el desfase con los resultados definitivos sembraron una duda profunda que persistió por años.

El Vaticano lo evita con tres medidas simples:

1. Verificación múltiple de cada voto antes de su anuncio.

2. Votaciones sucesivas hasta lograr una mayoría calificada.

3. Aislamiento completo del entorno para evitar influencias externas.

México podría considerar ajustes que mejoren la percepción de integridad sin sacrificar eficiencia democrática:

  • Ampliar el plazo para resultados definitivos de 7 a 15 días.
  • Incorporar auditorías aleatorias como las de 2022 ordenadas por el TEPJF.
  • Establecer periodos de silencio informativo de 72 horas (hoy solo 24).

Reclusión contra presiones externas

El término “cónclave” proviene del latín cum clave —“con llave”— y refiere al aislamiento físico de los cardenales. Esta cuarentena electoral busca algo elemental: proteger la decisión del ruido exterior. En una época dominada por las redes sociales, las noticias falsas y la presión constante de grupos de interés, este encierro cobra un nuevo significado.

En las elecciones mexicanas de 2021, el 68% de las quejas ante el TEPJF involucraron actos de presión o propaganda indebida cerca de las casillas. Esto sugiere que más allá de las reglas, el entorno electoral también importa.

Algunas ideas que podrían adaptarse al contexto mexicano:

  • Establecer zonas de silencio de 500 metros alrededor de las casillas.
  • Prohibir toda propaganda (en medios y redes) desde 72 horas antes.
  • Fomentar deliberaciones ciudadanas o asambleas populares en tiempos no electorales, como ocurre en la CDMX para reformas constitucionales.

Cuando la lentitud construye legitimidad

En una época de vértigo informativo, las democracias están tentadas a acelerar sus procesos para responder a un electorado impaciente. Pero la elección papal demuestra que la legitimidad no siempre es hija de la velocidad. A veces, detenerse y deliberar con cuidado es el mejor camino hacia el consenso duradero.

*Las expresiones emitidas en esta columna son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente coinciden con la línea editorial de Infobae, respetando la libertad de expresión de expertos académicos.